Wei Shujun regresó al Festival de Cannes con este noir absorbente y complejo ambientado en los años 90 en un pequeño pueblo de China.
Filmin estrena el próximo viernes 23 de febrero, en exclusiva en España, la película «El silencio del agua» («Only the River Flows» según su título internacional), tercer largometraje del cineasta chino Wei Shujun («Striding Into the Wind»). La película concursó en la sección Un certain regard del último Festival de Cannes, un certamen que ha programado todas las películas del director hasta la fecha.
«El silencio del agua» adapta un relato del escritor chino Yu Hua sobre la investigación del asesinato de una mujer en la China rural de los años 90. El jefe de policía Ma Zhe se encarga de la investigación y el caso parece resolverse de inmediato cuando es detenido un hombre al que llaman El Loco y que convivía con la víctima. Pero Ma Zhe (interpretado por Zhu Yilong) nunca está del todo convencido de esta resolución, especialmente cuando aparecen nuevas víctimas relacionadas de manera indirecta con el primer crimen. Sus superiores están deseosos de dar el caso por cerrado, lo que supondrá un plus de presión para Ma Zhe.
El relato original en el que se inspira la película tenía diversos atractivos para Wei Shujun: «Escrita por Yu Hua con el estilo literario de los años 80 y 90, retoma temas muy presentes en la época, como el peso excesivo del espíritu colectivo sobre el individuo y la soledad de este último ante un mundo absurdo», explica el director. A su vez, había algo misterioso y oculto en el cuento que lo distanciaba de otras historias sobre asesinatos y detectives: «En cierto modo subvierte la tradicional narrativa policial pues la resolución del misterio no es su única cuestión».
Uno de los principales atractivos de la película es su ambientación en la China rural de los años 90 y el hecho de estar rodada en 16 milímetros en un momento en el que el celuloide parece fetiche para coleccionistas. Había algo en la historia que complicaba traerla al tiempo presente, y es que los actuales avances en las técnicas de medicina forense harían inviable una investigación policial como la que relata el film. «Mantener las cosas sin cambios también significaba respetar la naturaleza y el espíritu de la obra original», explica Wei Shujun: «Es fácil colocar en escena una vieja grabadora o recrear los planteamientos de las investigaciones policiales de aquellos años, pero capturar la esencia de esa época es un desafío completamente diferente».
Rodar en cine planteaba ciertas dificultades para la producción: menos repeticiones por toma, por consiguiente más ensayos previos, y la ausencia de laboratorios en China que pudieran procesar películas de 16 mm. «El colorista de la película mencionó la posibilidad de grabar en digital y lograr un look cinematográfico durante la postproducción. Sin embargo, insistí en rodar en celuloide porque la textura de la película en sí misma realmente contribuye a crear una sensación de tiempo que estaba buscando», explica el director. Shujun destaca finalmente la interpretación comedida de su protagonista, Zhu Yilong, como otro de los ingredientes clave de la película: «Se adapta perfectamente al estilo de la película, sobria y discreta, sin llamar la atención sobre su actuación. Pero logra expresar el gradual descenso del personaje hacia la oscuridad».