Conozca a Joe Gardner, profesor de música, enamorado del jazz desde su más tierna infancia, al que se le presenta una oportunidad única un día cualquiera. Pero he aquí que el destino juega sus cartas, y conoce a 22, alma en pena ( en sentido literal) carente de envoltorio humano, hasta que ambos escapan de sí mismos ( literalmente otra vez) en una misión cuya resolución sorprenderá a ambos. Poco más se puede contar sin destripar nada, pero Pixar lo ha vuelto a hacer; esto es, configurar una obra maestra de la animación, para niños y adultos, sin perder, por ello, el sentido del espectáculo. Estamos ante un film a la altura de Up, Wall-E, Del Revés o la seminal Toy Story. Peter Docter( Monstruos) dirige un canto a la vida, con sustrato didáctico, que no adoctrinador. Todo un análisis de nuestro día a día y de las cosas que pasamos por alto: el contacto familiar, la peluquería, una piruleta, un trozo de pizza o incluso el gato que tenemos en nuestro regazo. Los felinos tienen nueve vidas pero Joe solo tiene una, y hay que exprimir cada gota… aprovechar cada minuto, porque nunca se sabe cuándo se puede terminar.
Con un ritmo que no decae, la película es tan trepidante como emotiva, sin caer en la cursilería sensiblera de filmes como Ghost. Al margen de todo esto, la animación vuelve a ser asombrosa, y la imaginería de diseño de personajes y escenarios es ( marca de la casa) sensacional. Como muestra, ver cuándo Jerry, el contable celestial, viaja al plano terrenal, y la manera de mutar y desplazarse para alcanzar a sus presas. La b.s.o de Trent Reznor ( y no solo hablamos de motivos jazzísticos ) y la esforzada y muy divertida labor de doblaje de Jamie Foxx y Tina Fey, como los dos protagonistas ( hay que disfrutarla en VOSE) redondean una obra mayúscula, que, junto con Tenet, es lo mejor que un servidor se ha pasado por las pupilas en este pasado 2020… » Se trata de vivir»… pues eso. Un mensaje más necesario que nunca.