Llega con siete años de retraso esta joya de scifi- terror, verdadera delicatessen para el cinéfilo. Propuesta tan rompedora como poco convencional, quizá nos ofrezca la interpretación más arriesgada de Scarlett Johansson en toda su carrera, acomodada desde hace tiempo en papeles con piloto automático, pese a que en el último año ha intentado un cambio de registro en films como Jojo Rabbit o Historia de un Matrimonio.
Jonathan Glazer (Sexy Beast) explota como nadie ha hecho antes, la sensualidad de la actriz. Al margen de fetichismo erotomano, la inexpresividad de la interprete aquí es un plus, pues encarna a una especie de ente ( de origen desconocido) predador en busca de víctimas masculinas. Nada de revanchismo en este relato desasosegante ambientado en Escocia, pues pertenece a la era pre Me Too y sus intenciones son otras. La frialdad del entorno ayuda a la de la historia, con un ritmo sosesagado y unos planos sinuosos. La película respira en su desarrollo y planificación, contribuyendo muy mucho al realismo que emana, colindando a veces con el costumbrismo.
Pero el elemento fantástico está ahí..esa plasticidad en su fotografía nocturna, y en el supuesto matadero, eriza los bellos de la nuca. A destacar especialmente, el encuentro de dos presas en el domo oscuro y cenagoso, donde brota el miedo…sin efectismos, y ayudada , como en el resto del metraje, por una atmosférica e inquietante b.s.o.
Ecos de Tarkovsky en ciertos pasajes (el clímax en el bosque, quizá deudor de Stalker) del Lynch de El hombre elefante, y, sobre todo, del Scott de El ansia, la alejan de la comparación facilona con Species, que solamente se asemeja en el planteamiento inicial…alejándose paulatinamente conforme avanza la historia
Más cerca, quizá, del radicalismo de enfoques de cintas como La Bruja o El Faro, o incluso de Neon Demon de Winding Reffn, puede parecer pretenciosa, pero el proceso de aprendizaje e intento de humanización (involuntaria e inesperada) del personaje protagonista, logra despertar cierta empatia (pese a la escena del niño en la playa por ejemplo) . Cómo muestra, la emotiva escena del encuentro con el transeúnte con deformidad facial… y la posterior de Scarlett frente al espejo. Sencillamente brillante. .. aunque siempre habrá críticos que, como el motorista de la película, echen por tierra todo el trabajo.
Una joya. Eso sí, nada acomodada y con poco que ver con productos adocenados como La forma del agua. Y es que el minimalismo nunca ha tenido que ver con la simpleza.