sábado, abril 20, 2024

Adrián Gómez opina sobre la película «Vengadores: Infinity War»

Asunto: Vengadores: Infinity War.

¿Marvel descarrila? ¿Va de culo y sin freno con Disney detrás? ¿Se ha ido la creatividad y sólo nos queda lo formulario? Un poco de todo. Lejos quedan los emocionantes e irrepetibles tiempos de los Xmen de Bryan Singer, de los Spiderman de Sam Raimi, o incluso del fantástico y denostado Hulk de Ang Lee.

De hecho, tampoco queda ni rastro de la frescura de los inicios de la casa de las ideas como estudio cinematográfico. Me refiero al primigenio Iron Man de Favreau, el Thor de Branagh o la cumbre del Geek que ha crecido con estos cómics, como un servidor: Hablo de Los Vengadores de Whedon y esa exquisita prórroga que supuso Soldado de invierno, de los hermanos Russo. Y aquí es donde entran este par de pájaros en el universo de Stan Lee y nos regalan la también muy decente adaptación libre de Civil War… A partir de aquí balbuceos palomiteros inanes y alguna que otra comedia simpática como Ant Man o el primer Guardianes de la Galaxia.

Atisbos en Doctor extraño y la sobrevalorada y fallida Black Panther no hacen levantar el vuelo de una producción en serie que vaga por los senderos de la mediocridad empeñado en contentar al público adocenado que lo mismo se traga Spiderman Homecoming que Power Rangers. Aquí tenemos, se supone, la película «definitiva», la aventura épica por excelencia de UCM en sí.

Se pasan por el arco del triunfo la obra maestra cósmica de Jim Starlin y George Pérez y nos venden una opereta coral que no funciona en la correlación de los escenarios, personajes y situaciones. En parte porque evidentemente algun@s interesan más que otras, en parte porque el guión está mal construido, en parte porque el gran Thanos (que el UCM ha coronado o así como el villano más poderoso y temible, lo que demuestra una vez más el desconocimiento de los ejecutivos y guionistas de los más de 50 años de historia de era Marvel) no está ni presentado ni desarrollado como pertenece. Tras un arranque magnífico, la historia, como hemos dicho, se ramifica y magnífica (en el sentido digital y de autoconvencida espectacularidad) y de hecho, entretiene en algunos pasajes. Pero no consigue ni enganchar ni hacernos sentir vibrar, como si consiguió en el noveno arte el guantelete del infinito, secret wars, la guerra kree skrull, etc.

Por si fuera poco, las servidumbres estelares a unos innecesarios y sobrantes capitán América, Spiderman o Pantera Negra, desembocando en un anticlimax en Wakanda parcialmente calcado al de hace dos meses no ayudan mucho. El humor, eso sí, no resulta tan cargante y estúpido como en las tres que estrenaron el año pasado. Destaquemos la partitura de Silvestri, la aparición de Peter Dinklage y la ambientación de los respectivos planetas, deleite de todo Marvel-head que se precie. Yo no sé ustedes, pero este cruce imposible entre El imperio contraataca, Los locos de Cannonball y las dos torres, debería ser el cierre del chiringuito, independientemente de la amenaza – sorpresa post créditos, puro marketing – hamburger. Me sigo quedando con lo que hizo Netflix con Daredevil y sigo esperando a que los rusos se olviden de los pijamas y le echen mano a ese jugoso remake de The Warriors. Concluyendo, mejor que la liga de la justicia, pero tan olvidable como esta. Si el maestro Kirby levantara la cabeza.

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