Space opera de Pixar, heredera del primer hit de la compañía, la excelente Toy Story (1995), de la que toma el personaje favorito de Andy, Buzz Lightyear, inspiración de una supuesta película que venimos a presenciar ahora. Así pues, ni spin off ni precuela, sino los orígenes de la guardia galáctica, mediante una aventura, que bebe mucho, tanto de Star Trek, cómo de Lost in Space, tanto la clásica como la moderna (e incluso la versión de Stephen Hopkins de 1998). Paradojas temporales pues, con elementos también de clásicos como Planeta Prohibido, El planeta de los simios, Interestelar e incluso Marte. Se sigue con entusiasmo y el humor funciona, pero le falta mala uva, y la apestosa corrección política inherente a Disney, lastra el resultado final. Aciertos como el gato biónico Sox, cómic relief del film, y una escena con un montaje exquisito, donde se nos narra la sucesión de viajes de prueba y error, que nos recuerda a la mejor escena de Up, no hace olvidar la anterior incursión de la casa en el género; la magistral Wall-E, pero si está mejor llevada que lo que han hecho con Star Wars.
Inferior a Soul pues, a falta de ver Red, pero muy digna entrega de scifi para toda la familia, con una animación impecable, cómo viene siendo habitual en la factoría de John Lasseter. Aquí están Peter Docter y Andrew Stanton, y la operación fiesta sorpresa es el primer aperitivo veraniego para disfrutar en salas.
Imagen en portada promoción de la película