Asistimos al pase especial de El hombre del Norte (2022) el pasado 29 de abril en multicines Tenerife. La expectación era alta, dado el trabajo previo del director en las soberbias La Bruja (2015) y El Faro ( 2018). Precisamente, de la primera, frecupera a su protagonista, la eficiente Ana Taylor Joy ( Múltiple, Glass, Los nuevos Mutantes, Gambito de Dama) y de la segunda, al magistral Willem Dafoe (Platoon, Arde Mississippi, La última tentación de Cristo), últimamente perdido en cometidos alimenticios que no hacen justicia a su talento (La gran muralla, Aquaman, Spiderman: No Way Home), si bien ambos intervinieron en dos de las mejores películas del año pasado; Última noche en el Soho y El callejón de las almas perdidas, respectivamente.
Esta vez, Eggers cuenta con un mayor presupuesto para plasmar el documentado guión escrito a cuatro manos con Svjon Siggurdsson. El resultado es, a todas luces, espectacular.
Con una escenografía cuidada hasta el máximo detalle, desde la fotografía, tan gélida como el frío cortante de los exteriores irlandeses e islandeses (poco CGI, y justificado, como la cabalgada de la valkyria y todo el onirismo impregnado de las escenas alucinógenas) hasta el vestuario, con un diseño de producción más que loable, que nos pone en situación, desde la primera escena, presentándonos al Rey Cuervo (breve Ethan Hawke) , que tras celebrar un rito de iniciación con su hijo, es el desencadenante de la tragedia que marca al mismo, el posteriormente adulto Alexander Skaksgard (True Blood, Generation Kill, La leyenda de Tarzán, Kong vs. Godzilla), muy adecuado y contenido en su papel, en perfecta sintonía con el gran Claes Bang (Drácula, Una obra maestra), y, sobre todo, con una incomparable y majestuosa Nicole Kidman, que últimamente, sólo nos ofrece lecciones de interpretación (La seducción, El sacrificio del ciervo sagrado, Destroyer) y que aquí está inmensa en su perfidia y actitud manipuladora, si acaso, comparable a su gran rol en Eyes Wide Shut. La estrella pop Bjork (Bailando en la oscuridad). también efectua un breve cameo, recordándonos, si bien en otro contexto, a su intervención en Cuando fuimos brujas (1990) , reestrenada el año pasado.
Ecos Howardianos (la escena de la espada en el sepulcro, por ejemplo, nos remite al relato de Conan, La cosa de la cripta) y Shakespearianos (su protagonista se llama Ahmlet, y el destino, casi por prescripción sobrenatural, dirige su camino), salpican la cinta, detectando influencias, tanto del sanguinolento Macbeth de Polansky, como del Conan de Milius, película favorita del director en su adolescencia. También, el clímax volcánico (en su acepción literal) la emparentan con el Excalibur de Boorman. La sangre se fusiona con la lava.
La veracidad histórica ha levantado ampollas en la era de la piel, fina. En parte por cómo están representados los personajes femeninos, y en parte por su violencia descarnada, necesaria para el devenir de la narración, desde su excelente prólogo, hasta su etapa como berserker, plasmada en dos excelentes planos secuencia, que no escatiman en dureza para lograr un realismo sorprendente.
El odio y el amor. El camino de la venganza, tema tan caro en la historia del cine Hollywoodiense (y de sus queridos Óscars) desde Ben Hur hasta El Renacido, pasando por Braveheart, Gladiator o Gangs of New York, pero que nunca se había enfocado con tal visceralidad. Film tan carnal como espiritual, tan lírico como épico, estamos ante una de esas Rara Avis que, tristemente (por falta de hábito) nos llegan de tanto en tanto ( El último duelo, Dune, o los citados films de Wright y Del Toro), y que ,no por escasez, hay que relegarla a obra incomprendida, pues se trata de una pieza cinematográfica excelsa de principio a fin. Cine con corazón y alma que ha de ser disfrutado en salas, para paladear toda su grandeza. De lo mejor en lo que vamos de año, aunque tampoco es muy difícil.
Tercer clásico inmediato de su autor.
Nota, pese a su holgado presupuesto no es una película mainstream, y menos mal, visto como está el patio, salvo honrosas excepciones (Tenet, Dune, The Batman).
Más que recomendable
Imagen promocional de la película