domingo, junio 8, 2025

Albert Monteys: “El único recurso que tenemos los dibujantes no es el dinero, ni los ahorros sino ser creíbles y eso tenemos que defenderlo”. Por Noé Ramón

“En El Jueves partíamos de la base de que todos los chistes eran válidos y que incluso era mejor pasarse de osado que de pacato”

“Con 11 años me pasé por el stand de El Víbora y claro no tenía capacidad para procesar aquellas imágenes muy sexuales, muy violentas y con estéticas extremas”

“Me gustaría que la gente dejara de pensar que hablas catalán para molestarlos”

Por ironías del destino, el historietista catalán Albert Monteys autor de Puta Mili y quien tuvo que hacer frente como director de El Jueves a dos encontronazos con la Casa Real, coincidió en Tenerife con el desfile militar del día de las fuerzas armadas y la visita de los reyes. El primer conflicto lo heredó nada más asumir la dirección de la revista y acabó en condena por dibujar a los entonces príncipes intentando aprovecharse de las ayudas a la natalidad. El segundo surgió por la autocensura a la imagen del traspaso de Juan Carlos a su hijo de una corona en estado de putrefacción. En este caso se produjo un cisma en la plantilla y la salida de Monteys de la publicación. 

El autor ha estado en Tenerife invitado por Viñas y Viñetas, oportunidad para explicar un trabajo mucho más amplio que aquellas guerras, que por ejemplo incluye una incursión en la animación con la premiada película Robot Dreams nominada al Óscar y una nueva de la que todavía no puede dar más detalles. También le interesan los juegos de rol, en los últimos años se ha enfrascado en la serie Universo premiada en el Salón del Cómic de Barcelona y ha estado nominado a los premios Eisner.

-¿Crees que tu ciudad, Barcelona sigue siendo la capital del cómic nacional?

-No lo creo, al menos desde 2000 que es cuando las grandes editoriales empiezan a aparecer por distintos lugares del país. Hasta entonces fue una ciudad en la que se respiraban los tebeos más que en otros sitios, está claro y tuvo mucha influencia en lo que ocurrió en los ochenta en Madrid. Fue como su antecedente o más bien iban en paralelo. En Barcelona el movimiento en el que estaba Nazario, Ocaña, El Víbora… se concentró en las Ramblas y no se puede dudar de que fue muy revulsivo, aunque la verdad es que yo era muy joven para poder comprenderlo. Todos lo recordamos como una época de grandes cambios y pese a la edad lo percibía como algo raro y extravagante. Recuerdo que con 11 años fui al primer salón del Cómic de Barcelona, me pasé por el stand de El Víbora, y claro no tenía capacidad para procesar toda aquella información. Había imágenes muy sexuales, muy violentas, con unas estéticas muy extremas. Todo eso se me quedó grabado hasta el punto de que después de 40 años todavía lo recuerdo. 

-Cuando empiezas a entrar en el mundo del cómic está claro que todo eso se había diluido. 

-Cumplí 18 años en 1989 y ahí los fuegos del underground ya se iban apagado y comenzaban a aparecer los autores de los noventa.

-No se puede negar que El Jueves también fue y es muy radical y de ahí los problemas a los que se han enfrentado durante años. 

-Sí, El Jueves es una especie de revista escoba que va recogiendo lo que se encuentra por el camino y contó con gente que estaba un poco en medio de las dos épocas, desde los que hacía humor gráfico como José Luis Martín o Zagra, cuyo tono considero muy underground. Un movimiento que tuvo mucho humor y ocupó su propio espacio. 

-Parece que de pequeño lo que más te fascinaban eran los cómics de superhéroes.

-A mí siempre me ha gustado todo. He sido muy omnívoro. Los superhéroes me interesaron en su momento y también ahora pero como algo icónico porque ya no los leo. Tampoco me atraen los nuevos superhéroes que van surgiendo. 

-¿Ni ves las películas?

-Ni los cómics ni las películas, a no ser algo puntual. Pero está claro que los superhéroes clásicos siempre serán muy divertidos como objeto pop, con esos colores tan brillantes y su narrativa. La verdad es que siempre he leído de todo, también mucho cómic franco-belga. Mi autor favorito es Jan el de Superlópez, así que esos personajes entraban en el menú y los leía como cualquier cosa que fuera cómic y cayera en mis manos. 

-¿Y el manga?

-Nunca me ha atraído. Los de mi generación lo vimos como algo un poco artificial. Cuando llega a España Akira que sería el primer manga ya soy un poco mayor y un autor formado que estaba publicando, así que lo leo también pero no estoy súper al día de las últimas series y todo eso. Es un género que me llegó más de prestado.

-El desembarco del manga fue algo brutal en su momento.

-Sí, sí claro y además entiendo que hubo una reacción por parte de los historietistas españoles de decir que estábamos frente a un peligro, que eso no molaba nada cuando en realidad lo que debían haber hecho es ver qué podíamos aprender de ellos. 

–¿Y qué crees que se podría aprender?

-Pues la forma en la que conecta de una manera tan directa y tan bestia con los lectores. Luego hay otras cosas que no me gustan como es que las producciones se basan en enfermar a los dibujantes de tanto trabajo y de que algunos incluso se mueran de cansancio. Los obligan a sacar cien páginas al mes y claro, eso espero que nunca llegue a España. Hay una generación de autores jóvenes que han incorporado el manga a su estilo y sí, me parece que deberíamos aprender muchísimas cosas a nivel temática, porque te guste lo que te guste siempre encontrarás un manga que hable sobre eso. ¿Te gusta el pig pong? Pues seguro que encontrarás un manga sobre ping-pong. ¿Te gustan los demonios del inframundo? Pues habrá un manga sobre eso. Y es que bajo mi punto de vista el cómic, en general, se ha quedado muy encerrado en géneros muy nichos y el manga, en cambio, supone una literatura popular para cualquier tipo de persona con una enorme variedad temática. La verdad es que a veces pienso que eso es lo que nos falta a nosotros. 

-¿Estuviste muy vinculado al mundo de los fanzines?

-Sí claro, empecé haciendo fanzines en la Facultad de Bellas Artes. Me junté con otros cuatro amigos y sacamos Mondo Lirondo que se vendió muy bien. 

-¿Y no los has vuelto a hacer? ¿Algunos autores consagrados dicen que de vez en cuanto le gusta volver a ese formato?

-Lo he hecho puntualmente como ejercicio, cuando necesito motivarme un poquito más creativamente o hacer algo distinto para entusiasmarme otra vez con el género. Entonces hago pequeños fanzines que regalo en los salones de cómics.

-También estás muy relacionado con el mundo de los juegos de rol.

-Siempre he sido una persona muy jugona. De hecho mi primer trabajo fue en una editorial de juegos de rol en el año 1992 y desde entonces he seguido jugando, por un lado porque me gusta y por otro porque me parece una manera distinta de contar historias. En los últimos años he ilustrado bastantes juegos de mesa, la verdad es que me divierte y son más fáciles de hacer que un cómic, al ser proyectos más cortos y más asumibles. Así que entre cómic y cómic me puedo permitir hacer un par de juegos de mesa. 

-¿Y has inventado alguno?

-No, sólo los ilustro, diseñarlos es algo que me provoca mucho respeto, debes tener el marco mental preciso para diseñar un juego que esté equilibrado, funcione y testearlo luego. Todo eso prefiero que lo haga otra persona. 

-Desde 2006 hasta 2011 fuiste director de El Jueves.

-Sí, durante unos cuatro años. Lo dejé cuando tuvimos la bronca con una portada sobre la monarquía y me fui porque no me gustó nada la experiencia, así que dije adiós. 

-Cuando llegas te encuentras con un problema legal con la Casa Real por una portada en la que aparecían entonces los príncipes intentado aprovecharse de los incentivos a la natalidad. 

-Sí, desde la Fiscalía se nos denuncia por injurias a la Corona. Llevaba tiempo en El Jueves y pensé que esas cosas ya no pasaban y la verdad es que al principio hasta nos costó procesarlo. Al final hubo un juicio en la Audiencia Nacional que es donde se juzga a los terroristas porque el rey es una institución del Estado y nos condenaron. Incluso pensamos en recurrir al Tribunal de Estrasburgo, siempre pensamos que hacer portadas sobre la Casa Real o de los Príncipes de Asturias entraba dentro de la libertad de expresión, aunque todo se quedó en tener que pagar 6.000 euros. Ahora en cambio la cosa está peor, se han visto multas mucho más grandes, ingresos en la cárcel o tener que salir del país como le pasó a un rapero. 

-Y luego siendo tu ya director surgió lo de la portada en la que el rey le pasaba una corona podrida a su hijo, aunque en este caso la censura vino de la propia revista.

-Sí, el editor decidió que no se debía sacar una portada antimonárquica cuando Juan Carlos abdicó, por unas razones que él sabrá. Entonces alrededor de treinta dibujantes nos rebelamos y la verdad que fue un momento muy duro porque había gente que decidió quedarse y cada cual tenía sus propios argumentos para actuar de una manera u otra. A nivel emocional fueron unos días muy, muy intensos.

-Creo que en El Jueves las portadas y contenidos los decide una especie de pequeño comité.

-Sí, se llama el consejillo, un grupo que está formado por unas cinco o seis personas que va cambiando con el tiempo. Unos salen, otros entran y cada semana se reúne y se deciden los contenidos. Ahí fue cuando se nos anunció el cambio de la portada y entonces yo me fui y otros decidieron quedarse. Hicimos un esfuerzo para no juzgar a nadie, que me parece lo adecuado. Dejar que cada uno actúe según su conciencia.

-¿No crees que fueron un poco rígidos? ¿Qué son situaciones normales en una redacción y que quizás habría que tener más manga ancha en algunos casos? Conflictos parecidos ocurren en los periódicos y si no pasan más es porque los periodistas nos autocensurarse sabiendo lo que nos espera. 

-A ver. Al menos los humoristas de El Jueves, no estábamos acostumbrados a eso porque los dueños de la revista eran dibujantes y partíamos de la base de que todos los chistes eran válidos y que incluso era mejor pasarse de osado que de pacato. Esa era la premisa pero luego nos compró un grupo editorial más grande y ahí empezaron los problemas, porque de pronto aparece gente que tiene ciertos compromisos con las instituciones o problemas con Hacienda o no sé qué… Me siento muy orgulloso de haberme ido de la revista. Es cierto que entonces nos llamaron muchos periodistas para entrevistarnos y me sorprendió la cantidad de ellos que nos decían: “A mí eso me lo hacen cada semana”. Pero yo tenía claro que a mí no, que mi valor es contar lo que opino de verdad, no aceptar de pronto que las cartas están marcadas, que yo entiendo que lo están. Pero el único recurso que tenemos los dibujantes no es el dinero, ni los ahorros sino ser creíbles y eso tenemos que defenderlo.

-Después de lo vivido ¿Qué piensas de que el rey emérito se haya querellado con el expresidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla por supuestas injurias?

-No lo sabía, estoy un poco desconectado pero en cualquier episodio legal que incluya al rey siempre estoy al lado del otro, básicamente. 

-¿Te llegó a dar miedo enfrentarte a toda esa maquinaria como debe ser la Casa Real?

-Creo que actuamos un poco desde una cierta inconsciencia y además hasta entonces no había precedentes, lo más parecido era lo que había ocurrido alguna vez durante el franquismo, pero ya hacía tiempo que no pasaban cosas así, con lo cual más que asustados estábamos extrañados. Creo que ahora sí estaría más asustado porque este sistema se está usando de forma regular por parte del Estado y de la Monarquía contra cualquiera que se ría o los ponga en duda. Se suponía que con la libertad de expresión el sistema estaba recalibrándose para abrir una nueva etapa. 

-Un poco anacrónico todo…

-Sí, sí, totalmente pero es que la monarquía es una institución totalmente anacrónica. Es algo loquísimo que haya un cargo público que es hereditario.

-¿Y conoces algún caso parecido que haya ocurrido en una República?

-A ver, un presidente de una República tiene que ser elegido cada cuatro años. Es posible que haya alguno que sea insoportable pero siempre lo puedes cambiar. 

-Otro de tus trabajos más destacados fue Historias de la Puta Mili.

-Cuando entré en El Jueves me pusieron a llevar esa sección durante 3 ó 4 años hasta que cerró, básicamente porque se acabó el servicio militar en España y entonces pasé al consejo editorial.

-¿Y tú hiciste la mili? ¿Sabes que ahora te dan cinco años de jubilación? 

-No, no lo sabía pero de todas formas yo fui objetor de conciencia, hice el servicio social sustitutorio y me fui cuando me faltaban tres meses para acabar. Me dijeron que me iban a denunciar por prófugo y les contesté que lo hicieran y que ya lo resolveríamos como fuera. Pero al final hubo una especie de amnistía y no pasó nada.

-Y luego estaba Para tí que eres joven, que me suena a un programa o un libro de la época franquista.

-A mí la verdad es que no me sonaba el nombre pero mi compañero Manel Fontdevila, que tenía siete años más, me dijo que era un espacio propagandístico de la tele de los setenta presentado por Pepe Domingo Castaño en el que se le decía a los jóvenes lo que debían hacer. Le pusimos ese nombre sin darle demasiadas vueltas pero nuestra intención nunca fue darle consejos a nadie, surgió porque en aquella época en la revista ya había personas con más de cuarenta años que tenían la sensación de que no estaban conectando con el público joven. Nuestro encargo fue intentar hacer algo que estuviera más pegado a la calle, hablar con los jóvenes más de tú a tú. Pero la verdad es que tanto Manel como yo siempre hemos sido viejos por dentro y empezamos a hacer lo que nos daba la gana.

-¿Y qué piensas de la evolución de El Jueves ahora que ha pasado a ser mensual?

-Después de irme dejé de leerlo completamente. Primero porque me causaba un cierto dolor, había una parte emocional ahí y luego por no darle dinero a los que nos censuraron. Así que no soy la persona más adecuada para opinar. Aunque claro, alguna vez me encuentro algún ejemplar y lo veo con gusto y sigo teniendo contacto con los dibujantes, leo cosas sueltas.

-También trabajaste en la película Robot Dreams que fue nominada a los Óscar el año pasado.

-Sí, entré cuando ya estaba bastante avanzada, todo hay que decirlo y se me encargó hacer el diseño de alrededor de siete mil personajes de fondo, de los secundarios, que se ven diseminados por todos lados. Fue una experiencia muy chula porque era mi primer trabajo en el mundo de la animación y todos los que estábamos participando sabíamos que se trataba de algo bastante especial, así que el éxito que ha tenido nos ha calentado el corazón. Luego he hecho más diseños para otra película pero como aún no está anunciada no puedo hablar de ella y en esta sí que he hecho los personajes principales. A mí me gusta más hacer cómics que películas básicamente porque son muy baratos y eso te da una libertad tremenda, cuando hablas de producciones audiovisuales primero hay que buscar el dinero y el dinero en general es cobarde. Así que todo el proceso se vuelve muy farragoso y muy largo.

-En las películas supongo que también has tenido que utilizar inteligencia artificial.

-Yo espero que sea un bluff y que dentro de dos años estemos hablando de otra cosa porque me parece la muerte de la creatividad. Siempre digo que la obra es un proceso, que un dibujo no tiene sentido si no lo dibujas, tiene que aparecer de repente de la nada, es un fenómeno de la naturaleza y mientras lo haces piensas, corriges, hay accidentes y el resultado es el fruto de varias horas. En ese tiempo te has estado peleando contigo mismo, haciendo cosas que a lo mejor son inconscientes, es algo orgánico. La inteligencia artificial supone robar a los autores que han seguido todo ese proceso para plasmarlo en dos minutos generando algo que no es suyo. 

-¿Y si te sirviera para ayudarte en la parte más tediosa del trabajo?

-No quiero ahorrarme lo tedioso del dibujo porque para mi nada es tedioso y tampoco ahorrarme algo que me entusiasma y que tiene alma. Nos están intentando vender que puede ser una ayuda pero por el momento se está convirtiendo en un generador terrible de ruido. Está pasando también en el periodismo cada vez más surgen noticias que cuando las lees obviamente notas que algo está fallando.

-Está claro que los medios se están llenando de noticias falsas pero es algo que siempre ha ocurrido, seguramente en menor medida. Igual lo positivo es que la gente tendrá que hacer más esfuerzo para contrastar y ver lo que es cierto y lo que no. Desconfiar en cuestión de medios de comunicación siempre me parece acertado.

-No sé de periodismo y no puedo hablar pero lo que sí veo es que la capacidad de hacer ruido se ha multiplicado por diez mil.  Llegará un momento en el que internet no servirá para nada porque cuando busques cualquier cosa te encontrarás con que todo es una copia, la fabricación de una máquina en la que los humanos no pintamos nada. 

-Como pregunta de actualidad ¿Qué piensas de lo que está ocurriendo con la amnistía-indulto a dirigentes catalanes que participaron en el procés ahora que el Tribunal Constitucional parece que está avalando su legalidad?

-No soy particularmente independentista pero estoy a favor de cualquier intento de dejar de hablar de todo eso y se comiencen a abordar problemas reales y ahí creo que ese debate ha servido para disimularlos. Los indultos son una buena herramienta que se ha utilizado en casos como Irlanda y países en los que han surgido este tipo de conflictos, así que si sirve para rebajar la tensión me parece fantástico. 

-No deja de ser también anacrónico que en un país democrático ahora mismo haya un representante elegido por el pueblo que se ha tenido que exiliar. Y además que todo este follón se deba a algo que debía ser tan normal como convocar un referéndum. 

-Sí, pero ya digo que más allá de todo eso, aquí de lo que se trata es de tensar, tensar y tensar y el indulto podría servir para que se sienten a hablar con calma y eso me parece bueno. 

-¿Cómo viviste aquellos días del intento de independencia y las revueltas en las calles?

-La verdad es que soy una persona que no cree mucho en los países pero sí soy catalanoparlante al igual que mi familia en la que también hay muchos independentistas. En realidad es un debate que no me interesa para nada. Sí me gustaría que la gente dejara de pensar que hablas catalán para molestarlos y no porque es el idioma de tus padres. Son cosas que se deberían explicar y entender bien. A mí lo que  me entristece es que esa discusión es un instrumento para que ciertos políticos se perpetúen en el poder y mantener vivas peleas que en realidad no interesan a nadie. Lo importante son las dificultades para conseguir una vivienda en las grandes ciudades o que se nos está precarizando a todos de una manera increíble. Lo contrario son debates artificiales. 

Entrevista realizada por Noé Ramón.

Popular Articles