Redbook Ediciones (Barcelona, 2018)
Señalaba John Masouri en el prólogo que Bob Marley hacía años que había dejado de ser una simple estrella del rock para convertirse en un icono cultural, permeando toda la sociedad. Ese icono cultural, sin embargo, en los últimos tiempos se había transformado en una marca, en un producto mercantil y, por tanto, se había situado en los altares del consumismo capitalista. No sabríamos definir si la afirmación de Masouri la hacía en un tono sarcástico o destilando un sentimiento de derrota; sea como fuera, ironías de la vida, el guerrero del gueto que luchaba con sus letras contra Babylon le sirve ahora platos rebosantes con la que se alimenta la bestia.
Publicado en España por la editorial Redbook dentro de su colección La novela gráfica del rock, este cómic es una traducción del libro editado en Inglaterra por Music Sales (2017) bajo el título de Wake Up & Live! The life of Bob Marley. Y ahí comienza uno de los problemas de esta novela gráfica. La traducción realizada por Laura Roso tuvo que enfrentarse a la cuestión de cómo pasar al castellano muchos términos de la jerga jamaicana, un dialecto del inglés conocido como patois y que no tienen traslación directa a nuestra lengua; ante este hecho, se optó por la traducción más políticamente correcta. Citemos algunos ejemplos: fuckries se traduce como injusto cuando en el contexto del diálogo debería ser jodido o puto; otro caso es el término pum-pum que se define como genitales femeninos cuando debería ser coño o alguna otra acepción más vulgar. Porque el patois es una lengua cargada de palabras malsonantes, de insultos, de vulgarismos consecuencia directa de la propia historia de miseria de este país y utilizar un lenguaje tan correcto no corresponde con el habla real de los personajes.
El guion, realizado por el musicólogo Jim McCarthy, intentó sintetizar una vida tan intensa como la de Bob Marley en unas cuantas páginas, algo harto difícil. Para llevar esta empresa a buen puerto, se optó por emplear varios recursos narrativos como son la elipsis, la retrospección o la anticipación, junto a un narrador interno, la voz de Bob Marley.
Las elipsis, tan necesarias en este tipo de obras, se emplean de manera reiterada, no siempre de forma correcta pues, o bien nos hurtan momentos claves de la vida de Marley (no olvidemos que estamos ante una biografía de este cantante) o crean confusión narrativa. Así ocurre en el momento en que Bob graba su primera canción, Judge Not (realmente, en la sesión grabó tres temas más: One Cup of Coffee, Do You Still Love Me? y Terror) y en la viñeta siguiente ya nos nombra a The Wailers sin más datos, como si el grupo ya existiera; parece que McCarthy intentara crear una intriga en el lector para mantener la tensión narrativa, cosa que no logra, sobre todo cuando varias páginas después explica la creación del grupo en una o dos viñetas, dando lugar a una narración completamente deshilvanada en torno a un hecho tan trascendental como fue la creación del grupo por parte de Peter Tosh, Bunny Wailer y Bob Marley. En otras ocasiones, estas elipsis se convierten en ininteligibles como ocurre en las páginas dedicadas al concierto en Zimbabwe de 1980. Tras realizar una viñeta con un niño portando una pancarta con el título del mítico tema de Marley, Africa Unite, el texto indica, en voz de Bob, que había grabado su disco Exodus como una respuesta a sus hermanos africanos. No sabemos si es una confusión generada por un salto temporal o simplemente una errata pues lo lógico es que en ese contexto se hablara del disco Survival (1979) y no de Exodus (1977), máxime cuando ya se había realizado un guiño a una de sus canciones (Africa Unite) y el propio libro se subtitula con otros de los temas que forman este LP, Wake Up & Live. Sin embargo, no hay ninguna referencia a este disco a pesar de su importancia en la carrera de Bob Marley, uno de sus discos más comprometidos políticamente. El propio guionista tuvo que ser consciente de estos problemas en la trama pues en ocasiones se ve en la necesidad de introducir un segundo narrador para situar en el tiempo la historia, añadiendo un elemento más de confusión porque no hay ningún elemento gráfico que nos permita diferenciar esa nueva voz de la de Bob Marley.
Además de las elipsis, Jim McCarthy hace uso de otros recursos narrativos como son la retrospección y la anticipación. En el caso de la retrospección, se emplea para señalar el pasado esclavo de la población jamaicana, creando un personaje, Oshaka, que solo tiene como fin “demostrar” el poderoso espíritu que guía a Bob Marley; de nuevo, un callejón sin salida ya que no aporta nada a la historia contada. La anticipación se utiliza, por medio de una premonición, para incorporar al relato la muerte violenta de Peter Tosh; Bob Marley había muerto en 1981 y en 1987 lo hará Tosh, con lo cual no podía saber lo que iba a suceder y de ahí el empleo de un sueño para narrarlo. Obviamente, Peter Tosh fue importante en la vida de Marley, pero ¿era necesario contar su muerte en una biografía de este último? La respuesta solo puede ser una: No. No, sobre todo si tenemos en cuenta que se desdeñaron otros hechos importantes que podrían haberse contado en ese espacio. Tampoco se entienden esas secuencias sobre los espíritus que acechan a Bob Marley en las primeras páginas del libro, tratadas de una manera que podríamos decir surrealista; parece que McCarthy intenta entrar en el lado más espiritual de Marley, con una metáfora del mal acechando al bien, este último representado por el rastafari que libera a Marley. Sin embargo, el resultado no es el buscado pues no logra crear ese ambiente de misticismo, provocando una sensación de incredulidad en el lector pues no tiene sentido en la narración.
La parte gráfica corre a cargo de Benito Gallego, dibujante profesional madrileño residente en Alicante quien ha trabajado para compañías como Marvel, DC o Heroic Publishing. Como reconoce él mismo, no era un especialista de Bob Marley y la música reggae la conocía simplemente por algunos temas mainstream. Para realizar su trabajo se basó en la ingente documentación gráfica existente en torno al cantante y eso se nota en sus viñetas, en muchas ocasiones simples dibujos de fotografías, algunas tan tremendamente conocidas como la portada de su disco Legend. Su línea de dibujo es muy deudora de la estética de los cómics de superhéroes, con trazos duros y fondos de degradados planos, con el personaje principal ocupando siempre el lugar preeminente dentro de cada viñeta. Todo muy correcto, muy canónigo, pero que no deja espacio al sueño, a la imaginación. Por el propio guion, la novela resultó muy encajonada por la voz del narrador, dejando muy poco margen al dibujante pues no existían diálogos que pudieran dar vitalidad y continuidad a las escenas y, cuando los había, parecen completamente artificiales y forzados pues no ayudan a contar la historia ya que no aportan nada a lo dicho por el narrador.
Como muy bien señaló John Masouri, estamos ante otro producto comercial de los muchos que rodean a la figura de Bob Marley. Una novela gráfica para acercarnos a la figura del mítico cantante, sin mayores pretensiones que pasar un rato leyendo. No ofrece nada nuevo a su biografía al tiempo que se escabulle, con solo algunas insinuaciones, de los temas más escabrosos de su vida.