Los beneficios fiscales de las Islas, entre otros factores, han dado lugar a un emergente sector de películas de dibujos, en muchas ocasiones desconocido
Luis Suárez y Dácil Roca son dos jóvenes canarios que están viviendo en primera línea la creciente expansión que vive en el mundo de la animación en Canarias a una rapidez que resultaba impensable hace apenas pocos años. Los incentivos fiscales, atractivos paisajes y el clima han dado lugar a que muchas empresas se asienten en las Islas con lo que se va creando un importante volumen de negocio y de puestos de trabajo. No menos importante es que los creadores pueden dar salida a su talento y dedicarse a lo que realmente les gusta. Estudiar Bellas Artes ha pasado de ser una idea poco menos que disparatada a suponer la puerta de entrada para subirse a esta creciente ola.
Precisamente, ambos estudiaron estas carrera y, por ejemplo, Roca de forma inmediata se integró plenamente en el mundo laboral desde 2014 primero en publicidad y marketing y después desde 2018 en la animación. Pese a su juventud durante este tiempo han participado en varias series que han sido emitidas en plataformas como Disney Chanel o Neflix, entre otras, cuya elaboración básicamente se situó en Canarias. Siempre ha trabajado con distintas productoras y ahora se ha embarcado en un largometraje llamado Norbert, también de animación, con una compañía de Madrid.
Suárez matiza que el verdadero origen de la vocación de ambos por el dibujo se sitúa en la infancia y luego el recorrido es también muy similar. En su caso incluso antes de acabar la carrera ya había comenzado a trabajar. Poco a poco se fue metiendo en el mundo de las producciones y participa en la primera película en 3D que se hizo en Canarias. Dada la inestabilidad de este sector los dos han compaginado el cine con el cómic, la ilustración y ahora ella imparte clases en la Universidad, una de ellas en Cataluña por lo que lo hace de forma virtual y en otra presencial.
El momento dulce que atraviesa el mundo de la animación en Canarias para ambos era impensable hace apenas algunos años y creen que la razón no radica sólo en los incentivos fiscales sino que también en el clima, los paisajes o la gente, factores que atraen a las productoras de todo el mundo. Hace poco ocurría justo lo contrario. La gente con talento tenía que dejar las Islas porque no había empresas que contrataran a quienes estaban despuntando.
Roca confiesa que ha visto en primera persona la evolución “tan gigantesca” que ha experimentado el sector, lo que se pudo constatar en la reciente ceremonia de entrega de los premios Quirino en La Laguna que reconoce el trabajo de los creadores en el ámbito iberoamericano. La sexta edición de este certamen ha movido en el último año un volumen de negocio de 18 millones, dos más que el anterior, y ha dado lugar a que se hayan realizado más de 1.200 reuniones. Al concurso se presentaron unas doscientas obras de las que trece fueron premiadas en las distintas categorías y entre las que sobresalieron los creadores argentinos, portugueses y españoles.
Ella dice que esta convocatoria, pese a ser bastante desconocida en Tenerife, supone un antes y un después en el mundo de la animación en cuanto que crea puestos de trabajo, atrae a especialistas y genera riqueza en la propia Isla. “No tienes que estar trabajando de camareros si no que ya desde el principio podemos hacer lo que nos gusta”.
Cuando ambos anunciaron que se iban a matricular en Bellas Artes, se tuvieron que enfrentar en su momento, al prejuicio de que era una carrera sin ningún tipo de salida ni futuro. Y ahora milagrosamente es uno de los sectores en los que pueden encontrar mayor número de puestos de trabajo. “Tampoco voy a decir que estamos en la cresta de la ola pero la verdad es que podemos vivir y dedicarnos a lo que nos gusta”, razón por la cual cada vez es mayor el número de personas que se matriculan en Bellas Artes al sentirse atraídos por este mundo.
Pero pese al auge que ha tomado la animación, lo cierto es que el grueso de los canarios no tiene ni idea de que justo a su lado se esté produciendo un movimiento como éste y en realidad es como si existieran dos universos paralelos. “Mi madre sigue diciendo, ‘ah mira los dibujitos’ y eso que yo llevo tiempo en esto. Lo que no acabo de comprender es que viendo la cantidad de puestos de trabajo y la riqueza que se genera no exista un mayor compromiso por parte de las instituciones, incluidas las educativas, para potenciar y crear técnicos y artistas que puedan estar a la altura de lo que está ocurriendo y no se desaproveche este momento”. Por ejemplo, en una de las producciones en las que participaron en el equipo de 200 personas sólo dos eran canarios, lo que afortunadamente va cambiando de forma progresiva.
Suárez dio clase sobre diseño de videojuegos, otra faceta que tiene su propia categoría en los premios Quirino, “y he podido constatar que existe mucho en común con la animación pero la verdad es que yo no tenía ni idea de que eso existía”. Roca dice que en el fondo cuando se dibuja el trabajo se puede reflejar en múltiples facetas como el cómic, la ilustración, la publicidad o la animación. Al final se mueven en un mismo planeta, y de hecho curiosamente, los dibujantes son una minoría dentro de las productoras.
Otro factor contra el que tienen que jugar son las dificultades para que sus obras puedan ser exhibidas en Canarias, lo que se debe a la práctica desaparición de las salas de cine, de manera que en general se tiende a trabajar en coproducciones que tengan salida en todo el mundo. Por ejemplo, la serie Tara Duncan que hizo ella para Atlantis Animation y que se emite en Disney Channel puede ser disfrutada en cualquier punto del planeta, y de hecho el streaming también ha abierto de forma gigantesca las posibilidades para dar a conocer sus creaciones.
No resulta nada inédito que un corto o un largometraje realizado en Canarias tenga divulgación en el ámbito mundial o que pueda ser nominada para los premios Goya, lo que de hecho ocurrió con un corto en el que participó Suárez. Pese a todo, ambos son rotundos al considerar que se debe potenciar el mundo de las salas de cine, al estilo más clásico y tradicional del término. Las expectativas que tiene Roca con el largometraje en el que trabaja son muy elevadas y espera dar el verdadero campanazo y se reconozca aún más su trabajo. En este caso ella resalta que cuenta con el apoyo del Gobierno de Canarias, prueba de que han descubierto las potencialidades de este sector. Resaltan el papel de la Tenerife Film Commission que ha dado un impulso “brutal” a la animación en las Islas y ha conseguido que muchas empresas del extranjero se asiente en Canarias.
Otra consecuencia de las ventajas fiscales que se ofrecen y que además es más visible para los ciudadanos, serían las grandes producciones de cine con estrellas internacionales, que en muchas ocasiones toman las calles, salen en los medios de comunicación y atraen a multitudes. La labor de los dibujantes, desde luego, es mucho más discreta y se realiza de puerta para adentro. “A estas compañías les atrae que sin moverse de una misma isla pueden rodar en lugares totalmente distintos entre sí, desde selvas en bosques de laurisilva a desiertos en las dunas”. Lo que no está tan claro es que sirva de promoción turística porque muchas veces no se identifican los lugares donde llevan a cabo los rodajes y pese al revuelto mediático los escenarios canarios apenas ocupan unos minutos de estas grandes producciones.
En el caso contrario estaría por ejemplo la serie Hierro, grabada íntegramente en esta Isla a la que se identifica en todo momento y que ha obtenido un amplio reconocimiento tanto entre el público como en certámenes. En cualquier caso dejan claro que la principal diferencia de estas grandes producciones y los estudios de animación es que las primeras sólo permanecen durante un tiempo determinado mientras que los otros lo hacen durante mucho más tiempo. Estos dos creadores se sienten afortunados al poder encadenar su trabajo en distintas productoras. “Siempre digo que tengo todos los cromos”, dice ella y reafirma él.
Otro factor que ha significado un antes y un después en el mundo de la animación en Canarias es el teletrabajo pero con dimensiones internacionales, un sistemas que les ha permitido participar en producciones de muchos lugares del mundo sin moverse de su casa o de los estudios. Ahora mismo Roca trabaja desde Tenerife con una productora madrileña en el largometraje.
Su papel es casi estrictamente de dibujantes que deben concretar las ideas de los guionistas, tal vez con la posibilidad de hacer alguna aportación. Pero lo cierto es que para poder desarrollar un trabajo que sea cien por cien creado por ellos, deben aún recorrer un largo camino. Lo que no quita que en su mente ambos imaginan ya su propia obra absolutamente personal al cien por cien. “Mi google drive está petado de guiones”, dice ella. Los dos tienen muchas ganas de iniciar un proyecto totalmente propio, objetivo que por ahora lo ven bastante lejano, especialmente por la dificultad de conseguir financiación.
La ejecución media de una obra de animación es muy variable y no suele bajar del año durante el cual firman una cláusula de absoluta confidencialidad que les obliga a no dar a conocer ningún detalle del trabajo. Una vez que acaba la parte pura y dura de los dibujos viene la de la postproducción que puede alargarse otros dos años más. El nivel de competencia es altísimo y por medio de las redes sociales se atisba un elevado número de jóvenes dispuestos a ocupar su sitio, de manera que en su mente no existe espacio para detenerse y dejar de aprender.
Un asunto peliagudo es todo lo relacionado con la Inteligencia Artificial (IA). En el lado positivo está que facilita el trabajo pero en el negativo que sustituye la parte humana por la robótica. El progreso va a tal velocidad que cada vez resulta más difícil distinguir lo que ha sido realizado por la IA de lo hecho por los dibujantes, incluso para ellos. Ambos consideran que no se puede hablar de una batalla perdida y tirar la toalla porque siempre se seguirá valorando el trabajo humano, tanto en los dibujos como en la música. Pero se atisba que podrá llegar el momento en el que surjan guiones realizados por máquinas, por muy difícil que resulte imaginárselo ahora mismo.
Por Noé Ramón