jueves, agosto 14, 2025

Conduce o muere: Hell Drivers, de Cy Endfield. Por Manuel García de Mesa

«Hay mucho drama natural en aquellos trabajos cotidianos de los hombres con contacto físico con la realidad. En los trabajos de supervivencia, los trabajos básicos, el contacto con la realidad se reduce a términos simples y básicos. Y eso es algo esencialmente cinematográfico.» – Cy Enfield.

Dentro de la retrospectiva Great Expectations como parte de la programación de la 78 edición del Festival de cine de Locarno, organizada por el curador Ehsan Khoshbakht, con la colaboración del British Film Institute, La Filmoteca Suiza y Studiocanal, y que comprende un recorrido por el cine británico de la postguerra, destaca por derecho propio el espléndido pase de Hell Drivers

Espléndido el pase, no solo por la flamante copia restaurada exhibida, respetando íntegramente los formatos en una gran pantalla, la del cine GrandRex, dedicada en cuerpo y alma a esta monumental retrospectiva de nada menos que 45 filmes británicos de la postguerra. Espléndido el pase porque Hell Drivers es un filme prodigioso, enérgico, sensacional, electrizante, cargado de acción. En este sentido, poder apreciar su flamante fotografía en blanco y negro, obra de Geoffrey Unsworth uno de los más grandes Cinematographers de la historia del cine, francamente no tiene precio. El filme fue rodado en el formato Vista Visión (1) lo que ejemplifica claramente el interés y la ambición que había depositada en el mismo por sus artífices, que lograron un éxito considerable. La presentación inicial de Khoshbakht comenzó con un enfático (e irónico) “Por fin les traigo una buena película hoy”.

Locarno Film Festival 2025

El entorno del filme de Endfield es marcadamente masculino: un nutrido grupo de conductores de camión, que trabajan para una empresa que garantiza entregas y recogidas vertiginosas. Los conductores asumen la ventura de cada viaje: la carga, las multas o detenciones por parte de la autoridad, y lo que a ellos les ocurra. Para ello compiten entre sí en las maltrechas carreteras de la región donde trabajan. Hell Drivers podría haber sido perfectamente un filme del estadounidense Howard Hawks, para quien la camaradería profesional masculina era uno de los principales componentes de su dilatada carrera profesional. En Sólo los ángeles Tienen Alas, Río Bravo, o Hatari!, los hombres tienen que ser extremadamente profesionales y valientes, además de y estar cohesionados plenamente ante la peligrosa actividad que desarrollan, ya sea pilotar aviones en geografías adversas, mantener la ley en una ciudad frente a un cacique, o capturar animales en África para nutrir los zoológicos de Europa. Las mujeres en el cine de Hawks tienen que ser lo suficientemente fuertes como para darse a valer en un mundo de hombres y claramente estar a la altura. En los filmes citados, Jean Arthur, Angie Dickinson y Elsa Martinelli, respectivamente, son mujeres de apariencia vulnerable, pero que saben estar, aguantan los envites y contribuyen a que todo salga adelante. 

El protagonista rotundo de Hell Drivers es Tom, interpretado maravillosamente por el actor y productor británico Stanley Baker, en un papel a su medida. Conductor de lo que sea, de oscuro pasado, que se cuida de no revelar, quiere ganarse la vida honradamente y para ello está dispuesto a arriesgar la suya en la conducción. Los conductores competirán entre sí. Tom se pondrá el listón alto. Se compara el tiempo y velocidad con Red (Patrick McGoohan), el más rápido e implacable de todos los conductores, con el que rivalizará rápidamente. En el otro extremo, Tom hará una fuerte amistad con Gino (sensacional el actor alemán Herbert Lom, versátil donde los haya), enamorado de Lucy (Peggy Cummings), la persona que asigna las tareas a los conductores. Resulta llamativo ver en una producción enteramente británica a la carismática protagonista de El Demonio y las Armas, de Joseph H. Lewis. Junto a todos ellos, unos jovencísimos Gordon Jackson, David McCallum y Jill Ireland (antes de conocer a Charles Bronson) despuntaban igualmente en el cine inglés. 

Escena promocional de la película

El día a día en su peligrosa actividad, la camaradería, pero también la implacable rivalidad, el peso del pasado en el presente de Tom (y como incide en sus sentimientos o en la relación con su familia), o las relaciones sentimentales con los personajes femeninos, especialmente ese triángulo amoroso entre Lucy, Tom y Gino, componen un filme de aventuras, traición, integridad y redención de un pasado caótico en el personaje central, enriquecido por los matices y la variedad del elenco actoral, excelente en líneas generales. Las secuencias de acción, por encima de la media, evidentemente reciben un cuidado especial, muy bien insertadas a la acción y a las necesidades narrativas del filme.

La película está basada en un relato corto de John Kruse, que había sido conductor de camiones y narraba sus experiencias. Kruse escribe igualmente el guion con el realizador Cy Enfield, estadounidense afincado en Reino Unido huyendo de la caza de Brujas que asolaba Hollywood, como ocurrió igualmente con Jules Dassin, o Edward Dmytryk, afincados igualmente en Inglaterra. Endfield, Kruse y Baker harían al año siguiente Sea Fury, otro excelente filme de acción y aventura, ambientado esta vez en la costa española, donde acompañan a Baker Victor McLaglen, Robert Shaw y Luciana Paluzzi. Con Baker, cuya primera colaboración fue el filme de Child In The House, repetiría en Arenas del Kalahari, donde le acompañan Stuart Withman y Susanah York. El gran éxito de ambos sin duda fue la monumental epopeya colonial Zulú, un filme que descubriría al mundo a un joven Michael Caine. 

Escena promocional de la película

Cy Enfield, que utilizó diversos nombres artísticos como Cyril Enfield, C. Raker Enfield, o incluso Charles de Lautour, dirigió un nutrido grupo de filmes a considerar. Sus siete primeros filmes, de los 31 que componen su carrera, los hizo en EE. UU. bajo estrechos parámetros de serie B. Enfield antes que realizador fue protegido de Orson Welles y su Mercury Theatre debido a su habilidad con los juegos de cartas y sus intereses en el ilusionismo y la magia en general, que fascinaba a Welles. Sus ideas comunistas le hicieron escapar del nefasto comité del senador McCarthy, y lo que parecía una carrera viento en popa en los parámetros de Hollywood, se vino al traste. Tuvo que huir a Europa para poder seguir trabajando como realizador. Desarrolló una carrera poderosa en el Reino Unido como escritor y realizador. Una carrera la suya que contiene títulos tan estimulantes como la adaptación de la novel de Julio Verne La Isla Misteriosa, o la producción de American International Pictures De Sade. La carrera de Enfield culminó con un filme insólito, Universal Soldier, protagonizada por el australiano George Lazenby, el actor que tan solo ha interpretado a James Bond en la franquicia oficial una sola vez, en la que cada vez más mucha gente pensamos que es el mejor filme de la saga.

Notas a pie de página

  1. Formato que permite el empate de dos negativos de 35 mm, obteniendo copias en 70 mm con el máximo detalle, y, por tanto, garantizando una emisión de gran calidad en la pantalla, duplicando la información para el espectador. El formato fue creado por Paramount Pictures en los años en los que la industria luchaba contra la televisión por el dominio del entretenimiento, en competencia principalmente con el Cinemascope de 20th Century Fox. Todo ello en plenos años 50 y primeros 60 del siglo XX. 

En 2024 se estrenó The Brutalist, de Brady Corbet, filmado en este formato, que no se empleaba desde El Rostro Impenetrable (One-Eyed Jack, EEUU, 1961), comenzada por Stanley Kubrick y realizada y concluida por Marlon Brando. 

Filmes como Los Diez Mandamientos (The Ten Commandments, EEUU, 1956), de Cecil B. De Mille, los westerns Duelo de Titanes (Gunfight at the OK Corral, EEUU, 1957), de John Sturges o El Último Tren de Gun Hill (The Last Train of Gun Hill, EEUU, 1959), también dirigida por Sturges. Fuera de Paramount Pictures, Centauros del Desierto (The Searchers, EEUU, 1956), de John Ford, La Batalla del Río de la Plata (The Battle of River Plate, Reino Unido, 1956), de Michael Powell y Emerich Pressburger, o los filmes de Alfred Hitchcock, El Hombre que sabía Demasiado (The Man Who Knew Too Much, EEUU, 1956) y Vertigo (De entre los Muertos) (Vertigo, EEUU, 1958), se hicieron eco de este formato panorámico. 

Todo ello sin perjuicio de que George Lucas lo rescató para algunas puntuales secuencias de efectos especiales de La Guerra de las Galaxias (Star Wars, EEUU, 1977), terreno en el que también lo han empleado realizadores como Robert Wise para Star Trek (EEUU, 1979), Robert Zemeckis para Forrest Gump (EEUU, 1994) o Christopher Nolan en Interstellar (EEUU, 2014) entre otros muchos. 

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