Inhumano… nuestra entrada al Festival Peñón Rock y el ex-capitán canalla. Efectivamente, el líder de Los Inhumanos (o lo que queda), enardece la euforia pueblerina con «himnos añejos» como Me duele la cara de ser tan guapo, la del Sinca mil y su particular Stairway to Heaven: Manue, no te arrime a la pared, que te va a llenar de cal… Un primor vamos. Pena nos quedó no ver a Cómplices y comernos esto. El caso es que el ambiente verbenero no ayudaba cuando explotó Rock and roll en la plaza del pueblo, pues de eso se trataba.
¿Estaba el puerto de la cruz preparado para un huracán de rock? Poco importa. Nosotros sí y abrazamos a una banda con un rodaje y una profesionalidad, que ya quisieran muchas. Mira esa chica y Matrícula de Honor lo demuestran. Alejo (Stivel) y Ariel (Rot) están en plena forma, y sus jóvenes músicos a sueldo también. Cuando arranca en clave stoniana Mr. Jones, los amantes de la música del diablo (pocos, pero progresivamente multiplicados) que estábamos allí, ya éramos perros de Pavlov. Me voy de casa pone la nota punk. Si Townshend y Daltrey consiguen mantener el mito en vivo, ellos también.
Turno para Quiero ser normal, perteneciente a la b.s.o de Superlópez, tonada pop simpática, que nos hace viajar en El barco, esta sí, clásico pionero reggae por excelencia de su segundo disco, como se encarga de recordarnos el vocalista argentino.
Y llega el momento Keith Richards para el guitarrista. Desempolva el himno tabernario de Moris (donde los Tequila fueron banda de acompañamiento, no lo olvidemos), y lo convierte en su Happy particular. Puro delirio. Decir que suenan engrasados es decir poco. Nos ponen a bailar con Quiero Besarte y aquello ya se va contagiando. Retahíla de impensables con Que el tiempo no te cambie y Dime que me quieres. Lo siento por los teloneros (todos lo han sido) y cuando estalla Me vuelvo loco, los del campo de fútbol acatan. Un cañonazo así (¡si Mucho Mejor, de Los Rodríguez, que también sonó, es Brown Sugar, ésta es su Jumping Jack Flash!) sólo podía ser seguido por un bis: Salta, y volvemos a obedecer. Se echaron de menos en el setlist joyas como Nena o Necesito un trago, pero poca broma. Ellos, los Leño o Burning, con permiso de Rios, marcaron el camino a seguir. Los putos amos.
Afortunados los que estuvimos en lo que se supone que es la gira de despedida… pero como leales devotos que son de Jagger-Richards, lo dudamos ¡Tequila Forever!