Esta semana Culturamanía y El Libro en Blanco recomendamos: «Cervantes», de Santiago Muñoz Machado, una aproximación rigurosa y muy original a la vida del escritor alcalaíno, en la que es el propio Cervantes quien nos acompaña en gran parte del viaje.
La vida de Cervantes está contada en este libro partiendo de los fragmentos de autobiografía que el escritor dejó en sus obras. Él es el primer narrador, por tanto. Pero la biografía aquí relatada ha sido completada añadiendo investigaciones y hallazgos de muchos autores,
desarrollados durante más de un siglo y medio. Se incorporan a la narración de modo sucesivo y el lector va incrementando su información tanto sobre la traza vital del genio como sobre la historia de su biografía.
El mismo método se aplica a la historia de la publicación de su obra para analizar cómo llevar a cabo la edición más perfecta del Quijote se convirtió en una admirable competición intelectual. Y también para contar cómo el autor y sus creaciones llegaron a convertirse en mitos universales y, en concreto, el Quijote en una especie de texto sagrado en el que los críticos han encontrado enseñanzas inagotables.
Más de la mitad de este libro está dedicada a indagar sobre las fuentes del Príncipe de los Ingenios. Se nutrieron sus creaciones con su imaginación portentosa y asombrosa capacidad narrativa. Ambas servidas por la información del lector curioso y constante que fue Cervantes y por las vicisitudes de su azarosa vida, que convirtió entera en literatura. Hay inclinaciones fáciles de detectar en los libros del escritor de Alcalá de Henares: la literatura popular, cuentos, consejas y refranes; la política y la sociedad de su tiempo, sometidas a transformaciones muy profundas, pero lentas, que permitían a los hombres de su época mantener un pie en el pasado mientras se formaba el Estado moderno. Le interesaron sobremanera las relaciones de pareja, que llenan su obra más que ningún otro argumento. Se valió gozoso de algunas de las creencias más extendidas en la Europa de su tiempo, como la brujería y los encantamientos. Y supo mucho de leyes y de justicia. Con estos ingredientes principales y una gran facilidad para seducir y entretener amasó su deslumbrante literatura.
Este libro convoca y cruza, de un modo realmente enriquecedor y novedoso, la biografía, la crítica literaria, el contexto histórico y el análisis de los conjuntos temáticos que más atrajeron a Cervantes, que expone con una meticulosidad y una erudición implacables.
Compartimos un pequeño fragmento del libro:
Los años finales del reinado de Felipe II. con tanta penuria económica y tristeza por los fracasos, parecían cosa de encantamiento o de maldición o castigo divino, de tan seguidos y sin variaciones como venían. Y esta sensación de castigo empezó a dominar los espíritus de los gobernantes y sus súbditos hasta que se convirtió e una convicción general.
Con la pérdida de los navíos de la Armada Invencible se creó la impresión de que la monarquía había perdido el favor divino, del que hasta entonces habían disfrutado los reyes españoles. Esta sensación resultó alimentada por predicciones que anunciaban los peores presagios para 1588. Baltasar Royo, notario de Zaragoza, en una anotación marginal
recogida en unos de sus protocolos, se refería a 1588 como <<una anyo terrible y de amargura el qual traerá consigo terribles hados>>. Anunciaba furores bélicos y una agitación sin freno de los moriscos aragoneses y también de quebrantos en la armada. En aquellas fechas
adquirió gran protagonismo Lucrecia de León, una joven que pronosticó en sus sueños la inminente <<pérdida de España>> y había predicho la destrucción de la armada ocho meses antes de que ocurriera. El relato de Lucrecia anunciaba la catástrofe y denunciaba a su responsable principal, que no era otro que el monarca. Se atribuía a sus pecados la
cusa de la pérdida del país. Para el círculo que se formó alrededor de Lucrecia y sus profecías, Felipe aparecía como un nuevo rey Rodrigo, como un soberbio y nada caritativo monarca que esquilmaba a sus vasallos y estaba empeñado en despojar al clero de sus riquezas. Era buen ejemplo El Escorial, que parecía una construcción levantada para <<hacer burla de Dios>>:
Santiago Muñoz Machado es catedrático de la Universidad Complutense, director de la Real Academia Española y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Sus obras han recibido muchos premios y reconocimientos, entre ellos el premio Nacional de Ensayo 2013 y el premio Nacional de Historia de España 2018. Es polígrafo de muy variada dedicación, como muestra la amplia temática de sus ensayos, tratados, crónicas y relatos, que suman más de cuarenta libros editados. Es fundador y dirige desde hace más de diez años la revista de cultura política El Cronista.
Entre sus publicaciones más recientes figuran ensayos históricos: El problema de la vertebración del Estado en España (2006); Los itinerarios de la libertad de palabra,(2013), biográficos: Sepúlveda, cronista del Emperador (2012) y relatos: Riofrío (2010). Entre otros libros
publicados en Crítica están su trilogía sobre la crisis del Estado; que forman Informe sobre España. Repensar el Estado o destruirlo (2012); Cataluña y las demás Españas (2014) y Vieja y nueva Constitución (2016), su historia política del español en América, Hablamos la misma lengua (2017), la edición de la obra colectiva Comentario mínimo a la Constitución española (2018), Civilizar o exterminar a los bárbaros (2019), y Vestigios (2020).
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