Esta semana Culturamanía y El Libro en Blanco les recomendamos: «El arte de la guerra», de Sun Tzu, en una bonita edición ilustrada de la editorial Alma, que además han recurrido a la primera traducción occidental que se hizo de la obra, que Joseph-Marie Amiot publicó en 1772.
El libro es un compendio de máximas, recomendaciones y observaciones recopilados para uso y estudio de los generales chinos de una de las épocas más agitadas de su larga historia. «El arte de la guerra» -atribuido según la tradición china de la transmisión escrita a Sun Tzu o «maestro Sun»- fue, de los numerosos tratados de este tipo, el que ha
alcanzado un mayor éxito y una asombrosa longevidad. Prueba añadida de su vitalidad es que a día de hoy la obra es una referencia clave en los estudios de las academias militares y que además se ha revelado como un texto de gran utilidad para todo aquel que haya de dirigir un grupo de personas a la consecución de un objetivo, por lo que podemos decir que el libro ha dado el salto a la vida civil, mostrando su utilidad tanto para los negocios como en la vida cotidiana.
Sabemos poco de Sun Tzu Incluso se ha dudado de su existencia real. Al parecer, vivió durante el periodo de los Reinos Combatientes, en torno al siglo V a. C., antes de la unificación de China, y la tradición le atribuye un papel relevante en la corte del reino de Qi, uno de los siete reinos en que se dividía la actual China. Fruto de su experiencia como general, escribiría «El arte de la guerra», un libro que ha servido de guía durante más de dos mil años.
Compartimos un pequeño fragmento del libro.
<<Sun Tzu dice: Después de que el general haya recibido del soberano la orden de iniciar la campaña, reúne las tropas y moviliza al pueblo. Esto convierte el ejército en un conjunto armonioso. Ahora debe prestar atención en procurarles campamentos ventajosos, pues de este asunto más que de ninguna otra consideración depende el éxito de sus proyectos y de todas las empresas. Este asunto no es tan fácil de ejecutar como cabría suponer. Las dificultades suelen ser innumerables y de todas clases. No hay que olvidar nada para allanarlas y vencerlas. Una vez acampadas las tropas, hay que ocuparse de lo que está cerca y de lo que está lejos, de las ventajas y de las pérdidas, del trabajo y del
reposo, de la diligencia y de la lentitud. En resumen, hay que acercar lo que está lejos, sacar provecho incluso de las pérdidas, sustituir un reposo vergonzoso por un trabajo útil y convertir la lentitud en diligencia. Debes estar cerca cuando el enemigo te crea muy lejos. Debes tener una ventaja real cuando el enemigo crea que te ha infligido pérdidas. Debes estar ocupado en algún trabajo útil cuando te crea sepultado en el reposo. Debes ser lo más diligente posible cuando considere que te mueves con lentitud. De este modo lo engañarás y lo adormecerás para atacarlo cuando menos se lo espere y sin que tenga tiempo de reorientarse>>.
EL LIBRO EN BLANCO
C/ Juan Pablo II, 35
Santa Cruz de Tenerife
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