En el acervo cultural musical, el «duende» es el equivalente al Feeling… al Groove… a ese sentimiento… ese algo más, que se tiene o no… y el 19 de enero en la laguna hubo mucho… arte y poderío escénico en el teatro Leal, en la decima edición del Festival Romí.
José Heredia presenta un espectáculo sin fisuras, dedicado a la mujer gitana… y el inicio, o primer bloque, tomó buena cuenta de ello, con la impresionante apertura a cargo de Montse Cortés, Lela Soto, Estrella Fernández o las hermanas Bautista (Ángeles y Tere)… la pólvora ya empieza a arder… y algo intuía.
Tuve la oportunidad de estar entre bastidores y ver cómo a ésta gente no le cuesta nada respirar música… cantan y bailan y todo fluye… lo del escenario sólo fue la constatación de la madera de artistas de pura cepa… sin discusión.
Johnny Jiménez acompaña a las seis cuerdas, el despliegue de la bailaora Karina Amaya, verdadero torrente en el escenario, tanto como El Torombo… José Suárez lo da todo, y ambos reciben una ovación estruendosa…y allí no cabía un alma.
Bajo la magia de las habilidades de El Oruco, va sumándose la consolidación de la genialidad de Luis Habichuela, temprano talento que empasta maravillosamente con las guitarras de Juan Carmona y Jiménez.
Se suceden las actuaciones, sin olvidarnos de la percusión de Bandolero, tocando todos los palos de lo que debe ser un festival de flamenco. El climax llega con Jorge Pardo, flauta en ristre primero, y saxofón después, en un clímax festivo al que se suma Frigol García a las cuatro cuerdas.
Heredia agradece… y enardece aún más al público con dos piezas más… Magia… fiesta… duende durante más de dos horas que » quitaron el sentido» al respetable… Y esto, repito, se da o no se da, se tiene o no se tiene y aquí brotaba a raudales… Como el agua…
Fotografías cedidas por José Heredia, director del Festival Romí.