El esperado regreso de Abderrahmane Sissako (“Timbuktu”), sobre una sofisticada historia de amor ambientada en China, se estrena en Filmin el 10 de enero.
Filmin estrena, el próximo 10 de enero, en exclusiva en plataformas digitales, “Té negro”, la nueva película del director Abderrahmane Sissako diez años después de su exitosa “Timbuktu”, que fue nominada al Óscar a la Mejor Película Internacional y que ganó 7 Premios César, incluyendo a la Mejor Película. En esta ocasión, el cineasta malí regresa con una sofisticada historia de amor en la que una joven de Costa de Marfil, Aya (Nina Melo), tras decir que no a un matrimonio concertado, busca una segunda oportunidad en China, donde conoce a un comerciante, Kai (Chang Han), con el que empezará a desarrollar un fuerte vínculo a través de la ceremonia del té chino. La cinta compitió en la Sección Oficial del Festival de Berlín y fue estrenada en cines españoles el pasado mes de septiembre distribuida por Caramel Films.
El director cuenta la semilla de la historia principal: “Los primeros indicios de Té negro aparecen en una escena de Heremakono (2002). Un inmigrante chino está cenando con una mujer africana y se pone a cantar karaoke. En esa escena abordé lo que considero un tema fundamental: Los encuentros. (…) La partida voluntaria y el exilio tienen algo interesante que decir sobre la identidad. Especialmente en Té negro donde explico que, vengan de donde vengan, las personas comparten el deseo común de tener una vida feliz entendiendo y comprendiendo a los demás. Es el caso de Aya y Cai”. De esta manera, el cineasta convierte la felicidad y la libertad en los leitmotivs de la película: “Aya ve a una pareja interracial en una boda, africana y china, y se da cuenta de que la felicidad es posible. Eso es lo que probablemente desencadenó su viaje, y también el mío”.
En su huida, Aya se refugia en la Ciudad Chocolate, Guangzhou (Cantón), donde reside gran parte de la comunidad africana en China. Por lo que refiere al universo geopolítico de la película, Sissako explica: “Té negro presagia en lo que se convertirá el mundo de manera inevitable, un lugar donde todo surge a través de los encuentros. Así lo demuestra nuestro mundo en constante movimiento, un mundo globalizado, para bien o para mal. Pero no he abandonado el enfoque político en esta película. De hecho, cuando uno de los personajes dice que la Ruta de la Seda ya no funciona, es una forma de decir que ya no podemos construir puentes entre países para transportar sólo bienes materiales. Esos puentes deben servir también para conectar a los seres humanos. Lo mismo puede decirse de la cena familiar durante la cual Cai y su hijo se enfrentan a la visión de una generación mayor totalmente opuesta a la suya. Es mi forma de decir que no debemos reducir China a estereotipos, a un mundo aislado”.
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