sábado, diciembre 21, 2024

«Life After the NeverEnding Story» en el Festival «Isla Calavera». Por Norberto Trujillo

Hablar de los documentales de Lisa Downs suele ser sinónimo de nostalgia y amor por el cine. En esta nueva entrega de Life After, tras los estupendos Life After Flash y Life After the Navigator, además de la webserie Life After the Movies, nos introducimos en los entresijos de La historia interminable de una forma nunca vista antes. La película nos conduce a descubrir qué fue de Tami Stronach y Noah Hathaway (protagonistas de la cinta original), además de indagar en las bondades y oscuridades de la producción dirigida por Wolfgang Petersen, a través no solo de sus actores principales, sino también de diferentes profesionales que trabajaron en ella.

No me haré de rogar y ya entro en el complicado camino de la crítica, que, aunque trate de ser escrita con objetividad, estará ciertamente contaminada por un halo de opinión y el inmenso cariño hacia la historia de Michael Ende. El documental es una maravilla en cada momento de su metraje, principalmente porque Downs ama lo que está haciendo y se divierte mientras rueda. Eso se nota en todo momento, hasta el punto de que podemos sentir admiración porque una fan como nosotros consiga acercarse y escuchar a quienes hicieron una película que es historia del cine.

Además, como ya es habitual en su dirección, no juzga a sus participantes ni los cuestiona. Deja que ellos se quiten sus máscaras y cuenten lo que vivieron y viven tras la película. Cuestiones como el estrellato infantil y sus consecuencias, los rodajes interminables, los maltratos de la industria y las personas moralmente cuestionables que rodean al mundo del cine salen a relucir, sobre todo mediante las aportaciones de Hathaway. Por el contrario, la vivencia luminosa, con recuerdos positivos tanto del rodaje como de la gente que la acompañó y la protegió de la industria, que cuenta Stronach, genera un contraste que, como mínimo, resulta absorbente para el espectador. Dos personas completamente opuestas que encuentran un camino común del que se habían alejado en el año 84.

La investigación arqueológica que ofrece Downs es concisa, divertida y, en algunos momentos, profundamente emotiva. Visitar de nuevo los Estudios Bavaria, donde se rodó la cinta original, y escuchar al siempre adorable Colin Arthur, creador de todos los monstruos que vemos en ella, incluyendo, por supuesto, a Fújur (Fuchur en alemán o Falkor en las versiones anglosajonas), resulta en conjunto muy acogedor. El esfuerzo por no dejar a nadie fuera del documental es titánico, llegando a entrevistar incluso a algún figurante. Pero claro, ser figurante en La historia interminable no es ser solo un figurante, y, por tanto, hay grandes historias detrás del rodaje. Además, se tienen en cuenta a quienes hicieron posibles las secuelas olvidadas y en gran parte desconocidas.

Tanto si eres fan de la novela de Ende, de la película de Petersen, del cine, o de los «qué fue de…», este documental es un añadido imprescindible a todo lo anterior. Sin duda, para quien escribe estas líneas, lo es.

La película, visionada en el marco del Festival Isla Calavera, en una proyección acompañada de un coloquio con Downs y Stronach, nos deja con un buen sabor de boca y con expectativas para las siguientes obras de ambas artistas.

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