Hay historias que se hacen grandes, que se hacen bonitas con una naturalidad casi inexplicable. Hay historias que son caballo ganador, que tienen implícito el gen de la empatía, que viven el presente con plenitud mientras alumbran un futuro rico en matices, prometedor; hay historias que desde su mismo germen son un decálogo de buenas experiencias. Algo de esto tiene el Phe Festival. Y ahí viene, en su cuarto año de vida, haciendo camino al andar…
En la tarde noche de este viernes abrió las puertas a su eclosión escénica (no hay que olvidar que Phe es una muestra multidisciplinar más amplia) en una cómplice tarde de verano. ‘Tercer verano de amor’, reza el lema principal del festival. Y así fue.
Lo mucho que aporta la música en esta muestra de agosto (mucho y bueno en este 2019) se completa con lo que trae su público desde casa. Phe es una experiencia compartida por miles de asistentes; alrededor de 5.000 personas en esta jornada de viernes. Todos tienen algo de protagonistas también.
Lo que se vive a las faldas del escenario es casi tan valioso como lo que exhiben los altavoces. Y ahí es nada, porque en esta primera entrega de 2019 el cartel artístico contó con nombres como los de Depedro, Locoplaya, Arizona Baby y Los Punsetes, además de El Extranjero, The Statue Thieves y Cariño, que fueron las tres bandas encargadas de abrir el festival a partir de las cinco de la tarde.
A estas alturas, después cuatro primeras ediciones hay fe ciega en Phe. La música es el reclamo último para una experiencia que tiene tanto de vital (en su dimensión justa) como artística. Para muchos de los asistentes, no hay verano hasta que no llega Phe. Y ahí los está esperando el festival, a la altura, con solvencia organizativa y con los complementos necesarios de las grandes citas musicales: zonas de descanso, gastronomía, mercadillo, actividades lúdicos.
Y así, en ese ambiente generoso de alegría y expectación, se suceden casi con el mismo éxito y aceptación el rap desmembrado de Locoplaya como propuestas sutiles del estilo de Depedro. Uno de los momentos del festival, que ejemplifica además su propia esencia comunitaria, lo protagonizó el mismo Jairo Zavala cuando se bajó del escenario para cantar armado sólo con un micro y su guitarra rodado por miles de personas.
‘Just say its so’, ‘End of the world’ -Arizona Baby-, ‘Vamos a ver’, ‘Más fresco’, -Locoplaya-; ‘Vas hablando’, ‘Idiota’; o ‘Nubes de papel’ y ‘Déjalo ir’ -Depedro-, entre muchas otras canciones… fueron anoche la banda sonora de una exitosa jornada musical que no tiene tanto de fortuna como de trabajo bien hecho. Entre el pop, el rock y el rap –y toda la variedad artística de sus cuatro ediciones- surgen historias que son para siempre. Ante la cultura de lo efímero, ponga Phe en su vida.
Imágenes de Omar García