Desde los albores de la humanidad, hasta el espacio profundo del 2032. Una visión satírica del devenir del pueblo terrestre, y de su involución constante, que pudimos disfrutar el pasado 4 de enero en el café Regia. Una bola de hilo es el idem conductor de una serie de sketchs en una happening, entre bananas y pisotones de dinosaurios. De las relaciones sociales y el entendimiento, la imposibilidad de comunicación, si todos tiramos del mismo lado, o la curiosidad del visitante en territorio inexplorado, mapa, más bien, del interior del ser humano, que de los accidentes geográficos propiamente dichos. Referencias pop de todo tipo, ornamentan la propuesta: Desde 2001 hasta Matrix, desde Star Wars hasta Alien. Los segmentos se suceden, y la banalidad de nuestro presente se da cita en una sala de arte, donde una Instagramer adicta establece contacto con un apasionado de la pintura. La cultura en tiempos del cólera… digital. Lo baladí frente al pedigrí, la plasmación pictórica y la contemplación frente al placebo virtual inmediato. Salto al futuro. El hombre y la mujer dialogan sobre los clones, herederos de realitys, prensa rosa o culebrones turcos. De lo cultural a lo gutural, y el círculo se cierra. Volvemos al instinto homínido. Y los hilos que tiran de nosotros, más allá de la parca, son tan dichosos, como una abuela haciendo ganchillo… deshilachando una y otra vez…
Noemí Rodríguez, Sergio González, Carmen Martínez, Alberto Chaneta y Desirée Ramos. Todo esto no hubiera sido posible sin la entrega y eficiencia de este grupo de profesionales, que nos hizo reír y viajar millones de años en una hora, tan rápida, como el ritmo de vida y asimilación actual. Perfecta parábola de lo que se nos ha contado esta noche.
Texto por Adrián Gómez
Fotografías de Gara Lacaba Toledo
