miércoles, noviembre 13, 2024

“Suena” a productora: una entrevista a Rita Vera García

Rita Vera García se tropezó un día con su vocación, no lo buscaba. La producción audiovisual buscó conquistarla a través del sonido. A pesar de la ausencia de referentes sonidistas en la industria canaria trabajó para cine y televisión. En uno de estos trabajos le sugirieron cambiar de área: la técnica de sonido Rita Vera se convirtió en productora. Tras tantos años de trabajo y muchas experiencias, Rita es un ejemplo para aquellas personas determinadas y valientes porque hizo camino al andar. Así, muchas ideas locales han conseguido materializarse, contribuyendo notablemente al desarrollo del sector cinematográfico en Canarias. 

Desde documentales hasta largometrajes. ¿Podrías hablarnos sobre algunos de los proyectos más destacados en los que has trabajado?

Es conocida por muchísimas personas mi preferencia hacia el documental. Se trata de un formato mucho más económico que la ficción si hablamos de financiación. El proceso de desarrollo es, quizás, la fase en la que me siento más cómoda. Cada vez existen más laboratorios y mercados dedicados al documental, asistir a ellos te permite estar en contacto con personas creadoras, generar sinergias y, por supuesto, conseguir aliadas y aliados para tus trabajos. Personalmente, creo que es la fase más rica de un proyecto.

Empecé con Estación Andamana, dirigido por Sergio Morales. Es un proyecto al que le tengo mucho cariño. Fue todo un aprendizaje, venía de ser técnica de sonido y había realizado algunos cortometrajes. Me había encargado de los cinco primeros años del Proyecto Corto, actividad que se realizaba dentro de la Muestra de Cine Iberoamericano organizada por la Asociación de Cine Vértigo, pero hacer un largometraje documental… aprendí muchísimo con ese primer documental, me enamoré de sus personajes. De hecho, sigo manteniendo relación con algunos de ellos, al fin y al cabo, se desarrolla gran parte del documental en mi barrio. Ha sido de las experiencias más bonitas dentro de mi profesión. También sigo manteniendo buena relación con alguno de los personajes de mi segunda producción, Telúrico. Creo que es uno de los motivos por los que prefiero el formato no ficción.

Sigo vinculada al mundo del cortometraje, recientemente se ha empezado a mover en festivales el cortometraje documental Salón Dorado, de Arima León. Nos conocimos en el primer International Market dedicated to Almost-Finished Films (Mecas) celebrado después de la pandemia y, desde entonces, la acompaño en alguno de sus proyectos, como Tomate Canario y su ópera prima Tal vez, que esperamos rodar este año.

Has tenido una larga trayectoria como coordinadora del proyecto de cortometrajes dentro de Ibértigo, Muestra de Cine Iberoamericano. ¿Qué te atrajo de esta experiencia y cómo ha influido en tu carrera como productora?

La Asociación de Cine Vértigo en aquel momento había alcanzado tal madurez como colectivo y como colaboradora en festivales como el Imacine, Canarias Media Fest y el Festival Internacional de Cine de Las Palmas, entre otros, que nos planteamos hacer una Muestra de Cine. 

Veíamos fundamental realizar alguna actividad paralela y participativa. En ese momento en la Asociación estábamos Carmen Dávila y yo. Estudiamos Imagen y Sonido juntas y habíamos trabajado con Juan Padrón Copy Art, por lo que nos encargamos de esa parte del proyecto. 

Para mí lo significó todo. Carmen falleció hace unos meses, por lo que tengo muy presente esos días en Vértigo últimamente. Se inscribieron muchas mujeres que querían hacer cine, casualmente los primeros años al equipo de iluminación siempre se apuntaban mujeres. Al principio me sorprendía, teníamos tan normalizado qué oficios podíamos desempeñar y cuáles no… Fue ahí cuando empecé a darme cuenta del desequilibrio que había no solo en los puestos de dirección, sino en todos los departamentos.

El proyecto Corto es uno de los más bonitos en mi vida y estoy convencida de que también lo fue para Carmen Dávila. La echo mucho de menos.

Actualmente estás trabajando en varios documentales y en el largometraje Tal vez. ¿Podrías darnos una visión general de estos proyectos y qué esperas lograr con ellos?

Tal vez es un proyecto que me enamoró desde el primer momento. Yo acompañaba a Agustín Domínguez con La Berma en Isla Mecas, y Arima se presentaba con Tal vez, por eso, cuando me ofreció participar en el desarrollo de su película no dudé.

Tal vez es un largometraje de ficción que cuenta la historia de amor que hubo entre la escritora Natalia Sosa Ayala y la trapecista Pinito del Oro. El guion surge de largas conversaciones con familiares y amigas de Sosa Ayala, donde profundizaban en la personalidad y particularidades de la escritora. 

La ficción no es un formato en el que me sintiera cómoda ni segura. Sin embargo, con Tal vez me planteé un papel más de acompañante, con el fin de conseguir una productora con el músculo suficiente para que el proyecto creciera y alcanzara la madurez suficiente. Creo que ya lo ha conseguido. Sigo vinculada en la producción y, por supuesto, creo mucho en Arima, en su creatividad y, particularmente, en su capacidad de lucha. Este es un oficio muy poco grato cuando empiezas, sobre todo, para las creadoras. 

A lo largo de todo el recorrido Arima ha conseguido rodearse de unas productoras maravillosas y un equipo técnico creativo que para mí es un lujo. 

Los otros dos proyectos en los que me encuentro ahora, que ya están en su fase de producción, son La Berma, de Agustín Domínguez, una historia de superación de Yaguiha Mohamed. Ella es una joven saharaui líder de una cuadrilla de civiles y militares cuya labor es el desminado en el desierto. El otro proyecto es Pescadores del Desierto, de Ayoze O´Sanahan, que cuenta con la colaboración del periodista José Naranjo. Justamente este mes de mayo el equipo vuelve a Mauritania para rodar la tercera parte de la producción. Pescadores del Desierto habla de la vinculación que existe entre la pesca tradicional del pueblo imraguem de Mauritania con la de Canarias, ambas en peligro de desaparecer.

También abarco proyectos pequeños, más modestos. Como es el documental, La memoria en los dedos, de Françoise Philippart de Foy, sobre el proceso de creación de objetos cerámicos realizado por cuatro ceramistas de Gran Canaria. 

¿Cómo se toma la decisión de producir un proyecto?

Me tiene que enamorar. Aunque también diría que deben hacerlo las personan que lo acompañan. Un largometraje tiene de media cinco años de trabajo, desde que empieza el desarrollo del proyecto hasta que se culmina a lo largo de todo ese proceso. En lo que se refiere a la búsqueda de financiación hay muchos altibajos. Hay que sacrificar muchas cosas, y parte de esos sacrificios están relacionados directamente con la obra.

Es por ello que la relación con la parte creativa ha de ser fuerte e inquebrantable. Entre medias renunciamos a muchos aspectos personales de nuestra vida, así que para mí es fundamental creer en el proyecto, pero sobre todo en su creador o creadora.

Conozco mis límites como productora. Busco proyectos pequeños, que sean realizables, mayoritariamente locales. Tal vez posiblemente es el único trabajo que se escapa a los márgenes que me he marcado, pero la propuesta y Arima son motivación suficiente. La película ha crecido en cuanto al número de productoras que se encuentran detrás de la obra, así como empresas auxiliares. Es un proyecto que está bien armado.

¿Qué requisitos debe tener una propuesta para que capte tu atención?

Principalmente el tema. Por lo general en todos los proyectos que participo Canarias está presente. Lo vemos en Estación Andamana, Tal vez o Pescadores del Desierto. Es muy importante crear un patrimonio audiovisual para las siguientes generaciones de niños y niñas en las islas. Con Estación Andamana mucha gente le empezó a dar valor a La Isleta en Gran Canaria. A lo importante que fue el crecimiento del muelle y del barrio para el desarrollo económico de la ciudad, por ejemplo. Supongo que por eso es por lo que en todos los asuntos que toco ha de estar implícito el barrio, la isla o Canarias, en general.

¿Qué tal está siendo la experiencia como delegada en Canarias de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA)?

La delegación mantiene muy buenas relaciones con las diferentes administraciones públicas de las islas. Alba González de Molina, mi antecesora, ya había estrechado lazos con todas ellas. Por mi profesión también tenía muy buenas relaciones, principalmente con el personal técnico, valoro positivamente las relaciones establecidas hasta le fecha.

Estamos presentes en el Consejo Sectorial de Cultura de Las Palmas de Gran Canaria, colaboramos todos los años con el LPA Film Festival, no solo con el Premio CIMA, ya que en los últimos años tenemos un espacio en su programación donde organizamos el Encuentro CIMA, en el cual profundizamos en cuestiones tan diversas como el documental como herramienta de cambio. En esta dinámica participaron tres generaciones diferentes de cineastas, Almudena Carracedo, Elena Molina, María Monreal y María Abenia, o en la pasada edición, que versó el encuentro sobre el papel de las mujeres en la programación de los festivales de cine, Sara Mansanet con Gabriela Martí, Nayra Sanz Fuentes y Alba González de Molina. 

¿Qué progresos destacarías desde que formas parte de CIMA en Canarias, cuál es el próximo objetivo?

En líneas generales se ha conseguido consensuar con las distintas administraciones públicas unas medidas de discriminación positivas que han repercutido en un aumento de participación de mujeres del sector audiovisual en proyectos que se ruedan en las islas, eso es quizás para mí lo más importante. 

En breve se lanzará el informe CIMA donde veremos los últimos datos facilitados. El ICDC facilita a CIMA los datos cada año para su elaboración, y para nosotras es importante. Gracias a este hemos conseguido grandes avances en la lucha por la igualdad de género en las ayudas públicas de nuestro país. Nuestro objetivo: conseguir un 50/50.

La conciliación es otra asignatura pendiente en profesiones como la nuestra. La jornada laboral es intensa, en la mayoría de las ocasiones tienes que desplazarte para desempeñar tu labor. Véase el rodaje de Cerdita, la productora ejecutó un proyecto pionero en conciliación laboral, con la creación de una ludoteca en rodaje, Ludoteca Cerdita, como herramienta de ayuda. Con ello, miembros del equipo pudieron trasladarse con su familia para desempeñar su trabajo sin renunciar a la conciliación.

Las productoras ejecutivas todavía tienen los números muy bajos en las tablas de los informes anuales de CIMA…

Hay que confiar en que las mujeres podemos. También podemos conseguir financiación. En Canarias existen muy pocas mujeres ejecutivas como tal, la mayoría son las propias cineastas que al no conseguir una productora que apoye sus proyectos terminan siendo productoras, guionistas y directoras, como lo son Mercedes Afonso, Arima León o María Abenia. Me parece que eso está cambiando, al menos en el documental. 

En ficción todavía cuesta un poco más, pero creo que poco a poco se equilibra la balanza. En cuanto a productoras ejecutivas cambiará. Silvia Sánchez Horma, por ejemplo, es una productora ejecutiva joven, pero con un recorrido interesante y mucha fuerza.

Fotografía cedida por Rita Vera García

Del cine a la música con un proyecto joven: A tu Vera Producciones como artist managment. ¿Qué te lleva a dar este paso?

En lo personal he tenido unos años un tanto difíciles. Necesitaba una vía de escape. La música siempre ha sido mi refugio, empecé por casualidad. Más bien de bocazas llevando una banda punk de Gran Canaria.  Actualmente llevo a Dyatlov, este mes de mayo actuaron en el Festival Focus Wales y tuvieron una aceptación estupenda. Fue su primer concierto internacional y en agosto actuarán en Chipre, en el Fengaros Festival, y terminarán en el HeroFest, en la isla de El Hierro en septiembre. 

Dyatlov me sirve de aprendizaje. Está siendo muy enriquecedor en lo personal y en lo laboral, en todas las áreas culturales las mujeres vivimos los mismos estigmas. Por ello también me incorporé a MIN, la Asociación de Mujeres de la Industria de la Música. En Canarias creo que somos cuatro socias nada más, me parecen muy pocas. Creo que el asociacionismo es importante para avanzar como mujeres y como profesionales del sector.

¿A qué cineastas locales debemos seguir muy de cerca como personas espectadoras?

Me pones en un aprieto. Lo difícil que es crear y producir en Canarias es suficiente para que sigamos de cerca a cineastas locales. 

En mi juventud descubrí a María Miró y a los hermanos Caldas, desde entonces siempre he asistido a proyecciones de cineastas de las islas. Tenemos a Macu Machín con La Hojarasca, a Mercedes Afonso y su próximo proyecto El mapa para tocarte, muy íntimo, personal y necesario. También María Abenia está en el desarrollo de varios proyectos que me parecen muy interesantes.

A Judith Alzola Romero y Guillermo Magariños los conocí en la anterior edición de IslaBentura con dos proyectos que me encantaron, y están teniendo muy buen recorrido en el proceso en el que se encuentran. Claro, los trabajos que tiene en desarrollo Víctor Moreno. Afortunadamente hay muchos proyectos en desarrollo, si vemos la cantidad de creadores y creadoras que se han presentado a las ayudas a la creación lanzadas a finales de año por el Gobierno de Canarias observamos que tenemos una buena cantera. Pero el presupuesto es limitado.

En las islas hay muchas historias y personajes por descubrir, ¿por qué es tan difícil poder disfrutar de ellos en las pantallas y circuitos más tradicionales?

Todavía existen carencias a la hora de conseguir distribución. Hay productoras que tienen un largo recorrido y solidez en el audiovisual, pero no es así con muchas productoras jóvenes. Considero que eso está cambiando tímidamente, pero se está consiguiendo.

En cuanto a Canarias, si no vas de la mano de una gran distribuidora poco caso se nos hace. Las exhibidoras que operan en Canarias no suelen proyectar cine de creadores o creadoras locales. A excepción de Multicines Tenerife, en San Cristóbal de La Laguna, gracias a Sabino Álvarez. 

En Gran Canaria, desde que cerró el Monopol, prácticamente la única oportunidad que tenemos de ver cine canario es durante la semana del LPA FILM Festival o en las sesiones que organiza Vértigo o Filmoteca.

Que Rendir los Machos, ópera prima de David Pantaleón, que ha ganado grandes reconocimientos nacionales e internacionales, no estuviera en salas comerciales… Creo que nos debemos sentar las salas exhibidoras, las instituciones locales y las asociaciones del sector para buscar una solución.

Entrevista realizada por Sofía Ramos González

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