La nueva edición del Salón del Cómic reunirá a los veinte principales malvados de las películas de la factoría Disney
Curiosamente el tinerfeño Jorge Fonte se comenzó a especializar en el universo de Walt Disney cuando ya había cumplido la mayoría de edad, sin que sepa explicar claramente el porqué de esta afición un tanto tardía que le ha llevado a escribir cinco libros, alrededor de esta compañía cuyas películas son ya universales. La temática abarca los filmes de animación hechos cuando el fundador estaba vivo, las producciones que vieron la luz tras su muerte, los cortometrajes de animación o las bandas sonoras. No es extraño que The Walt Disney Company contratara a este experto, primero en Estados Unidos y luego en España y que se haya convertido en una referencia obligada a la que acuden todos aquellos que quieren conocer en profundidad este mundo mágico.
Ahora coincidiendo con el Salón del Cómic que tendrá lugar en La Recova Vieja de Santa Cruz, entre el 19 y 23 de octubre, se ha organizado una exposición sobre los principales villanos y villanas de esta factoría, acompañados de una explicación sobre sus truculentas personalidades, siniestras habilidades y películas en las que aparecen, entre otros datos. La muestra se ha dividido en dos bloques: el primero abarca la época en la que el fundador estaba vivo y ahí estará la reina-bruja de Blancanieves, Stromboli de Pinocho, la madrastra de La Cenicienta, la reina de los corazones de Alicia, el capitán Garfio de Peter Pan, Maléfica de La Bella Durmiente, Cruella de Vil de 101 Dálmatas, Madam Min de Merlin y Shere Khan del Libro de la Selva.
En el segundo grupo están los malvados surgidos tras la muerte de Walt Disney y Forte ha elegido al Rey Juan de Robin Hood, Úrsula de La Sirenita, Gaston de La Bella y la Bestia, Jafar de Aladdin, Scar de El Rey León, John Ratcliffe de Pocahontas, el Juez Frollo de El Jorobado de Notre Dame, Hades de Hércules, Shan Yu de Mulan, Doctor Facilier, de Tianan y el Sapo y finalmente, Modher Gothel de Enredados.
La figura del malvado en la marca no es casual ni secundaria, la filosofía del creador se basaba en que cuanto más odiosos y repulsivos fueran, mejor sería la película y más resaltaría el valor del héroe y la heroína.
Algunas constantes curiosas serían que abundan más las villanas aunque en la exposición suman casi el 50%. Otra particularidad es darse casos como el de la película Blancanieves en el que la figura de la madrastra y la bruja suponen un doble componente de maldad.
Luego está la reina de corazones de Alicia, obsesionada con cortar las cabezas sin más criterio que su propio capricho, mientras que otros villanos destacan por su inteligencia como Scar, experto en humor negro o Madam Min, cuya singularidad es que no interfiere en la historia.
Frollo es considerado por Fonte especialmente interesante por su crueldad y una abrumadora xenofobia que no le impide enamorarse de una gitana y Hades está rodeado de ineptos que estropean continuamente sus planes, por muy elaborados que sean. En general, este tipo de personajes se mueven por la envidia, ambición o avaricia y en cuanto al diseño los buenos están compuestos de trazos redondeados, mientras que en los malos predominan los afilados y líneas rectas. Otro elemento común es que la deseada muerte de los villanos suele tener su origen en que se precipitan al vacío, por lo que el espectador nunca observa sangre, heridas o cualquier clase de violencia.
Con este conocimiento acumulado durante años elaborar la exposición no ha supuesto un especial esfuerzo para Fonte y en apenas una semana ya había elegido los personajes, escogido los dibujos y escrito su ficha. Y es que pese a que pueda resultar extraño en realidad Walt Disney “sólo” ha producido 54 películas largas de animación en su siglo de vida.
Fue en su época universitaria cuando este tinerfeño comenzó a interesarse por estas producciones que no habían llamado especialmente su atención siendo niño. Entonces quiso saber cuál fue el papel exacto del creador en aquel universo y el de quienes estaban detrás de estas obras y por ello se apunta al aula de cine de la Universidad de La Laguna (ULL). Alejado de cualquier tipo de mitificación, Fonte es consciente de que Disney es una marca comercial convertida en un mega imperio que se ha extendido fuera del mundo del cine en parques de atracciones o distintas producciones y no sólo las cinematográficas enfocadas a la familia, por las que son más conocidos.
Transcurrido medio siglo después de fallecimiento del creador, -se me olvidó preguntarle si es cierta la leyenda de que está crionizado- su puesto lo han ocupado una decena de sucesores cuyas producciones no siempre habrían sido del gusto del fundador a quien califica como “alguien muy particular con unos criterios muy claros. ¿Películas de animación que no habría hecho? Probablemente muchas”. Entre ellas quizás la reciente tendencia de incluir personajes principales de color, gays o lesbianas, lo que para Fonte es “un reflejo inevitable de la sociedad. El año pasado en mi clase había alumnos de cuatro o cinco nacionalidades distintas”.
La inclusividad no ha sido siempre bien recibida en todos los países aunque curiosamente el rechazo que han experimentado estas películas en algunos lugares no es algo nuevo. Ya en su momento Aladdin tuvo muchos problemas en los países árabes donde no gustó la visión que se daba del sultán o que la protagonista femenina no cumpliera con los estrictos cánones musulmanes. El reciente fracaso de una sirenita ligeramente de color lo achaca más bien este estudioso a que “en realidad la película es mala”. No menor ha sido el reproche continuo del que ha sido objeto la compañía en los países comunistas o por parte de los sectores de izquierda, a raíz de su posición en la caza de brujas delatando a algunos de sus trabajadores de ideología comunista.
La película favorita de este estudioso de la primera etapa es Pinocho, una versión que hasta ahora cree insuperable, y de la segunda Rey León por su banda sonora, guión, personajes y animación. Otra polémica que ha planeado siempre sobre Walt Disney es la adaptación de los cuentos originales de los siglos XVI al XVIII, con un contenido mucho más duro e incluso cruel, que luego fueron convenientemente edulcorados para su consumo entre el público infantil. En general las historias se mueven por medio de arquetipos universales: las niñas aspiran a ser princesas y los niños héroes y ambos lo consiguen al final de la película que por lo tanto invariablemente debe ser feliz.
Fotografía cedida por Noé Ramón