Jonathan Demme nos ha dejado hoy… un director muy poco valorado para la excelsa filmografía que poseía.
Lo descubrí en un pase de «El eslabón del Niagara» (1980), allá en los ochenta en domingo de cine… protagonizada por Roy Scheider, me pareció un thriller solvente, solo superado por los pases televisivos de «Algo Salvaje» (1986) con Melanie Griffith, o «Casada con todos» (1988) con Michelle Pfeiffer
Esos fueron mis primeros contactos con actores de la categoría de Jeff Daniels, Ray Liotta o Alec Baldwin… luego la locura taquillera y la consagración critica con «El silencio de los corderos»(1991) … clásico moderno del suspense y merecidos Óscar para Anthony Hopkins y Jodie Foster. Parece que para la sesuda academia y petulancia critica, su carrera acabo alli.
No se acuerdan de la magnífica «Philadelphia», con Denzel Washington y Tom Hanks (óscar incluida) que trato como ninguna una verdad incómoda para ciertos sectores sociales, desde el punto de vista del ostracismo laboral; la contracción del VIH… a partir de ahí la muy reivindicable «Beloved» (1998) y los remakes de «El mensajero del miedo” (idem) con Denzel Washington, y «La verdad sobre Charlie» (Charada) con Mark Whalberg; ya en el nuevo milenio, autor además de unas de las mejores películas-conciertos jamás filmadas; “Stop Making Sense» (1983) con Talking Heads, y «Heart of Gold», Rockumental de y con Nei Young… Hoy este magistral director se reúne con su hijo, el también realizador Ted Demme («Beautiful Girls»,»Blow») fallecidos años… Descanse en paz, maestro… y gracias por tan buen cine y música
