En la inclasificable novela ‘Matadero cinco’, en parte autobiográfica (su título alude al lugar donde su autor paso gran parte de la WWII como prisionero), Kurt Vonnegut, como si de una matrioshka se tratase, incluía otro título: ‘La cruzada de los niños’. La WWII fue una guerra peleada por niños, como también lo fue la WWI, como lo son todas las guerras: jóvenes que apenas comienzan a afeitarse a los que les entregan un fusil, que son enviados al campo de batalla a jugar una fatídica partida de ajedrez con la muerte.

La celebrada compañía de teatro Yllana, fundada en 1991 y con el gag gestual como caballo de Troya humorístico, con el aval de sus dos exitosas ultimas obras, ‘Glubs’ (2020) y ‘Greenpiss’ (2020)… nos traía los pasados 24 y 25 de marzo al Teatro Leal de San Cristóbal de La Laguna, en el marco de la décima edición de Tenerife Noir: ‘War Baby’.

En la obra que nos ocupa, pasamos de ‘La cruzada de los niños’ a LA CRUZADA DE EL NIÑO. Un niño que es un bebé consentido, con su cohorte de fieles (magnífica madre consentidora) y su propio ejército. Trasunto de satirización del fascismo y el totalitarismo, enarbolando una bandera con fondo rojo y chupete como símbolo (clara referencia a la esvástica del partido nazi); amen de reconocibles saludos fascistoides.

Y es que el único acercamiento posible a la guerra es la sátira antibelicista. En el caso que nos ocupa y a través de diferentes gags que terminan en ‘light-out’ entre risas del público, Yllana nos representa la ocupación de un pueblo por las huestes de este dictador bebé, la resistencia del populacho, la represión del mismo y reclutamiento forzado (impagables los tres variopintos reclutas), y, la posterior liberación vía combate final contra el dictador lactante con inesperado (y lovecraftiano) desenlace.

Fotografías de Álex Ro