Esta semana Culturamanía y El Libro en Blanco les recomendamos: «El colibrí», de Sandro Veronesi, una novela sobre la vida y sus altibajos, sobre la necesidad de mirar hacia el futuro con esperanza y vivir con intensidad hasta el final.
El colibrí es un pájaro menudo que tiene la capacidad de mantenerse en suspensión en el aire. A Marco Carrera, oftalmólogo que ejerce en Roma, de niño su madre lo llamaba colibrí por su escasa estatura. El problema de crecimiento se solucionó con inyecciones de hormonas, pero Marco ha continuado siendo un colibrí por su habilidad para seguir en el aire a pesar de las adversidades.
Un día lo visita en su consulta el psicoanalista de su mujer y, saltándose el secreto profesional, le advierte de que esta ha descubierto que sigue carteándose con un amor de juventud. No será el único conflicto al que tendrá que enfrentarse Marco: deberá cuidar de sus padres enfermos -él ingeniero, ella arquitecta-, que durante su infancia escenificaron una familia feliz que no lo era tanto, deberá tratar de reconciliarse con su hermano, que ahora vive en Estados Unidos, porque sobre ellos planea la sombra del final trágico de la
hermana muchos años atrás, y también deberá hacerse cargo de su nieta cuando su hija, madre soltera, deje de poder hacerlo… Toda una serie de infortunios y golpes del destino que Marco siempre sabrá cómo afrontar sin perder el ánimo…
Compartimos un pequeño fragmento de la novela:
<<En 1959, año de su nacimiento, el número de pasajeros de avión superó al de pasajeros de barco. Era esta una información que parecía que Marco Carrera supiera desde siempre, porque su padre se la repetía desde antes de que pudiera entenderla; era un hecho que hacía época, según su padre, gran lector de novelas de ciencia ficción, que profetizaban la movilidad del futuro mucho más en el cielo que en la tierra o el agua. Pero, como ocurre con lo que sabemos desde siempre, Marco Carrera infravaloró el
dato, que atribuyó a las fijaciones inofensivas de su padre y no a las semillas más potentes de su cuadro kármico. Y sin embargo… Y, sin embargo, los aviones, y el vuelo en general, eran una de las semillas más potentes de su cuadro kármico. Después de perder muchas otras grandes ocasiones para darse cuenta de ello, Marco lo comprendió
de pronto cuando tenía cuarenta y dos años, una de esas mañanas que solo existen en Roma, sentado en un banco de madera al pie de unos pinos, en la calle Monte Caprino, y mientras leía las acusaciones infamantes que Marina, ya su exmujer, se había inventado en la alucinante demanda que había presentado contra él. Pues uno de los lugares más bellos del mundo, el llamado Granarone del Palacio Caffarelli (bello no por su calidad arquitectónica, que no tiene, sino por su ubicación, desde la que domina todo el lado suroeste de la colina del Campidoglio que se extiende hasta el Tíber, es decir, la zona en la que se hayan los restos del templo de Jano, de Juno Salvadora, de Spes, de Apolo Sosiano, de San Homobono, el Pórtico Republicano, el Foro Holitorio, la basílica de San Nicola in Carcere, la Roca Tarpella en su totalidad y tres cuartas partes del Teatro Marcelo; que fue, en los siglos oscuros, lugar de pasto de cabras, razón por la cual se lo llamó Monte Caprino)>>.
Sandro Veronesi nació en Florencia el 1 de abril de 1959 y es uno de los escritores italianos de su generación que ha logrado una mayor proyección. Estudió Arquitectura en la Universidad de Florencia, pero nunca llegó a ejercer.
Comenzó a escribir en 1984 y publicó su primera novela en 1988. Es también autor de libros infantiles y de ensayos. Ha ganado el Premio Strega (el galardón más importante de las letras italianas) en dos ocasiones; por «Caos Calmo» en 2005 y por «El colibrí» en este año 2020. Otra de sus obras que ha gozado de gran reconocimiento lleva por título
«Profecía» y, al igual que «El colibrí», está disponible en español de la mano de la editorial Anagrama.
EL LIBRO EN BLANCO
C/ Juan Pablo II, 35
Santa Cruz de Tenerife
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