Del 12 al 21 de junio, el Festival Internacional de las Artes del Movimiento, MOVE Canarias, celebrará su quinta edición llevando la danza contemporánea, la performance y los lenguajes escénicos emergentes a cuatro islas del archipiélago: El Hierro, La Gomera, Tenerife y Lanzarote.
MOVE no es solo un evento artístico, sino un acto de descentralización cultural, una celebración del cuerpo como vehículo de expresión social, política y comunitaria. Y este año, entre las voces más potentes de su programación destaca Paloma Hurtado, con su pieza Ephimera, un trabajo que habita la calle como escenario y el cuerpo como lugar de denuncia y fragilidad.
Con más de quince años de trayectoria, Hurtado ha desarrollado un lenguaje escénico profundamente emocional y comprometido. “Desde el principio me identifiqué con una gran expresividad”, explica. “Mi manera de entender la danza tiene mucho que ver con la transmisión de emociones. Al principio, me preocupaba más por la limpieza del gesto. Ahora, busco la coherencia y la integridad en lo que propongo. Siempre me he preguntado cómo conmover al público, cómo hacerlo partícipe. La danza es mi manera de comunicarme”.
Ephimera es una de las piezas más significativas de la programación de MOVE 2025. Se presentará en espacios simbólicos como la Plaza de los Remedios en Buenavista del Norte (Tenerife) y la Casa de la Cultura Agustín de la Hoz en Arrecife (Lanzarote), donde el cuerpo de Hurtado dialogará directamente con el entorno urbano y sus habitantes. La pieza parte de una experiencia personal: una noche al raso en una estación de autobuses de Bilbao, compartida en silencio con una mujer sin hogar. Aquel encuentro marcó profundamente a la artista. “Fue como si me hubiera hablado de su existir y me pidiera que fuera yo quien hablara por ella”, recuerda.
La obra, que se estructura según los momentos del día —la noche, el despertar, la vergüenza bajo el sol, el atardecer—, es una coreografía del desamparo y la dignidad. “Me interpela la vulnerabilidad, me duele la falta de comunidad. Siento que bailo por todas esas personas que no tienen voz. Bajar a la calle es un acto político. El espacio público nos pertenece, y la cultura debe ocuparlo más a menudo”.
MOVE 2025 reafirma precisamente ese vínculo entre cuerpo y territorio. Bajo el patrocinio de Promotur y con el apoyo del Gobierno de Canarias y varios ayuntamientos locales, el festival apuesta por una programación gratuita e inclusiva que descentraliza la cultura y la lleva a plazas y espacios patrimoniales fuera de los grandes núcleos urbanos. La programación incluye compañías locales, nacionales e internacionales, entre ellas la destacada Resistance Movement del coreógrafo polaco Maciej Kuźmiński, interpretada por la bailarina ucraniana Daria Koval, y las propuestas de EnbeDanza, que celebra sus 30 años como referente de la danza inclusiva en Canarias.
En este contexto, la presencia de Hurtado no es anecdótica. Representa una forma de hacer danza desde el compromiso, desde la escucha activa del lugar y de la comunidad. “Me gusta habitar los espacios. Pasearlos, observar la vida que tienen. Antes de cada representación me siento, me dejo estar, me hago parte del paisaje y de las personas que lo transitan. Así comienzo a bailar: con todo lo que traigo y con todo lo que ese lugar me da”.
La artista, que ha formado parte de colectivos como Lamajara y Tenerife Danza Lab, reivindica una práctica coreográfica que se expande más allá del escenario: “Ambos proyectos fueron fundamentales para mí. Me reafirmaron en mis raíces. Me enseñaron a mirar la danza desde la pedagogía y la mediación, desde lo comunitario. Hoy, además de crear y bailar, me interesa el pensamiento en torno a la escena, reflexionar desde ahí también”.
Ephimera se alinea así con el espíritu del festival: una obra que remueve conciencias, que no necesita telón para conmover, que se adapta y se resignifica en cada nueva plaza. “Nunca deja de sorprenderme. Siempre busco conectar, aunque sea con una sola persona. Ojalá toque el corazón de alguien y le haga pensar”.
MOVE Canarias 2025 propone una experiencia de arte vivo en contacto con el paisaje y la gente. En palabras de Hurtado, “vivimos en un lugar de gran belleza y riqueza. Incluso en las ciudades, la naturaleza siempre se asoma. Buenavista, con el macizo de Teno, me cautivó desde que llegué a Tenerife. Arrecife, con su luz y el arrullo del mar. Estoy deseando compartir en estas islas y seguir recorriendo camino con esta obra que, por ahora, no tiene final. Porque la cuestión de las personas sin hogar está lejos de resolverse”.
En definitiva, MOVE 2025 no es solo un escaparate de danza, sino un espacio para la reflexión, el encuentro y la transformación social. En él, propuestas como la de Paloma Hurtado nos recuerdan que el arte puede ser un acto de cuidado, una denuncia y un puente hacia una sociedad más empática. Porque el cuerpo, como dice ella, “es un lugar donde todavía podemos construir justicia”.