Vagamente inspirada en la novela ‘Vineland’ de Thomas Pynchon, cambiando el tono de crónica literaria y dramática por el de comedia entre absurda, surrealista y desquiciada, en perfecto maridaje con el drama familiar, trufado de drogatas, chivatos, prófugos radicales y conspiradores supremacistas, Una batalla tras otra se erige en un filme tragicómico de denuncia de las violentas facciones de izquierda y derecha (cuyo origen se remonta a los años 60 del siglo XX) que conviven en los actuales EE. UU. en clara connivencia con la alarmante polarización de las sociedades a nivel mundial. Paul Thomas Anderson presenta uno de los más sólidos, incisivos, desquiciantes e inolvidables filmes de los últimos años. Estrenada tan solo unas semanas después del asesinato de Charlie Kirk, la película Nº 10 de la filmografía de Paul Thomas Anderson es uno de esos filmes que conviene revisar y a releer, no solo en clave política, sociológica e historicista, sino también por sus virtudes e influencias cinematográficas. Toda una “declaración de guerra” a las plataformas, al ser filmada en 70 mm y en formato Vista Vision, para ser (debidamente) apreciada en la gran pantalla. Como toda película eterna, no perderá un ápice de su modernidad en los próximos 200 años.
I. TIEMPO DE FILMAR. INFLUENCIAS.
Filmar así es algo en lo que creo firmemente y que he intentado promover lo más posible, porque siento que ofrece una imagen mucho más hermosa y rica. Se llaman motion pictures (imágenes capturadas una tras otra a 24 cuadros por segundo), creo que da una experiencia más emocional y visceral. Ésa es mi opinión, pero creo que tengo razón. Es una forma realmente hermosa de hacer cine. No digo que sea fácil o barato, pero sí es una forma significativamente mejor de hacer y de ver una película.
Paul Thomas Anderson.
Septiembre de 2025.

Hay cineastas que sencillamente han nacido para serlo. Paul Thomas Anderson (en adelante PTA) pertenece a una estirpe de realizadores que piensan siempre en términos de audiovisual y que no están dispuestos a dirigir cualquier película que se pueda presentar en su (metódico) camino. PTA no está para perder el tiempo: ve filmes y los estudia, habla con sus cineastas predilectos, y crea sus propios proyectos desde el papel. Concede pocas entrevistas, Al menos durante el proceso creativo. Cuando toca la promoción del filme es otra cosa. Probablemente con la promoción de su filme Nº 10 esté batiendo algún récord a este respecto. Respira cine. Y respira cine en celuloide, no tanto en el modelo digital que vino para quedarse aproximadamente con el centenario del nacimiento del cine, allá por 1995. Como Richard Linklater o Christopher Nolan, PTA separa anualmente una cantidad de celuloide, es decir, encarga ex profeso cierta fabricación del mismo, para seguir filmando a la manera clásica, pero a la vez con una contundente modernidad. El cineasta, por otra parte, necesita todo el tiempo del que dispone para leer, escoger, perfilar, diseñar, escribir, investigar, elegir actores y para filmar, previa concepción y planificación de sus meticulosas puestas en escena. Cada paso de esta cadena es largo. Una media de tres años entre un filme y otro. Diez filmes en veintinueve años. ¡Pero, amigo! ¡Qué películas!
Pozos de ambición (Tere Will Be Blod, EE. UU. 2007); The Master (EE. UU. 2012), Puro vicio (Injerir Vice, EE. UU. 2014), El hilo invisible (Phantom Thread, EE. UU. 2017), Licorice Pizza (EE. UU. 2021), son algunas de las grandes películas del milenio y del cine americano más reciente. Películas vivas, apasionadas, frescas, innovadoras, dramáticas, implacables… Sus primeras obras, Sidney (Hard Eight, EE. UU. 1996), Boogie Nights (EE. UU. 1997) y Magnolia (EE. UU. 1999), consolidaron un chispeante talento que el tiempo ha forjado como irrepetible, que hizo emerger el cine coral al estilo Robert Altman, con estilizados movimientos de cámara a lo Martin Scorsese, sin por ello renunciar a una precisión autoral, sólo comparable al de cineastas de edad similar, que comparten generación, como el mencionado David Fincher, o cineastas tan personales como Wes Anderson, Alexander Payne o James Gray, que también ruedan los filmes que quieren, o no ruedan. PTA no lleva sus filmes a prestigiosos festivales por decisión propia. Sus filmes no obtienen premios Oscar a granel, como deberían. Un autor no se mide por los premios que obtiene ni por el éxito de sus filmes, aunque todo ello ayude.
Como entreactos de sus obras más personales, PTA ha acometido la reescritura de guiones de películas como Napoleón (Napoleon, EE. UU. 2023), de Ridley Scott o Los asesinos de la luna (The Killers of the Flower Moon, EE. UU. 2023) para su amigo y mentor, cineasta de referencia, Martin Scorsese. Y lo ha hecho sin acreditar. Esos procesos mencionados en labores de Scrip Doctor obedecieron a llamadas de los protagonistas de ambas películas, Joaquín Phoenix y Leonardo Di Caprio, evidentemente con la connivencia de sus respectivos realizadores. Las palabras de PTA al respecto son las siguientes: “Me gusta contribuir de la forma que pueda cuando alguien me pide ayuda. Así fue con Joaquín Phoenix y Leonardo DiCaprio, y obviamente con Marty y Ridley. Siempre es un privilegio poder decir ‘déjame decirte mi opinión acerca de este film’”. Esta colaboración constituye una manera de devolverle al maestro italoamericano su inspiración. No cabe duda que cineastas como Anderson o Quentin Tarantino han calcado en ocasiones en sus películas planos del cine de Scorsese, estructura de diálogos o el uso de la música y canciones. Gran parte del cine que consumimos hoy tiene que ver con el cine de Martin Scorsese.
Del mismo modo, PTA no deja de mencionar su profunda amistad con el mencionado Robert Altman, o con Jonathan Demme o Robert Downey Sr., así como la realidad de que la interactuación con cineastas de tal calibre, desgraciadamente fallecidos, le hizo sentir motivado y seguro de mí mismo. Casualmente o no PTA recomienda ver los siguientes filmes antes de ver el décimo suyo: Huida a medianoche (Midnight Run, EE. UU. 1988), de Martin Brest, una road movie excelente que sabe navegar equilibradamente en el absurdo más cómico de las situaciones serias; The French Connection (EE. UU. 1971), de William Friedkin, que contaba con un personaje principal desquiciado, antipático, implacable que perseguía a un enemigo elegante y simpático en medio del caos de la droga en la ciudad de Nueva York; La mencionada Running on Empty, de Lumet con ese conflicto generacional similar; La Batalla de Argel (La Battaglia Di Algeri, Italia, 1966) de Gillo Pontecorvo, filme que describe el proceso de utilización de actividades terroristas por parte del Frente de Liberación de Argelia y el desarrollo de tácticas antiterroristas por parte de las tropas francesas, película que cita expresamente Anderson, cuando vemos al personaje de Bob viéndola en televisión cuando las fuerzas gubernamentales están a punto de entrar en su casa y debe escapar por un túnel desde su dormitorio al exterior; y Centauros del desierto (The Searchers, EE. UU. 1956), el filme de John Ford filmado en Vista Vision sobre otra búsqueda desquiciada y atormentada de un pariente a través de parajes naturales de EE. UU. PTA ha comentado igualmente el influjo de Wong Kar Wai en su modélico filme número 10: Es su manera de desenvolverse, su estilo desenfadado, sin ser excesivamente arrogante, pero con una onda increíble. Vi ‘Deseando amar’ y ‘Chungking Express’ un par de meses antes de rodar. Quería recordar su energía, sobre todo en el primer acto de nuestra película. Además, Wong Kar Wai filma magníficamente en formato 1.85.
Cuando se le pregunta al realizador californiano nacido en 1970 por el cine político como género en sí mismo, pone un significativo ejemplo, y cita otro filme que claramente admira. Dice Paul Thomas Anderson sobre el cine de género marcadamente político lo siguiente: A veces veo películas y no sé que pensar. Pondré un ejemplo y no quiero que se malinterprete. No quiero hablar mal de una película como ‘Rojos’, una película política, por la sencilla razón de que la amo. Y diré que es una de mis favoritas de todos los tiempos. Pero toda la parte que explica la Revolución Rusa y la situación política de entonces lo único que consigue es que el espectador desconecte. Yo me desconecto. Pero luego está la historia entre Warren Beatty y Diane Keaton y la escena en la que se encuentran en la estación del tren. Todo eso es maravilloso. Es imposible no enamorarse de esa historia porque te involucras de forma muy íntima y es sencillamente un relato sin fronteras que hierve en la memoria de cualquier espectador del mundo. Lo otro, la parte política, cobra sentido a partir de ahí, no al revés. Y eso es exactamente lo que he intentado.
Por otra parte, es inevitable al salir de la sala después de verte arrollado como espectador de los ágiles 160 minutos de metraje, pensar en un filme muy personal, distópico en su tiempo, pero definitivamente adelantado a muchas realidades. Ice (EE. UU., 1970) de Robert Kramer es un filme que especula con una distopía en América que no deja de resultar escalofriante en 2025, año del estreno de Una batalla tras otra. Ya en el filme de 1970 podía verse una guerra en ciernes en la frontera con Méjico, provocada por la cada vez más incontenible inmigración ilegal. Se puede ver en este filme el ‘rescate’ de inmigrantes ilegales de centros de detención. También está presente en el filme de 1970 cierta crispación y agitación armada por todo el país, unida a la más absoluta represión gubernamental contra todo movimiento político alternativo al orden establecido. Ice fue estrenado paralelamente al acceso al poder de Richard Nixon a la casa presidencial, en pleno descontento social con la guerra de Vietnam. La lucha armada era una realidad, no sólo en EE. UU. sino también en otros países europeos, en Sudamérica, y respecto del conflicto palestino-israelí, inclinado popularmente en favor de Israel aquellos años, debido a dos factores importantes: el genocidio nazi estaba muy cerca en el tiempo, y como consecuencia del surgimiento de grupos terroristas como La Organización por la Liberación de Palestina (OLP) que secuestraba aviones y atentaba duramente en todo el mundo en nombre de la causa Palestina.
II. RUNNING ON EMPTY. BOB Y WILLA. EL 75 FRANCÉS.
Confieso que mi miedo es pensar que la gente crea que ‘Una batalla tras otra’ es otra vez una historia sobre lo mal que lo estamos pasando. La historia que se cuenta, pese a todo, plantea una esperanza. Diré más, soy un tipo que tiene esperanza por la sencilla razón de que tengo hijos. Es la esperanza lo que te saca de la cama cada mañana. Es la esperanza lo que hace que te emociones cuando ves a tus críos. Tener esperanza por mal que vayan las cosas no es una opción, es una obligación, un acto de responsabilidad con el presente y con el futuro de tus hijos. Imagino que soy el tonto que cada mañana se da de cabezazos contra la pared pensando que todo irá mejor.
Creo que lo que he notado estas dos semanas, desde que empezamos a proyectar la película, es que quizá no esté de moda hacer una película optimista ahora mismo. Fue todo un riesgo. Está de moda ser irritable o algo así. Pero hay un toque de optimismo en la película. Espero que lo haya, al menos yo, porque me siento así. O sea, tengo cuatro hijos. Más me vale ser jodidamente optimista.
Paul Thomas Anderson.
Septiembre de 2025.
Una cosa es segura. Nunca verás en un filme de PTA realizador un plano convencional, que sobre, o que no encaje con el resto. Desde Embriagado de amor (Punch-Drunk Love, EE. UU. 2002), su 4° filme, no ambientaba una de sus historias en la actualidad. Su regreso a los tiempos del nuevo milenio es realmente sonoro y notorio. Una batalla tras otra es una película magnífica a muchos niveles. Es una película desquiciada, implacable, directa, a veces estrafalaria…siempre memorable. Para la historia del cine queda la Set Piece que transcurre en la autopista, llena de curvas y pendientes en el segmento final del filme, una localización excepcional, que luce maravillosamente. Una secuencia larga, con montajes alternativos, que abordan otras situaciones complementarias, absolutamente electrizante, trepidante e imprevisible que dura alrededor de 30 minutos.

En su nuevo retrato de América, que despierta profunda fascinación e interés, PTA nos sumerge en estos tiempos de gran confrontación ideológica, de demagogia política, de supremacistas, de izquierdistas reivindicativos que desean cambiar el mundo. La denominación de la organización terrorista en la que se mueven los protagonistas del filme, el “75 francés», en clara referencia al “mayo francés” de 1968, facción armada luchadora por causas justas, donde las fronteras son libres como posicionamiento ante la masiva inmigración ilegal, o la plena libertad en la toma de decisiones, es decir, la anarquía más absoluta, con el objetivo de tomar los derechos a través de las armas, en lo que constituye según las palabras de por ejemplo el personaje de Perfidia Beverly Hill, una declaración de guerra. La violencia revolucionaria como única salida… ¡ahí es nada! En este sentido, el filme comienza de una manera trepidante con el asalto a campos de retención de inmigrantes para mezclarlos con la población estadounidense; la extorsión a senadores para que no aprueben leyes antiabortistas; atracos a entidades bancarias luciendo el Black Power; sabotaje de torres eléctricas para dejar a poblaciones enteras sin luz; actos de sabotajes en palacios de justicia y en sedes políticas; y con la práctica de sexo libre interracial y con personas de ideología contraria. Todos estos sucesos constituyen las señas de identidad de estos americanos “libres”.
El filme podía haberse ambientado perfectamente en los conspirativos años 70 del siglo XX. Una época en la que surgen diversas organizaciones como los Black Panthers, los Weather Underground y otros grupos radicales que atentaron contra intereses económicos, realizaron secuestros, etc. al no creer en la lucha pacífica que claramente había fracasado con el asesinato de Martin Luther King. De hecho, la novela que sirve de inspiración para este filme, Vineland (2), transcurre en los años 80, comienza en el verano de 1984, para remontarse a los años 60 del siglo XX, esa década de transformación, de desencanto de la sociedad, de la impopularidad de la guerra de Vietnam y de la lucha por los derechos civiles, tanto de la raza negra como de las mujeres por la igualdad. Ese contraste entre la década de los 60 y la de los 80, concretamente el segundo mandato de Ronald Reagan, remite de alguna manera a esa magnífica película de Sidney Lumet Un lugar en ninguna parte (Running on Empty, EE. UU. 1988), que como vemos el cineasta cita como una de sus fuentes. En el referido filme del maestro Lumet, las consecuencias de los rebeldes actos de aquellos reivindicativos años 60, realizados por un matrimonio que perteneció a uno de aquellos movimientos radicales, les ha obligado a vivir clandestinamente y en permanente estado de huida y persecución. Tales circunstancias son sufridas por quienes ni siquiera estaban ahí para formar parte de aquellos atentados. El hijo de la pareja interpretado por River Phoenix, sufre esa situación que no ha elegido durante los años 80. El personaje de Willa en el filme de 2025 (Prairie en la novela) un buen día, con 16 años se ve implicada plenamente en la persecución coordinada por el gobierno federal por los actos de su madre, Perfidia Beverly Hills, que ha huido después de ser capturada y delatar a su gente, priorizando su libertad personal a la crianza de su hija Willa, al cuidado de su padre Bob. Perfidia se fugó a México, pero según qué informe gubernamental se la sitúa o en Cuba o en Argel.
PTA ha preferido ubicar la narración en la actualidad, con todo lo que conlleva. Concretamente asistimos a dos tiempos. Uno es claramente los mandatos de George Bush Jr., en los que transcurre la primera media hora del filme. El grueso del filme transcurre en el primer mandato de Donald Trump. Todo un claro espejo con el segundo mandato, fecha del estreno del filme, pocas semanas después del asesinato en público del ‘trumpista’ Charlie Kirk. Este crimen coloca a la sociedad estadounidense en uno de sus más alarmantes estados de polarización social y política de la historia más reciente.
Las interpretaciones de los actores, por otra parte, que acometen a personajes cada cual más extravagante que el anterior (fascistas, terroristas, drogatas, delatores, padres, madres, hijos, supremacistas, etc.), constituyen trabajos absolutamente memorables, que reflejan al mismo tiempo una claridad y coherencia desde la realización. Qué duda cabe de que PTA es un gran director de actores. Los excesos de unos y otros intérpretes, encajan perfectamente con los excesos de la trama y de ciertos instantes de la memorable puesta en escena. Véase en este sentido el prodigioso trabajo de Sean Penn, como el supremacista coronel Steven Lockjaw, o el traficante de mano de obra Sensei, encarnado por Benicio del Toro pasando del español al inglés con plena fluidez. Y qué decir de la joven actriz Chase Infiniti en el papel de Willa, protagonista casi absoluta, o de Teyana Taylor como su madre Perfidia Beverly Hills, la revolucionaria incansable e implacable, o Regina Hall como la paciente terrorista Deandra. En roles muy secundarios, pero magníficamente construidos vemos a veteranos como Kevin Teighe y Tony Goldwyn, ambos como supremacistas blancos miembros de la organización denominada el Club de los amantes de la navidad (sic), o Eric Schweig como el rastreador indio y cazador de recompensas Avanti. Por supuesto, mención especial para un intensamente omnipresente Leonardo Di Caprio absolutamente sensacional en la piel de Bob Ferguson, el padre de Willa.
La música escogida (véase el empleo de la mítica canción American Girl de Tom Petty, o Solder Boy de las Sorelles) y el score, del habitual Jonny Greenwood, provisto de acordes nada convencionales, enormemente contrastados en tipos de tonalidades e instrumentos, carentes de leit motiv, aportan muchísima información enfatizando ciertas situaciones mostradas en las imágenes. El texto, por su parte, como siempre escrito por el propio director, se percibe cocido a fuego lento. Está vagamente inspirado en la mencionada novela Vineland, cambiando el tono serio, de crónica literaria y de explicación del origen de los movimientos radicales de los años 60 y 70 del siglo XX, por toda esa capa de ironía y absurdo que convive con el drama familiar, el propiciado por el abandono de una madre respecto de su hija, y el de la búsqueda desesperada de un padre de su hija, o la denuncia de los radicalismos y las escisiones que conviven en EE. UU. en medio de una alarmante polarización mundial, a la que la clase política contribuye a diario arrojando toda la leña y el combustible que puede al fuego de la convivencia pacífica. En definitiva, el guion de este modélico filme es uno de los más sólidos, incisivos, e inolvidables de los últimos años. Ese tono desquiciado y desquiciante del filme es la pátina otorgada por un Anderson que ofrece su filme más gamberro, más políticamente incorrecto de su carrera.
La película está dedicada a Adam Somner, asistente de director y productor británico afincado en EE. UU. que ha trabajado con realizadores como Steven Spielberg, Martin Scorsese, Alejandro González Iñárritu o el propio Paul Thomas Anderson. Produjo la mencionada Licorice Pizza y trabajó en labores de asistencia en Una batalla tras otra además de como productor, falleciendo durante la filmación.

III. ANDERSON Y LAS SALAS DE CINE.
La idea era hacer sentir al espectador que no estaba ante una película política, o política en el sentido tradicional. La entrada de la narración no puede ser esa. Y por ello, todo el empeño era hipnotizar a la audiencia y decirle claramente: ‘Esto no es una película política’. El modo correcto de abordar ‘Una batalla tras otra’ es como una cinta de acción, o como la lucha de un padre por encontrar a su hija. Desde este punto de vista, es una película familiar incluso. Los temas de fondo van por detrás, como decorado incluso. La única manera de abordar un argumento, el que sea, por muy político que se pretenda, es desde el humor, desde la emoción, desde la humanidad de los personajes.
Paul Thomas Anderson.
Septiembre de 2025.
Anderson ha llegado con su décimo film a un status inmejorable: El director que estrena una obra maestra tras otra. La revista Caimán, Cuadernos de Cine, en su número de marzo de 2020 hizo una selección de 50 grandes films de la segunda década del milenio, en listados propuestos por prestigiosos historiadores y críticos de cine de nuestro país, franceses y estadounidenses. Los trabajos de Paul Thomas Anderson, Leos Carax, Terrence Malick, Belá Tarr, Jean Luc Godard y Todd Haynes, entre otros, son films emblemáticos de la modernidad y de la búsqueda incansable de algunos cineastas actuales de nuevas expresiones del lenguaje cinematográfico, sin perder las referencias que han forjado las personalidades de sus creadores.
Ojalá este soberbio filme reciba el apoyo masivo del público en salas de cine, donde pertenece. Leonardo DiCaprio ha llamado a filas a la cinefilia pues considera que la taquilla es «muy importante» para este modélico filme. Dice el actor lo siguiente:
Creo que hay una avalancha de contenido y muchísima producción en marcha, lo cual es positivo, obviamente. Pero creo que la taquilla es importante porque significa que la gente estará en las butacas yendo al cine, viviendo esa experiencia comunitaria… Paul rodó esta película con Vista Vision, cámaras que rara vez se han usado desde principios de los 60. Quiere que la gente tenga esa experiencia inmersiva y hacer una película de acción inesperada, táctil, realista y probablemente muy diferente a lo que nos ha saturado. En ese sentido, la taquilla es muy importante.
El realizador británico Edgar Wright invita en su Red Social Instagram a ver el filme en la pantalla más grande que se encuentre. Escribió concretamente el cineasta británico:
Corre a la pantalla más grande que puedas este fin de semana e inyecta la eléctrica ‘Una batalla tras otra’ de Paul Thomas Anderson en tus venas enamoradas del cine. Es todo lo que quieres ver en una película. Sal ahora, ve a verla y escribe sobre ella. Imperdible.
Steven Spielberg moderó en septiembre de 2025 a pocos días de su estreno mundial del 26 de septiembre, un debate posterior al pase del filme en la sede del Gremio de directores de EE. UU. (DGA). El Rey Midas de Hollywood se dirigió a PTA para decirle lo siguiente:
Nunca he visto una película con un tono tan similar al de ‘¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú’ de Stanley Kubrick. Es una especie de comedia absurda, tomada muy en serio, porque refleja en gran medida lo que sucede hoy, todos los días, en todo el país. Pero la lleva a un punto en el que quieres reír, porque si no te ríes, vas a empezar a gritar: “¡Esto es demasiado real!” (…) Me río nerviosamente durante toda la cinta de Kubrick, y, más que nerviosamente, me lo pasé genial riéndome durante toda esta película. Pero es interesante dónde te ríes aquí, dónde nos permites reír, y luego cuándo lo apagas (…) No sabía si iba a pasar algo terrible cuando el padre finalmente alcanzara a su hija. No confío lo suficiente en ti ni en tus historias, porque pueden llegar a extremos de locura, como si algo horrible pudiera pasar.
El mencionado cineasta británico Edgar Wright, que tiene a punto de estrenar su particular adaptación de la novela de Stephen King, Running Man, ha podido ver Una batalla tras otra en el IMAX BFI de Londres. Maravillosa sala, francamente, para ver este filme único, personal, definitivamente impresionante. Aunque no podamos verlo en 70 mm, Imax o VistaVision, su visionado en la oscuridad de la sala de cine constituye una de las experiencias más intensas jamás vividas por este humilde cronista. Una batalla tras otra se va a erigir, no solo en un clásico instantáneo, sino en uno de esos filmes a revisar y a releer constantemente en clave historicista y de conexión con el momento de su nuevo visionado. Como toda película eterna no perderá un ápice de su modernidad dentro de 200 años.

Notas a pie de página.
- Vineland. Thomas Pynchon. Editorial Tusquets. Colección Andanzas. Septiembre 2025, escrita en 1990. PTA ya había adaptado un texto de Thomas Pynchon, ‘Vicio propio’ que inspiró el mencionado filme ‘Puro vicio’ en una adaptación mucho más estrecha del material de origen.
- https://variety.com/2025/film/news/leonardo-dicaprio-box-office-one-battle-after-another-1236528677/