Dominga Habla Sola es una señora mayor que se niega a quedar atrapada en los estereotipos de la vejez y muy al contrario aprovecha al máximo la vida y la utiliza para reflexionar y hacer pensar a los demás sobre todo tipo de cuestiones. Su creadora es Elisabeth Justicia, estudiante de Bellas Artes, que se especializó en ilustración y animación para finalmente elegir el diseño gráfico, mundo en el que permaneció varios años enfocándose en aplicaciones móviles o páginas webs. En paralelo seguía trabajando como ilustradora, realizó varios cuentos infantiles, participó en exposiciones individuales y colectivas y ha hecho retratos con diferentes técnicas. Todo ello hasta que sintió la necesidad de lo que denomina “enriquecer mi vida profesional” y optó por estudiar integración social haciendo voluntariado en centros de personas con parálisis cerebral o residencias de mayores. Y aquí se sitúa el punto de partida del personaje que ocupa su trayectoria durante los últimos años. Esta respetable señora llamada Dominga que a veces resulta muy difícil de diferenciar de su creadora.Tanto para los demás como incluso a ella misma. Este personaje es el alter ego tras el que se parapeta la historietista y a la vez el resumen de todas las experiencias que ha vivido en los talleres y charlas en las que ha participado.
-¿Qué fue lo que buscabas en los centros de personas con discapacidad o en las residencias de mayores?
-Quería poner en práctica un poco lo que había aprendido en mi perfil más artístico y hacer algún proyecto que me permitiera expresar lo que no pueden hacer algunos usuarios de estos centros como las personas con parálisis cerebral, por sus limitaciones cognitivas y diversidad funcional. Así que poco a poco fui viendo en el arte una herramienta muy interesante para reflejar más aspectos de los que son habituales entre los dibujantes.
-… y es ahí cuando nace Dominga Habla Sola.
-Sí, el objetivo era utilizar la ilustración para acercarme un poco al mundo más social y crear un personaje que pudiese hablar de diferentes cuestiones que me apetecía tratar o abordar o denunciar o reivindicar o plasmar de alguna forma. Quería demostrar y hacer ver que todos podemos pasar por ciertas emociones, sentimientos o situaciones más allá de cuál sea nuestra condición, el lugar en el que vivimos, quienes somos o la edad que tengamos. Esa era un poco mi idea, construir un personaje como Dominga, una mujer mayor que habla un poco de todo y a la vez todo habla a través de ella porque nos salpica a cada uno de nosotros cuando leemos, vemos o entramos en su mensajes. No importa que seamos una mujer o un hombre mayor o más joven, siempre hay cosas que nos van a atravesar un poco a todos. Intento tratar muchas cuestiones desde los dos perfiles en los que me he formado, académicamente, las Bellas Artes y luego desde el punto de vista social.
-¿Dominga habla también de política? Lo digo porque como justo hacemos esta entrevista el 20-N, cincuentenario de la muerte de Franco, su opinión y experiencia resultarían muy interesantes.
-Sin duda es un día importante. Como ya digo a través de ella intento abordar muchos asuntos y además defender sus ideas que las tiene y son muy claras. Busco que el personaje sea muy fiel, en realidad porque al final quiero serlo yo misma. Así que es cierto. Algunas veces se mete en política.
-Supongo que más bien es de izquierdas.
-Totalmente. Lo que no significa que comulgue con absolutamente todo lo que plantea la izquierda actual porque de entrada pienso que debemos ser más críticos, a mi no me convence cualquier cosa tan sólo porque sea de izquierdas. En realidad prefiero pensar que más allá de que seas de derechas o de izquierdas lo importante y lo que hace falta es tener sentido común y conciencia social. Para mí las prioridades son atender las necesidades como la vivienda, educación y sanidad pública, y claro si piensas así tiendes a estar más bien a la izquierda.
-Ahora parece que un 19% de los jóvenes añora la dictadura franquista que por supuesto no han vivido.
-Eso es no tener ni idea, ni saber lo que pasó.
-Ahí jugaría un papel importante escuchar voces como las de Dominga para explicar lo que realmente ocurrió.
-Claro, la solución es escuchar a las personas mayores. Si oyes a los que vivieron la dictadura, los años de la guerra, postguerra… todos tienen el mismo discurso que básicamente se resume en: “¡Ojalá no vivas una guerra, ojalá no pases por lo mismo que nosotros, ojalá que no haya otra dictadura”. Debemos escuchar a estas personas que han vivido todo eso.
-¿Dirías que a pesar de esa cierta carga de política tu estilo podría ir también dirigido al público infantil?
-Ni siquiera sé si tengo un estilo, una línea. En verdad desde el inicio de mi carrera parece que lo importante es tener un estilo, crearlo y que te identifiques con él. Pero luego cuando entras al mundo real te das cuenta de que hay diferentes maneras de expresarte y necesidades. La vida va cambiando con mucha rapidez y ahí me di cuenta de que no era tan necesario tener un estilo sino que en realidad lo importante es querer contar o aportar algo. Intentar cambiar la realidad de alguna forma utilizando tus medios. Desde ese punto de vista sí se podría decir que he podido tener o tengo varios estilos.
-¿En qué sentido?
-Pues, si me encargan, por ejemplo, que haga un cuento infantil uso mucho color y si es algo para el público adulto sería más sobrio y lógicamente con una técnica distinta.
-Pero insisto, ¿crees que los niños podrían entender tu trabajo?
-Los mensajes desde luego no son infantiles, aunque pueden llegar a los niños pero creo que más bien van totalmente dirigidos a los adultos. Es como algunas películas que por el formato parecen infantiles pero luego el mensaje es propio de los adultos porque los niños no podrían entenderlo. Me gusta jugar con todo eso. En principio los dibujos dan la impresión de que van dirigidos a los niños, pero sin embargo, luego te das cuenta de que no, de que realmente lo importante es que te puedas identificar con el personaje, que te llegue el mensaje. Me gusta romper con todos esos prejuicios. Pero bueno, diciéndolo en una respuesta rápida: creo que mis dibujos no van dirigidos a los niños de forma prioritaria.
-¿Cómo definirías a Dominga? ¿Cómo sueles presentarla a los que van a tus charlas? Supongo que al principio se imaginarán a una persona mayor y un tanto solitaria como suele ocurrirle a los ancianos.
-Intento no etiquetarla. Creo que las personas mayores no tienen porque caracterizarse por ser solitarias o estar aisladas. Ahora la vejez es muy diferente a la que nos vendían antes y que en realidad nos quieren seguir vendiendo. En realidad estamos iniciando una lucha contra el edadismo que ojalá empiece a calar y se borren todos los prejuicios que hay ahora mismo. Lo que pretendo con Dominga es mostrar la vejez como algo que está más allá de los riesgos que supone, que trae consigo y que ya la sociedad se encarga de repetirnos constantemente. Las personas mayores tienen muchas oportunidades y no siempre encajan en esos estereotipos, intento mostrar una idea lo más amable posible de la vejez porque llegar a esa edad es una suerte.
-La idea es escuchar las experiencias de Dominga y su visión del mundo, supongo.
-Cuando te paras y escuchas a Dominga ves como en su mundo siguen pasando cosas, ella quiere aprender, observa la realidad, habla de lo que le indigna y le frustra y también de lo que le gusta. Intenta disfrutar y valorar la amistad y seguirla cultivando, al igual que es importante hablar de la sexualidad de las personas mayores sin tabúes. La vida supone acumular experiencias y los años vividos te dan una valía que de otra forma no tienes y seguramente eres experto en ciertas cosas y puedes hablar de ellas con propiedad.
-Por ejemplo de la dictadura como decíamos antes…
-Ya que han vivido una dictadura hay que dejarles que nos cuenten lo que supone y luego me dices si quieres volver a eso o no. Desde Dominga intento hacer valer la importancia de la escucha activa a las personas mayores porque de lo contrario estaríamos dejando pasar muchas experiencias. Quizás el mundo sería un poquito mejor si juntamos sinergias, tomamos esas experiencias acumuladas por los años y ponemos en práctica lo que podamos extraer. Esa en definitiva es un poco la idea.
-Y para ello utilizas las charlas y talleres.
-Sí, son charlas en las que participan personas mayores. No es nada que yo me invente. La mayoría de las viñetas salen desde estos espacios de conversación, de escuchar y contar vivencias, desde el respeto hacia los demás.
-¿Los talleres los impartes por toda España, sin depender si son grandes ciudades o pueblos?
-Sí. Considero que enriquecen mucho al personaje, tanto si son en lugares como Barcelona, Hospitalet o Madrid o si las haces en otros más pequeñitos y rurales, en los que quizás solo hay mil habitantes. De ahí obtienes diferentes perspectivas de distintos tipos de personas y eso me enriquece un montón. Muchas veces las charlas las organizan los ayuntamientos o entidades a través de campañas y consisten en sacar conclusiones. Dominga se transforma en una especie de altavoz o imagen de las ideas que lanzan los participantes. Por eso digo que ella no es una excepción sino que reúne un poco lo que se dice de la vejez real, que no es como la de antes. En una de las viñetas Dominga intenta redefinir la palabra “vieja” que se usa casi como un insulto y no le gusta a nadie, lo que en parte es normal porque la sociedad nos vende ahora lo contrario, que debemos ser jóvenes, algo que me parece un absurdo total. Dominga propone usar las iniciales VIEJA como Vividora Independiente en Edad Jubilosa y Activa. La idea es que siendo mayor puedas vivir de forma plena, aprovechar que la ciencia nos ha regalado prácticamente veinte años más de vida y que casi estamos obligados a disfrutarlos, sin prejuicios edadistas. No todas las personas mayores están enfermas, ni quieren encerrarse en casas aisladas, ni estar en un centro de mayores jugando al dominó. Eso ahora mismo no es ya la vejez. Ese es el mensaje que transmite Dominga y que en realidad se ve cada vez más a nuestro alrededor.
-En cuanto a técnica pareces muy interesada en el diseño digital. No sé si también en la Inteligencia Artificial (IA).
-Lo digital sí me interesa y la utilizo pero la IA para nada. He estado muchísimos años haciendo ilustraciones en acrílico con acuarela, tinta y empleando diferentes técnicas como el collage o la fotografía. Pero sí, es cierto que cada vez tiendo más al mundo digital intentando simular el trazo del lápiz o el rotulador. Lo de la Inteligencia Artificial es algo que me provoca una mezcla de miedo y rechazo. Creo que podríamos utilizarla para otras cosas pero no para quitarnos de encima el trabajo que realmente disfrutamos y que al final es el más creativo, requiere promover el pensamiento crítico y opinar. Eso es algo que no deberíamos delegar en la IA porque entonces nos volveríamos más tontos aún de lo que somos. ¡Imagínate que nos quita el placer de crear una ilustración!
-También estás muy interesada en el mundo de la animación.
-Sí, después de acabar la carrera hice un posgrado para especializarme en animación pero en la tradicional, de hecho no me gusta el 3D. Hice algún corto que presenté en diferentes festivales y fue premiado. Pero bueno, es difícil vivir de la animación por lo que estás obligada a compaginarla con otros trabajos para sobrevivir, especialmente al acabar la carrera y tu ilusión es independizarte. Cuando quieres dejar de ser un estudiante universitario que vive de la beca y del trabajo de verano.
-¿Qué prefieres los cómics o las novelas gráficas a la hora de expresarte?
-Me resulta difícil responder. Consumo novela gráfica pero también otro tipo de material como literatura, diferentes clases de ensayos y veo mucho cine y series de televisión. La verdad es que Dominga comenzó como viñetas que ponía en las redes sociales y de ahí saltó a un libro que se publicó hace un par de años y ahora trabajo en el segundo que espero que salga en 2026. No sé si definirlo como novela gráfica o si es exactamente un cómic, las viñetas van acompañadas de mucho texto y son independientes con pequeñas reflexiones cada una. Me cuesta definir lo que hago, al final lo importante es usar una herramienta, en este caso la ilustración, para centrarme en el personaje de Dominga y que la gente se pueda parar un momento a reflexionar. Lograr eso ya sería mucho. Así que me da igual como se defina, si lo consigo me quedo super feliz.
-Tus planes de futuro supongo que pasan por seguir ahondando en el personaje de Dominga.
-Es que más allá de ir dirigido a mayores o niños, se ha convertido en un proyecto social con el que participo en jornadas, charlas o talleres al que acude gente que lo enriquece muchísimo. Mis planes de futuro son seguir abordando diferentes cuestiones para provocar un poquito de cambio social, por ejemplo con lo del edadismo que me parece un temazo que debemos abordar entre todos lo antes posible. Lo importante es dar visibilidad a las discriminaciones que sufren las personas mayores, darles la importancia que se merecen y escucharlas de forma activa. Todos podemos aprender más de lo que creemos.
-¿Y en tu cabeza está dando vueltas algún otro personaje?
-Ahora mismo Dominga se ha convertido en todo un universo que se va ampliando y en torno al cual surgen constantemente nuevos personajes.






