En todas las etapas marcadas por la historia y aun antes de la prehistoria y hasta antes, el vino ha acompañado al hombre. Se extendió con los imperios, su elaboración cuidadosa cayó en el olvido en los siglos oscuros, adquiriendo fama y brillos en familias poderosas y personajes históricos, y adquiriendo el adjetivo de lujo en copas Venecianas, cruzó el océano hasta América y busco otras tierras con diferentes colonos y comenzó a viajar en barcos, carruajes, en tren y aviones hasta venderse por Internet.
El vino y el hombre son compañeros en un viaje de más de 4.000 años. En este tiempo, esta bebida de dioses ha estado presente en ritos y mitos, en leyendas y arte como parte de la cultura de los pueblos, la historia del vino coincide y va de la mano con la historia de la humanidad, ha sufrido con la gente la expansión y la caída de imperios, cambios religiosos, los giros en nuestra forma de pensar y de ver las cosas evolucionando juntos.
Tuvo un hueco importante en la vida de personajes históricos, científicos, reyes, emperadores, conquistadores, viajeros, se hizo tan famoso que el vino está en la misma esencia de nuestra cultura y la historia. Desde Fenicios que lo impulsaron con sus velas al viento con su espíritu de comerciantes y nombrado con gusto y elogios incluso, por profetas en la Biblia.
Llegan las primeras vides en el siglo XV a las Islas Canarias, acompañando a los conquistadores Españoles y a los primeros colonos Europeos, con ellos muchos viajeros entre Europa y Latinoamérica, la privilegiada posición geográfica explica la grandes variedades, y favorece a comerciantes, corsarios y aventureros a descubrir y difundir los famosos vinos de Canarias, sobre todo el tan nombrado y buscado Malvasía en las colonias americanas y en la Inglaterra de William Shakespeare, con la expresiones de maravillas o tesoros de Canarias llegados en barricas.
El viaje de la Malvasía empieza cuando el Valle La Orotava era un gran parral y en El Puerto de la Cruz fondeaban cientos de barcos Ingleses en busca del preciado vino tinerfeño, la exportación de malvasía hizo que la isla viviera el mayor crecimiento urbanístico y económico, haciendo que comerciantes y empresarios Ingleses se instalaran en el norte y crearán una compañía para hacerse con todo el monopolio del Malvasía por su elevado precio, así bajar su coste y subir el de las mercancía que nos vendían.
El vino elaborado con esta variedad vitivinícola es denominado malvasía, o vino de malvasía. La mayoría de los vinos procede de una varietal denominada malvasía bianca. Se producen vinos de mesa blancos o de color tostado y más raramente tintos, con fuertes aromas. También vino de postre y vino generoso. A veces se usa la uva malvasía como parte de una mezcla. Normalmente la malvasía es un vino licoroso blanco, dulce, oloroso y de alta graduación.
Una rebelión en Garachico, formada por grupos con vestimentas de cofrades enmascarados, hicieron justicia, entrando en casa de los empresarios Ingleses más importantes para derramar todo el malvasía almacenadas en sus bodegas y en los almacenes del puerto, con mucho cuidado, pues un Capitán General en el Puerto de La Cruz protegía y apoyaba a la compañía, amenazado con detener y desterrar a todo el que se opusiera, al monopolio británico.
La clase más baja que trabajan los campos de la Isla, desde Garachico, con su rebelión luchó y ganó el pulso a la clase alta y a los Ingleses, para no perder nuestro malvasía y fuera producido y exportado por los Británicos, ni este intento ni las dificultades aduaneras en Europa ni la erupción del volcán de Garachico que sepultó el puerto con más tráfico de Tenerife ni hongos en las vides después han impedido que hoy en día, en nuestras mesas, en nuestros mejores restaurantes y en cada rincón del mundo podamos disfrutar del mejor vino que existe y la variedad más famosa de la historia, que nos acompañó en este largo viaje, nuestro malvasía canario.