El reconocido dramaturgo argentino es uno de los ponentes dentro de Campus MAPAS 2023. Este miércoles 19 estará ofreciendo una charla abierta al público en el Espacio La Granja de Santa Cruz de Tenerife.
La versatilidad es una de las características más importantes de Claudio Tolcachir: actúa, dirige y enseña. Aunque para algunos artistas con esta faceta versátil es complicado elegir, Tolcachir no tiene dudas y expresa abiertamente que en el campo de la docencia es donde se siente más cómodo. Según adelanta en esta entrevista, su próximo proyecto teatral es el estreno de ‘Rabia’ en el mes de septiembre.
– Su taller práctico, como primera propuesta de Campus MAPAS, está dirigido a intérpretes y profesionales de las artes escénicas. ¿Qué ofrecerá en esta formación?
El taller que vamos a compartir se trata, pura y exclusivamente, de entrenamiento actoral. La idea es compartir herramientas, experiencias, ejercicios que a mí me han funcionado y que durante estos años he comprobado que son muy útiles a los actores para el trabajo. Para mí, lo más importante es intentar conocerlos, descubrir el aporte que puedo hacer yo como docente y profesor al trabajo de actuación que cada uno tiene e invitarlos a un juego de comunicación, escucha, pensamiento, imaginación y muchísima libertad donde la técnica, la compresión del texto, la relajación del cuerpo incitan a la comunicación.
– ¿Cómo valora el énfasis que MAPAS pone en la formación del sector artístico especialmente en las artes escénicas?
Estos talleres sin duda son un caldo de cultivo. Para mí es un regalo la oportunidad de conocer artistas y actores con los que todavía no me he cruzado ni he trabajado. Además de compartir mi vocación, mi observación y mis ganas de aportar herramientas al trabajo de cada uno de ellos, es una enorme posibilidad de conocerlos, trabajando, jugando, ensayando… Creo que en eso ganamos todos; alumnos, profesores… Los docentes después de un taller así salimos enriquecidos y esa red humana y de conocimientos que se va conformando con este tipo de encuentros queda para siempre.
– ¿Qué opinión le merece la aportación que hacen los mercados profesionales, como es el caso de MAPAS, en la necesaria promoción internacional de artistas y compañías?
En definitiva, todos nosotros somos creadores que deseamos, por un lado, encontrar inspiración y, por otro, compartir lo que nos enciende y conmueve con los demás. Estos espacios que funcionan como puente formativo o puente de producción son muy valiosos.
– Recientemente, dentro de la programación del Festival CAE en Tenerife, hemos podido disfrutar de uno de sus últimos trabajos, ‘Tercer cuerpo’. Nos consta que fue un éxito rotundo con pleno de asistencia, ¿qué experiencia tuvo la compañía con el público, el espectáculo y el montaje en general?
Solo puedo decir que los actores soñaban con quedarse y hacer más y más funciones. Se sintieron muy cómodos con el público y con el espacio y sintieron que era el lugar donde la obra mejor funcionaba. Fue una enorme alegría y regalo para todos ellos hacer funciones en Tenerife, Gran Canaria y Lanzarote. Yo estoy muy agradecido del trato, la acogida y la valoración del trabajo.
– Cuando la obra se traslada a otros países y hay que traducirla a diferentes idiomas, ¿cómo es esa adaptación a nuevos esquemas culturales?
Cualquier texto dramático no tiene nada más que misterios que descubrir y estímulos que proponer. Lo mágico es el encuentro que se da entre ese texto, los cuerpos que van a actuarlo y el espacio que lo propone. Eso cambia aunque uno cambie de elenco aún en un mismo país.
Por supuesto, al cambiar de ciudad, musicalidad o palabras, todo eso estimula. A mí me encanta que los actores aporten al trabajo, escucharlos cuando están en los camerinos conversando, porque todas esas frases, las maneras en las que los actores hablan pueden nutrir mucho al personaje. Cuando uno hace una obra y la imagina trasladable a otro lugar es porque cree que hay una esencia en ella que no tiene que ver con el vocalismo sino con la humanidad de los personajes, así que es importante no solo que los actores nuevos hagan una réplica de los que hicieron los actores viejos, sino que hagan una propia lectura de cara a aprovechar lo nuevo que cada uno de ellos tiene para aportar al personaje.
– En 1999 fundó Timbre 4 en Buenos Aires, hace poco más de un año ha cruzado el charco instalando una nueva sede en España. ¿Cómo ha sido la acogida de su compañía y escuela en Madrid?
Con España en general y con Madrid en particular, tengo la suerte de tener una larga historia de casi 18 años en la que he venido cada año a montar alguna obra con actores de aquí, a traer obras de mi compañía o de gira. En cada uno de esos viajes, realicé talleres con actores que fueron maravillosos. Tuve la oportunidad de conocerlos, de compartir, de probar determinadas herramientas que me interesaban…
Así que la idea de instalarse fue una continuidad orgánica y natural de algo que venía sucediendo. La diferencia radica en tener un lugar que nos brinda la posibilidad de realizar las cosas exactamente como las queremos, de la manera en la que creemos apropiada, la cantidad de horas que necesitamos, etc. Tenemos en mente la posibilidad de ser productora también y abrir en algún momento un teatro donde podamos representar estas obras… Muchos deseos y muchas ganas de hacer cosas.
– Es usted un profesional polivalente, además de dramaturgo y director, es actor y dedica parte de su tiempo a la formación escénica. ¿Sería capaz de elegir entre una de esas facetas?
Yo me formé en lo que en Argentina se llama el ‘teatro independiente’, que son espacios muy pequeños en los que se hace teatro y donde uno aparte hace de todo: actuar, dirigir, limpiar el baño, vender entradas, producir, hacer luces… Tal vez porque yo me formé ahí, me gusta estar en un teatro, en cualquier lugar, estar. Como espectador también. Me gusta mucho la posibilidad de mezclar esos roles.
Cuando actúo, es como el primer amor, el descubrimiento del teatro en mí vino con la actuación. La dirección tiene la construcción de un ritmo y de cómo se cuentan las cosas: el diálogo con el público, el uso del espacio, el estímulo de trabajar con los actores… El docente es el más divertido, tal vez porque no tiene la presión de un estreno o la crítica, ese tipo de cosas que ensucian mucho un trabajo. Es puro deseo e investigación. Es el más libre.
– ¿Qué aporta su rol de docente en esta variedad de dedicaciones?
Para mí, dentro del aula y con los alumnos, es donde más feliz y más libre me siento. Todo ello siempre genera movimientos que se trasladan al espacio de ensayo profesional.
– ¿Tendremos oportunidad de ver próximamente alguna de sus obras en Canarias?
Nada me gustaría más que seguir visitando Canarias con mis trabajos, por ahora seguimos girando con ‘Tercer Cuerpo’ y con ‘Próximo’. A partir de septiembre, estrenamos una nueva obra que se llama ‘Rabia’ que es una adaptación de una novela del argentino, Sergio Vicio, en la cual comparto de dirección con Lautaro Perotti y además actúo.