martes, marzo 19, 2024

Adrián Gómez opina sobre la película Liga de la Justicia de Zack Snyder

El berrido de Superman/Cavill despierta a las cajas madre y…el inicio? Casi. En realidad todo comenzó cuando Spielberg lanzó en 1980 la edición especial de Encuentros en la tercera fase, tras el batacazo de 1941. El director,s CUT en cine fantástico se instauró. Y si no que se lo pregunten a Ridley Scott, que 12 años después reestreno Blade Runner, eliminando la voz en off, con unicornios y final sin paseo en coche (y las que han venido después). Otro caso es Cameron, que nos ha deleitado con versiones extendidas de Aliens, Abyss o T2. Y así podríamos seguir, con la llegada del formato digital al mercado doméstico y sucesivas reediciones.

En 2017 muere la hija de Zack Snyder, y al parecer lo pilla en plena producción de su adaptación de Justice League de DC comics. Con el trabajo a medio hacer, llaman al Señor Lobo (Joss Whedon) para que remate aquello como pueda, dada su condición de Freak and Geek y competente en generar dólares trasladando viñetas a fotogramas. El resultado, estrenado en 2017, fue un desastre. Un monstruo de Frankenstein, obra de ejecutivos desesperados y ansiosos de hacer caja. No coló. Como tampoco cuela de que la culpa sea del creador de Buffy, Firefly y Ángel. Mucho detractor sin conocimiento de causa. Si un guión es mediocre (caso del desaguisado de Chris Terrio, temible autor de otros libretos como Amanecer de la justicia o El ascenso de los Skywalker), poco se puede hacer con remontajes…y he aquí que Zacarías se saca su montaje original de cuatro horas en 4:3, segmentada en varios capítulos, a lo Tarantino, y vendiéndosela a HBO.

Snyder es un esteta declarado, fan de lo virtual y con un punto de megalomanía. Tiene talento? Si. Pero no es Nolan, Singer, Raimi ni Burton. Saltó a la popularidad con un (muy) digno remake de Zombie, de Romero. El Amanecer de los muertos, con guión del otrora interesante James Gunn (Super, La Plaga), le da la posibilidad de llevar a la pantalla la prodigiosa novela gráfica de Frank Miller. La sobrevalorada 300 (pastiche a rebufo del formato de Sin City con mucho menos encanto) le encumbra entre el fandom comiquero y ya se viene arriba. Con la traslación cinematográfica de la obra maestra de Alan Moore y Dave Gibbons, Watchmen, toca techo. Lo tenía difícil, y sin ser una película que generara mucho revuelo, capta perfectamente parte de la esencia del material de base, sin perder su sello autoral. Un milagro. A partir de ahí, ejercicios ombliguistas (La leyenda de Ga, Hoole), fetichistas (Sucker Punch) y despropósitos con momentos afortunados (El hombre de acero, Batman.vs, Superman)

Y he aquí que volvemos al presente. El grito del Kryptoniano es sólo una muestra de una trama mejor explicada, pero igual de grandilocuente. Se agradece que profundice en los personajes (la relación entre Cyborg y su padre, esas conversaciones confesionales entre Aquaman y Flash, y todo el trasfondo de Steppnwolf y su relación con Apokolips), pero el dislate de ciertas escenas de acción, como el ataque a la isla de las amazonas, o todas las secuencias nocturnas de mamporros, aburren, de pura extensión sin fundamento. Tampoco el sentido de la épica, acaba de cuajar: la bochornosa secuencia de Jason Momoa al son de canto de sirenas, se torna, también, ridícula. Y eso es lo que entiende Snyder por presentación de personajes; imágenes en ralentí con cancioncillas pop, al más puro estilo Smallville (la escena del accidente de coche, con Barry Allen actuando, por ejemplo). Cierto es que el humor se ha atenuado, y que en las escenas de equipo se respira cierta camaradería, destilando química grupal ( pese a la insipidez de casi todo el reparto… exceptuando, quizá a Joe Morton y Jeremy Irons), pero el enfoque adolescente al personaje de Flash (ni siquiera Wally West era tan hostiable) sigue siendo tan desacertado, como el Spiderman de Tom Holland. Por lo demás, derroche de CGI hasta la náusea (lo del flasback del primer encuentro bélico en Tescimira, es, directamente, de PlayStation), y un clímax atropellado, aunque mejor resuelto que en la de 2017. Guiños adultos (rastro de sangre en las paredes, decapitación final) y varios fan services (la aparición de Darkseid, La abuela y….El detective Marciano!) nos hace salivar algo a los lectores…y dejo lo mejor para el final; ese mundo distópico, dividido en dos, procedente de las pesadillas de Batman (y con un Affleck sorprendentemente convincente), que ya atisbamos en B.V.S, y que se manifiesta en todo su esplendor, en el último tramo, con un Jared Leto, que calla muchas bocas, en su rol de Joker. Un magnífico cierre, muy superior al resto del metraje, que nos incita a visionar un film ambientado en ese futuro alternativo…ahí si que hay una película.

Es mejor que la anterior? por supuesto. ¿Es la obra maestra que se ha dicho? En absoluto. ¿Es una película personal, identificativa, del estilo de su autor? sin duda. Con todo lo bueno y lo malo que eso conlleva. No es El Irlandés (más quisiera) , y es un producto parcialmente fallido, pero consecuente con ese planteamiento original. Es lo que ofrece. El resto, a gusto del consumidor.

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