martes, diciembre 10, 2024

Adrián Gómez opina sobre el documental «Sintiéndolo mucho» sobre Joaquín Sabina

Asistimos al preestreno del documental de Fernando León de Aranoa (Barrio, Los lunes al sol, Princesas, El buen patrón) sobre Joaquín Sabina. Lejos de la hagiografía, se prescinde de cronología y el prólogo es antes de la caída de la gira con Serrat en el Winzik Center, en 2020. Una presentación ya impregnada de mitomanía, a costa del bombín, a mayor gloria de oda al cine silente, desde Chaplin hasta Buster Keaton… ese plano de espaldas, que nos introduce en el escenario, y en el mundo del cantautor, se repite en varias ocasiones. Flashback al 2011, con el protagonista y Benjamín Prado, discutiendo sobre las composiciones de su disco en común.

12 años de seguimiento al artista, que el director plasma con entrevistas en su casa, de gira (desde Madrid hasta México), en su pueblo natal, o entre bastidores, en general. Sabina entrega las llaves de su hogar, y se abre en canal. Tabacalero y Taurino, Whisky en mano, con guitarra en ristre, compone, bebé, fuma, y vive. Confiesa haber dejado atrás vicios, estar enamorado (Jimena cómo tabla de salvación), y, casi, reconoce que las musas, a su edad, lo han abandonado. Inspiración nocturna y etílica, con sus fieles Pancho Varona y Antonio García de Diego. Siete crisantemos a pelo o A la orilla de la chimenea en la ducha. Del pánico escénico antes de tocar en Las Ventas, a la preocupación por la cogida a José Tomás. El Sabina humano y vulnerable. El director atisba la sombra del artista en la lona de la tienda. De José Alfredo Jiménez a Bob Dylan, del tango al rock, de la ranchera a J.J Cale. De Linares-Baeza a Atocha, viajamos al poemario de su padre, al desamor, o al teatro donde se grabó el directo con viceversa.

Especialmente emotivo es el reencuentro con su vieja banda interpretando Cuando era más joven en acústico. Salvo breves apuntes del Sabina de los 80 y los 90, ni rastro. Importa el aquí y ahora. Ni tan joven ni tan viejo. Y como coda, la grabación del tema titular con Leiva a los mandos. Mediante los créditos, encontramos al Joaquín inseguro y a la vez, perfeccionista. Y, contra todo pronóstico, sirve de antesala a la gira del próximo año. Retrato de confesiones sin concesiones, con tequila y sal, al maestro le queda cuerda para rato…

» Nos dijimos adiós… ojalá… que volvamos a vernos»…

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