sábado, noviembre 23, 2024

Adrián Gómez opina sobre la película Los Nuevos Mutantes

New Mutants es un viaje a la adolescencia. A la de los personajes y la nuestra. Aquella en que descubrimos sus cómics allá por mediados de los 80. En esa época, La patrulla X (X-men) era una de las colecciones con mejores ventas de Marvel, junto con Conan y Spiderman. Gracias a la regeneración de Chris Claremont a mediados de los 70 (y John Byrne de dibujante y co-argumentista) todo lo que oliera a mutante lo petaba: Saga del Nido, Fénix Oscura, Dios Ama, el hombre mata, Días del futuro pasado, Mundo Mojo, Masacre Mutante, Inferno, Caída de los Mutantes, Apocalipsis…su popularidad era tan grande que sus acontecimientos salpicaban al resto de colecciones. En esas estamos, cuando a Claremont se le ocurrió una nueva camada con problemas inherentes a su edad, sumados a la problemática de ser diferentes, ya explotada en su vertiente adulta, pero desde un enfoque más teen. Es decir, la edad de la patrulla original, pero en la década del walkman y sin la ingenuidad, quizás, de la creación primigenia de Lee y Kirby. Lo teen molaba, tanto en cine, como en TV o literatura. El cine fantástico coetáneo se nutría de chavales metidos en extraños berenjenales (E.T, Gremlins, Goonies, Fright Night, Explorers, Back to the Future, Young Sherlock Holmes, Lost Boys..) y el guionista creó, junto con Bob Mcleod, a los Nuevos Mutantes. Estos eran Sam Guthrie (Bala de Cañón) Bobby D,Costa (Mancha Solar), Danielle Moonstar (Psique/Espíritu), Rhane Sinclair (Loba Venenosa) y la oriental Karma (que no aparece en el filme, y protagonista además, de una de las sagas más jugosas). Las ventas iban bien, pero el prestigio crítico llegó con los dibujos del ilustrador Bill Sienkiewiz, que llegaba de Moon Knight y alcanzaría el estrellato con los muties. En el ánimo de los fans está la llegada, en esta segunda etapa, de Cifra, Magma, Warlock o Magik (que si sale en el filme); Illyana Rasputin, hermana de Coloso, que viene del limbo de Belasco, crecidita y con facultades hechiceras, y que en la película que nos ocupa, aparece con Lockheed, mascota de Kitty Pride en el papel.

La mutación, pues, como metáfora de la pubertad. A falta de acné, poderes demoledores, que tardaron en calar en el aficionado, hasta que se foguean con el hombre araña o capa y puñal. Y ya, en la etapa de Sienkiewiz, compartiendo aventuras con sus tutores mayores, amamantados por un redimido Magneto, tras la muerte de Xavier.

Pues bien, con sus taras y sus aciertos, todo eso se atisba, si bien a grosso modo, en la adaptación de Josh Boone (The Stand), consciente de tener una patata caliente, al ser Fox comprada por Disney para facturar sus propios filmes X y, sobre todo, temerario tras el fracaso crítico-comercial de Fénix Oscura.

Sus limitaciones presupuestarias, su remontaje y su continua demora en el estreno en salas, la ha lastrado. Pero eso no impide atisbar virtudes, que suelen ser marca de la casa en el ciclo Mutante de Fox (un+ tono adulto e inteligente, un intento de desarrollo de los diferentes caracteres, ausencia de humor infantil, una óptica oscura, control en el abuso del CGI, etc.… o sea, todo de lo que cojea el MCU). Envoltorio terrorífico que lo emparenta con la etapa aludida (la saga del oso místico), nos presenta al personaje de Dani, como hilo conductor de la trama, colindando con el Folk Horror de tradición india. Están también los avatares hormonales; ahí están las connotaciones sexuales de la activación de poder del» ardiente brasileño» o el despertar emocional entre Dani y Rahne. Así mismo, es innegable el contraste de carisma entre ciertos intérpretes como Maisie Williams (Juego de Tronos), Charlie Heaton (Stranger Things) o la siempre cumplidora de Ana Taylor Joy (La bruja, Morgan, Múltiple). No sólo su presencia nos recuerda a Glass, sino también la puesta en escena minimalista y el entorno claustrofóbico de un lugar cerrado; el supuesto centro de la ambigua Doctora Reyes, en detrimento de la escuela de jóvenes talentos del profesor X (¿problemas de derechos, o Stewart y Mcavoy no estaban por la labor?).

Ecos de títulos como Pesadilla en Elm Street 3 o Línea Mortal (esos traumas y demonios del pasado, plasmados en hombres sonrientes con voz de Marilyn Manson, y entidades sobrenaturales que harían las delicias de Iker Jiménez), y guiños referenciales a Buffy Cazavampiros (atención a los episodios que emiten, vinculados directamente a eventos de la trama), no impiden la sensación de producto parcialmente fallido, pero muy correcto. En parte debido a las amputaciones (media hora más escena post-crédito de Banderas, como padre de Mancha Solar, que entroncaría con una línea argumental muy popular en los cómics books), en parte porque el film carece de las pretensiones de sus hermanas mayores: las gloriosas dos primeras entregas de Bryan Singer, First Class, Days of Future Paseed o la magistral Logan. Miedo me da lo que hará Marvel-Disney con estos personajes. Pero volvamos a los bebés X. Un film voluntarioso, que no perfecto, que cumple su función de golosina para fans (¡Aquí está todo, desde el limbo pasando por el Oso Demonio, Lockheed… y la espada armadura de Magik!) y que cuenta con una atmósfera insana que se agradece en el género, de vez en cuando.

¿Nada nuevo bajo el sol? De acuerdo, pero pasa lo mismo con Marvel-Disney desde hace más de un lustro, y no utilizamos la misma vara de medir. Yo, personalmente, me quedo con ésta, con todos sus defectos. No es espectacular, pero tampoco espectacularista. Y eso es de agradecer.

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