Ole Giæver («Out of Nature») regresa a finales de los 70 para abordar la lucha del pueblo sami contra la construcción de la presa Alta en Noruega
Filmin estrena el próximo viernes 9 de febrero, en exclusiva en España, la película «Dejad que el río fluya», cuarto largometraje como director del noruego Ole Giæver. La película está ambientada en los años 70, durante el conocido conflicto alrededor de la construcción de una planta hidroeléctrica en el río Alta, en Finnmark, al norte de Noruega. El proyecto afectaba a la fauna del lugar, en especial renos y salmones, y a la actividad social y económica de la comunidad sami, un grupo étnico que habita en Laponia. La resistencia y las protestas de los samis supusieron un punto de inflexión en la historia de su comunidad, al colocar en el foco mediático sus derechos como pueblo indígena. Aunque la presa de Alta se completó en 1987, aquellos hechos han marcado a varias generaciones e hicieron reflotar el orgullo y el sentimiento de comunidad de los samis, que tradicionalmente se avergonzaban de su identidad e intentaban ocultarla frente a la norueguización imperante.
La película adopta el punto de vista de una joven llamada Ester (interpretada por la debutante Ella Marie Hætta Isaksen) que al igual que mucha gente de su entorno, se avergüenza de ser sami y oculta su identidad para protegerse del racismo. A pesar de su carácter retraído, pronto se ve implicada en las protestas de su pueblo y comienza un viaje personal para salir de la vergüenza que ha arrastrado durante tanto tiempo.
El director Ole Giæver tenía apenas dos años cuando en 1979 tuvieron lugar las protestas del río Alta. «Mi padre fue parte de ese movimiento. También estaba en contra de la construcción de la presa. Pero no se estaba centrando en los samis, porque no sabía que él mismo tenía esas raíces», explica Giæver, que habla de su propio «despertar sami» al realizar esta película: «Por esta razón, esta es la película más personal que he hecho hasta ahora».
Cuando inició su investigación sobre el caso, el director empezó a reunirse con activistas, historiadores y personas que habían jugado su papel en las protestas. «Aparecieron diversas historias, pero había una que reclamaba a gritos ser contada: la del continuo y brutal abuso del gobierno noruego sobre los samis», explica. Giæver recuerda la conmoción que le provocaron los testimonios de Jorunn Eikjok and Synnøve Persen, quienes protagonizaron una huelga de hambre frente al parlamento noruego. «Para ellos el caso Alta no trataba sólo de la existencia continua del río, sino de la existencia continua de todo un pueblo».
«Dejad que el río fluya» ganó tres Premios Amanda, los galardones del cine noruego, incluyendo Mejor Película y Mejor Dirección. Además, se llevó el Premio del Público en los festivales de Tromsø y Göteborg.