La Feria de las Sombras. Fantasmagorías, fenómenos y circos en el cine de terror.
Ángel Sala, Jordi Sánchez-Navarro, Lluis Rueda, Mónica García Massagué, Jorge Loser, Pepe Aracil Sáez, Xavi Sánchez Pons
2024
La novedad, lo distinto, siempre ha llamado la atención pues tiene algo de mágico, de fantástico. Lo señala magistralmente Gabriel García Márquez en su incólume libro Cien Años de Soledad cuyas primeras páginas las dedica a describir el circo del gitano Melquíades y sus fabulosos descubrimientos: un imán, un telescopio, una lupa o un bloque de hielo. La ciencia como maravilla. Por ello, no es de extrañar que el cine, en sus primeros pasos, se vinculara tan estrechamente a esas barracas de feria, a esos tugurios tan bien descritos por Eduardo Mendoza en su Ciudad de los Prodigios. Porque el cine y las ferias tienen una larga vida de pareja, con sus enfados y sus avenencias. Cada innovación técnica del mundo del cine se transforma en un espectáculo; solo hay que recordar experiencias como los IMAX o las proyecciones 3D.
Para explorar esta relación entre ambos mundos del entretenimiento, Ángel Sala y Jordi Sánchez-Navarro se han embarcado en la coordinación y la publicación de este libro, La Feria de las Sombras, poniendo la mirada en el lado más oscuro de este idilio de amor/odio entre el séptimo arte y el mayor espectáculo del mundo.
Tal vez siguiendo aquel aforismo de J. F. Kennedy, “Un hombre inteligente es aquel que sabe ser tan inteligente como para contratar gente más inteligente que él”, los coordinadores contarán como colaboradores a los más granado de la crítica cinematográfica de este país, como son Lluis Rueda, Mónica García Massagué, Jorge Loser, Pepe Aracil Sáez y Xavi Sánchez Pons, dividiendo el libro, como las facetas de una gema, en siete capítulos a los cuales se añade un prólogo y un epílogo con una reseña de las 25 películas más influyentes del género.
Con ese espíritu enciclopédico que destila el libro, no solo se diseccionan personajes como los clowns o mentalistas, básicos en el circo (dos de los ensayos más brillantes de este libro), sino el uso que se ha realizado de lo freak dentro de los espectáculos circenses y, por ende, en el cine, y de todos aquellos personajes que suelen pulular entre sus bambalinas como son ladrones, asesinos y demás ralea. Porque no hay que olvidar que, desde la Edad Media para la cultura occidental, el itinerante, el que no tiene lugar fijo, siempre ha sido sinónimo de malhechor y delincuente, y seguramente en el imaginario popular no existe nada más desarraigado que el circo en donde convive todo lo raro de la sociedad. No es de extrañar que, parafraseando a Tangina Barrons en Poltergeist, todo lo malo de la sociedad corra hacia la luz del circo buscando cobijo. Solo de esta manera se justifica la inclusión en este libro de apartados que analizan personajes como el criminólogo Charlie Chan, tan alejado del cine de terror, aunque tenga su campo de acción entre las carpas de un circo. Tan abierto es el enfoque del libro, que incluso dedica páginas a estudiar los parques temáticos, esas polis del ocio, intentando responder a una pregunta muy sencilla: ¿qué ocurre con esos espacios de luz y alegría cuando quedan abandonados y la decrepitud del paso del tiempo los transforman? Por definición no son circos, pero recogen ese espíritu de purpurina y fantasía que se convierten en pesadilla cuando cierran sus puertas para siempre. Y en ese mundo de oropel, también navega el artículo dedicado a la propaganda y el marketing (de marketing sabe mucho el cine desde sus primeros días) aunque hemos de reconocer que nos defraudó pues realmente es una reseña biográfica, muy a vuelapluma, de un personaje fundamental en la publicidad estadounidense como es P. T. Barnum. Seguramente, muy influido por ese espíritu hiperbólico del mundo de la propaganda, el título del capítulo, “El triunfo de la seducción. Publicidad y espectáculo en las ferias ambulantes y en el nacimiento del circo moderno” es un anzuelo muy grande para la carnada que trae enganchada. Y ya que estamos señalando aspectos a mejorar, hay que llamar la atención sobre algo que es muy habitual entre los estudiosos de la historia del cine: su tendencia a convertir sus trabajos en simples reseñas de películas. En este libro, tenemos ejemplos muy claros de cómo hacerlo bien y cómo no hacerlo de manera correcta. La sinopsis se puede hacer en uno o dos enunciados cuando se está desarrollando un argumento para contextualizar el comentario, pero no es necesario contar toda la trama de una película, sobre todo cuando en el propio libro existe una sección en donde ya reseñan esas mismas películas.
Resumiendo: un libro interesante, cargado de muchos trabajos brillantes a pesar de las pequeñas piedras que entorpecen su lectura.