jueves, septiembre 18, 2025

La (nostálgica) ensoñación musical al rescate de la (aplastante) realidad. A propósito de Kiss Of A Spider Woman (EE. UU.-Uruguay -Argentina, 2025) escrita y dirigida por Bill Condon. Por Manuel García de Mesa

1. Introducción.

Si tienes la llave de esa puerta…te seguiré gustosamente. Mientras tanto escaparé de esta celda a mi manera. Gracias.

Luis Molina (William Hurt) a Valentín Arregui (Raul Julia) en El Beso de la mujer araña (Kiss Of A Spider Woman, Brasil-EE. UU. 1985) de Héctor Babenco.

La noche del sábado 16 de agosto de 2025 el Festival del Cine de Locarno completó su espléndida programación. La clausura tuvo lugar ante la enorme pantalla de la Piazza Grande. Tras su estreno mundial en Sundance, Kiss Of A Spider Woman fue la radiante estrella fílmica de la noche. La modélica proyección vino acompañada de una (poética) lluvia que, lejos de impedir el disfrute del visionado, potenció el drama y la bellísima nostalgia que desprende este modélico filme. Todo ello en plena consonancia con la nostalgia que también acompañaba a este humilde cronista durante todo el día, el último del festival.

Viernes 15 de agosto de 2025. Entre las ruedas de prensa programadas en la mañana, convocadas inmediatamente después de la inspiradora conversación con la actriz y productora Lucy Liu, estaba la del cineasta nacido en Nueva York Bill Condon, quien comparecía junto al actor Tonatiuth Elisarraraz. La instructiva rueda de prensa se celebró inmediatamente después de la protagonizada por el cineasta iraní Jafar Panahi, director de la excelente Un simple accidente (Un Simple Accident, Irán, 2025) ganadora de la Palma de Oro en Cannes. Fue todo un placer y un grato honor la posibilidad de escuchar de primera mano a todo un artista como Bill Condon. Veinte minutos de oro puro. Hombre de gran cultura y grandes habilidades comunicativas, Condon hizo gala de un admirable respeto por la diversidad de opiniones. Expresó con humildad unas ideas muy claras sobre ciertos temas que rodean a su película y sobre sus objetivos a la hora de acometer libremente el maravilloso trabajo fílmico que cerró con todos los honores el Festival de cine de Locarno 2025.

Todas las declaraciones del director y guionista que se recogen en el presente artículo provienen de la rueda de prensa del mencionado 15 de agosto de 2025 en el Museo Casorella de la ciudad de Locarno, penúltimo día del Festival. 

2. Tiempos de espera. Sábado 16 de agosto de 2026. Douglas Sirk, Michael Cimino y la (ansiada) lluvia durante el pase de cierre.

Durante los momentos que transcurren desde que acudes para cada uno de los actos del Festival hasta que éstos tienen lugar, pueden coexistir instantes ciertamente interesantes. Las hileras humanas que se forman ante las diferentes salas de cine, en espera de la proyección más inmediata, o en la sala de prensa mientras llegan los invitados, o en el sinuoso paseo de madera exterior del Spazio Cinema mientras dentro del espacio el equipo del festival ultima los detalles técnicos aguardan sus notables instantes. Es bastante habitual coincidir con algún veterano/a del lugar, o con algún cinéfilo/a de otros lugares del mundo o con periodistas y fotógrafos que han venido a su cobertura desde Japón, Chile o Italia. En definitiva, las filas humanas del festival de Locarno, están formadas principalmente por personas que acumula ya un número y volumen de asistencias considerables al Festival y tiene mucho que contar de primera mano. Así, por ejemplo, el 7 de agosto, jueves, segundo día del festival, llegando al referido espacio un poco tarde al salir de una proyección, este cronista asistió de pie a la comparecencia de la actriz, productora, modelo y cantante iraní Golshifteh Farahani. Conversé unos minutos con una señora que estaba a mi lado. Me contaba que había asistido a la comparecencia del veterano realizador alemán Douglas Sirk en 1978. El cineasta acompañó una completa retrospectiva de sus películas. Este humilde cronista había conseguido el libro editado por el festival Douglas Sirk, né Detlef Sierck escrito en francés por Bernard Eisenschitzy provisto de una maravillosa colección de fotografías de las películas, de rodajes o del propio cineasta con su esposa, etc. Revisando el libro en los pocos tiempos muertos del apartamento en la cercana ciudad de Minusio, resulta remarcable el trabajo de recopilación de imágenes. La última de todas las ilustraciones es una fotografía cenital del cineasta sentado en el borde del escenario de una de las salas de cine frente a un público fascinado ante la distinguida presencia del invitado. Como si el cineasta tuviera claro que asistía al último acto importante, a su gran finale, estuvo enormemente colaborativo e interactivo con el público. Así se me explicó. Tenía todo el sentido. Sirk pasó los últimos años de su vida en Suiza. Cerca de su casa se le rendía un tributo merecido. 

La revisión del libro y la conversación con la amable señora hicieron recordar a este cronista su profunda admiración por el cineasta nacido en Alemania. Con cierta satisfacción personal, vino a su mente la estupenda oportunidad de rendirle homenaje al maestro del melodrama cuando ejerció de programador de la filmoteca de la Fundación CajaCanarias. Un ciclo de cuatro películas dirigidas por el maestro, en unas copias de extraordinaria calidad. Los filmes proyectados fueron: Escrito sobre el viento (Written On The Wind, EE. UU. 1956) con su espectacular empleo del viento como elemento dramático, retomando cierta tradición del cine estadounidense forjada en el cine silente; Ángeles sin brillo (The Tarnished Angels, EE. UU. 1957) un soberbio melodrama a cuatro bandas con la aviación de feria con la ética del fracaso y de la derrota de fondo y el salobre aroma de la generación perdida de escritores americanos; Tiempo de amar, tiempo de morir (A Time To Love And A Time To Die, EE. UU. 1958) una de las películas antibelicistas más hermosas que ha dado el cine en toda su historia; y finalmente Imitación a la vida (Imitation of Life, EE. UU. 1959) esplendido melodrama colorido y generacional que puso el colofón a una carrera profesional impecable. Cuatro filmes dramáticos, en definitiva, de absoluta referencia en el lenguaje del cine, cuya repercusión llega hasta nuestros días. Douglas Sirk asistió a Locarno en 1978. Moriría en 1987. Quedan para la historia sus memorables filmes alemanes en blanco y negro, uno de los cuales, La Habanera (Alemania, 1937) fue rodada en Tenerife, y sus maravillosas composiciones de imágenes en color en Estados Unidos, que revelan una maravillosa coordinación con el Cinematographer Russell Metty.

Regresemos al último día del Festival de Locarno de 2025. Si, el sábado 16 de agosto de 2025 fue un día muy efervescente, de sentimientos encontrados. Un cronista español comenzaba a tener la mente la partida del día siguiente. Salida alrededor de las 5 de la madrugada del domingo 17. Conducción de una duración de más de tres horas hasta Milán, cruzando la frontera entre Suiza e Italia. Tenía por delante varias tareas importantes. La misión de encajar en la maleta las “piezas del puzle” de los libros adquiridos en San Francisco, California, Estados Unidos, era todo un desafío. La llegada a Locarno se produjo desde la citada ciudad del Pacífico, pasando por Los Ángeles, Filadelfia y Milán. Los libros que debían encajar en el equipaje rebasaban de los 50. Si, efectivamente, una de las visitas obligatorias fue la de la librería City Lights de la Avenida Columbus. En la mítica librería asociada al movimiento o generación Beat había adquirido en total casi 50 volúmenes adquiridos de manera indiscriminada en las tres visitas. Su sección de cine es prodigiosa. Por supuesto un libro de poemas de Jack Keruac y algunos otros libros históricos de la generación beat fueron adquiridos igualmente. Muy cerca estaba el edificio Sentinel, mítico enclave en el que Francis Ford Coppola había fundado su mítico American Zoetrope. En el Café Zoetrope, en la base del edificio, con sus aceras diseñadas por Dean Tavoularis y su magnífica carta de comida italiana, además de almorzar allí dos veces, dos voluminosos libros se vinieron a la maleta. Uno contenía las notas personales de Francis Ford Coppola sobre el guion de El Padrino (The Godfather, EE. UU. 1972). El otro versaba sobre la carrera de Sofía Coppola, una de las cineastas estadounidenses actuales preferidas de este humilde cronista. 

Aquella mañana del 16 de agosto este humilde crítico de cine recorría las calles de la ciudad que albergaba el festival de cine un poco cabizbajo invadido por la mencionada nostalgia desde bien temprano. Esperaba para asistir a la conversación con Alexander Payne, que tendría lugar a las 10.30 horas. Durante la espera en la cola desde las 9.00 horas y especialmente ya sentados en el interior del Spazio Cinema, una interesante charla se produjo con una profesional de la distribución de cine, con despacho en los míticos estudios de Cinecittá en la ciudad de Roma, donde vive. De padre italiano y madre estadounidense, la mujer hablaba perfectamente ambos idiomas. En la lengua de Shakespeare el entendimiento estaba garantizado. La presencia de Michael Cimino en el Festival, en su edición 68, celebrada entre el 5 y el 15 de agosto de 2015 copó la conversación. El cineasta recibió el Pardo D’onore y habló sin parar de su admiración de cineastas italianos. Ella había asistido a aquella conversación de 2015. Este cronista transmitió su profunda admiración por el cineasta estadounidense. La proyección en la gran pantalla de la Piazza Grande fue nada menos que Il Cacciatore, es decir, El cazador (The Deer Hunter, EE. UU. 1978). La expresión de este cronista tuvo que ser un poema imaginando la posibilidad de ver, mejor dicho, de haber visto, en la pantalla inmensa el magnífico filme de Cimino. Esta persona comentó que aquella noche, mientras se deslizaban los clásicos y serenos fotogramas de aquel filme fundamental de la década de los 70, cayó una lluvia considerable. Era sencillo sentir la intimista y pegadiza música de Stanley Meyers bajo el fenómeno meteorológico. Las dos secuencias de la caza del ciervo, bien diferentes entre sí, filmadas en flamantes espacios abiertos; la enorme pieza en imágenes de la fiesta previa a la boda; la salida de la fábrica; las sórdidas escenas en Vietnam, con esa insana atmósfera recreada con el griterío, el intercambio inmediato de los dólares de las apuestas y el empleo de los revólveres de tambor. Estimulado por la nostalgia y cierta melancolía, mientras hablábamos, definitivamente este cronista era capaz de sentir aquella proyección al aire libre bajo la lluvia. Otras películas de Cimino vistas en 2025 en el seno del festival fueron su poética ópera prima Un botín de 500.000 dólares (Thunderbolt And Lightfoot, EE. UU. 1974); la emblemática La puerta del cielo (Heaven’s Gate, EE. UU. 1980) uno de los grandes fracasos de la historia del cine en términos económicos, pero un filme bellísimo, inagotable, riquísimo en detalles, referencias y texturas. Un western de lucha de clases, en cuya edición en formato Blu ray es España, aparte de contener la versión más extensa que se conoce, ofrece entre su material extra toda la conversación con el cineasta en el citado Spazio cinema del festival de Locarno. También se emitió, finalmente, en aquella edición del festival de la ciudad junto al lago, Manhattan Sur (Year of the Dragon, EE. UU. 1985) una de las grandes colaboraciones del cineasta con el actor Mickey Rourke en su mejor momento. Cimino falleció al año siguiente de su presencia en Locarno.

La empresaria italoamericana residente en Roma, estaba convencida de que una de las características más atractivas y esperadas de Locarno era la de asistir a una proyección en la magna plaza, en la magna pantalla de 8 pisos, bajo una inesperada lluvia de verano. Todo parecía indicar que este cronista se perdería esa experiencia. El calor y la humedad eran insoportables. 

3. El (esperado) beso de la misteriosa dama de negro.

Yo había escrito la adaptación para el cine de ‘Chicago’ y todos estos años he pensado que era parte de una especie de trilogía en mi mente compuesta por obras de Kander y Ebb que debían ser llevadas al cine. Esa trilogía la forman ‘Cabaret’, ‘Chicago’ y ‘Kiss Of A Spider Woman’. Principalmente pensaba en estas tres obras como una trilogía porque en cada una de ellas, los personajes principales, Sally Bowles en ‘Cabaret’, Roxy Hart en ‘Chicago’ y Molina en ‘Kiss Of A Spider Woman’, han tenido vidas difíciles y todos ellos escapan de sus vidas a través de su amor por ciertas manifestaciones del mundo del espectáculo. En el caso de Molina ese escapismo viene a través de su amor por las películas musicales. Así que me moría de ganas de que la película que contenía la película fuera un musical.

Bill Condon.

I. La (melancólica) nostalgia del último día.

El domingo 16 de agosto de 2025, efectivamente, era un día de sentimientos encontrados en la Suiza italiana al borde del lago y entre montañas. El viaje que había empezado el 25 de julio concluía ya en breve. Terminaba el Festival, la 78 edición del Locarno Film Festival. Pero todavía quedaban algunos eventos por delante. Uno importante, tan crucial como ser la motivación del viaje a Locarno, era el encuentro con el guionista y realizador Alexander Payne, antes de desplazarse al Festival de Cine de Venecia donde ejercería como presidente del jurado. En la isla de Lido Di Venezia la polémica no sería pequeña con el otorgamiento del León de Oro al filme de Jim Jarmusch: Mother, Father, Sister Brother (EE. UU. 2025). 

También tocaba ese domingo 16 de agosto asistir a la proyección de Yakushima´s Illusion (Francia, 2025) de la realizadora japonesa Naomi Kawase, con Vicky Krieps de protagonista. Kawase posee una fascinante personalidad, enamorada de su oficio. Su filme de 2025 es toda una delicia que navega entre el drama y el romanticismo de un modo modélico. La rueda de prensa de este filme era la tercera y última de las programadas para el viernes 15 de agosto.

Cuando estos dos acontecimientos transcurrieron ante los ojos del cronista, todavía quedaba la noche. La última noche. Una de las grandes características del festival de cine de Locarno es que todas y cada una de las noches del certamen puedes asistir a un gran estreno en una pantalla que rivaliza en tamaño con un edificio de 8 plantas que tiene a su derecha desde la perspectiva del público. A su izquierda, los viejos balcones de los edificios más antiguos están cargados con altavoces que reproducen el sonido de la película. En el inmenso emplazamiento del público coexisten varias atmósferas. Puedes comprar tu entrada y asistir a la proyección en lugares más cercanos a la pantalla, o asistir gratuitamente como público y prensa en una zona más retirada, pero que, debido al tamaño, la proyección se puede apreciar estupendamente desde el área posterior de las butacas.

La clausura del festival albergaba aquella noche un pase muy especial. Por si acaso, desde Tenerife se adquirieron dos entradas para asistir al visionado de dos de los filmes programados para la Piazza Grande. Una de ellas se compró para asistir al pase de El Resplandor (The Shinning, EE. UU. 1980) de Stanley Kubrick (que fue emitida en altas horas de la madrugada, después del estreno mundial del filme Testa o Croce? el excelente western ambientado en Italia y dirigido por Alesio Rigo de Righi y Matteo Zoppis) el domingo 10 de agosto de 2025. La otra entrada adquirida lo fue para el esperado visionado de El Beso de la Mujer Araña. Pues sí, la Piazza Grande de Locarno albergó la noche del domingo 16 de agosto de 2025, a partir de las 21:30 aproximadamente, el segundo pase mundial de esta estupenda película, después de arrancar sonrisas y lágrimas en Sundance en su pase del 26 de enero de 2025. 

Maestro del terror con Candyman 2 (Candyman 2: Farewell To The Flesh, EE. UU. 1995) excelente secuela del filme original de 1992 (dirigido por Bernard Rose) con un inquietante personaje creado por Clive Barker, Bill Condon posee cierta autoridad en el género musical. Ya había dirigido Dreamgirls (EE. UU. 2006) un espléndido y glamuroso filme protagonizado por la cantante y productora musical Beyoncé, cuyas imágenes poseen una belleza arrebatadora; también llevó las riendas de la versión Live Action de La bella y la bestia (Beauty And The Beast, EE. UU. 2017); y por supuesto es coautor del libreto finalista a los premios Oscar por la adaptación cinematográfica del musical Chicago (EE. UU. 2002) que finalmente dirigió Rob Marshall. El neoyorkino había demostrado una sensibilidad fuera de lo común con Dioses y monstruos (Gods and Monsters, EE. UU. 1998) de la que fue director y autor del guion. En esta última categoría, se erigió en el ganador de un premio Oscar de la Academia. El gran Ian McKellen interpretaba en ese filme nada menos que al director de cine clásico James Whale durante la creación del clásico Frankenstein (EE. UU. 1931). McKellen interpretó posteriormente para el artista a Sherlock Holmes en la estupenda Mr. Holmes (EE. UU. 2015). El cineasta dirigiría una tercera vez al actor británico en el delicioso interludio entre el drama y la comedia clásica con ecos de Screwball comedy La gran mentira (The Good Liar EE. UU. 2019) con Helen Mirren. Las habilidades del cineasta especialmente para elegir el casting más apropiado y dirigir metódicamente a actores y las actrices, es indiscutible. Otros importantes filmes suyos son Kinsey (EE. UU. 2004) con Liam Neeson y Laura Linney, o la “conspiranóica” El cuarto poder (The Fifth State, EE. UU. 2013) protagonizada por Benedict Cumberbatch.

Durante la edición 78, muchos echaban en falta una lluvia torrencial y continuada. Alguna noche nublada, algo de aparato eléctrico a lo lejos y entre nubes había podido ser avistado desde la Piazza Grande, pero no se terminaba de concretar el ansiado fenómeno atmosférico. Aquel 16 de agosto no parecía ser una excepción. Aquella mañana del último día hacía sol intercalado con nube, hasta que se impuso el sol hasta media tarde. La gente miraba al cielo y al horizonte. Este cronista daba por perdida la simbólica y tradicional lluvia.

II. El (prodigioso) casting. Lopez, Luna y Elisarraraz.

El realizador Bill Condon siempre tuvo claro unos objetivos en cuanto a los intérpretes apropiados para Kiss Of A Spider Woman. Así lo dejó claro en la rueda de prensa. Afirmó el cineasta que: Diego Luna y Jenifer Lopez fueron los únicos actores a quienes les ofrecí estos roles. Por tanto, ha sido todo un sueño poder haberles ofrecido los papeles y que dijeran que sí. 

Respecto a Jenifer Lopez, el realizador mantiene que: 

Jennifer interpreta a una diva del Hollywood clásico de los años 40 y 50. No soy capaz de contar cuántas divas tenemos en nuestra cultura. También sabía que ella estaba muy interesada en hacer un musical. Ella es nuestra gran diva latina. Así que, sí, únicamente pensaba en ella para el papel. Realmente fue un instante maravilloso cuando le has enviado el material, tienes esperanza de que ella esté interesada y así ocurrió, además muy rápidamente, pues tan solo dos días más tarde nos llamó. 

Sobre Diego Luna, cuenta el realizador lo siguiente: 

Respecto de Diego creo que en numerosas ocasiones los artífices de producciones teatrales o musicales de este tipo piensan que el actor apropiado debe ser el típico macho, pero yo pensé que era importante para dotar al filme de credibilidad, es decir, buscar a alguien que tuviera la edad apropiada para parecer un joven estudiante revolucionario, el intelectual que Valentine es en la novela. Y Diego posee esa extraordinaria bondad e inteligencia, en fin, posee sobradamente todas esas cualidades que aparecen reflejadas en su interpretación.

Respecto al tercer vértice del reparto el cineasta dejó claro que el proceso fue otro, pero igual de satisfactorio. Afirmó el artista que: 

Tonatiuth fue mi elección número 800 (risas). Hacíamos el filme de manera independiente. Teníamos dos actores de sobra conocidos, así que tuve la entera libertad de elegir a la persona apropiada. Hicimos selección de casting en Sudamérica, en América Central, en España, Europa, Londres, Los Ángeles, Nueva York, y gente de otros muchos lugares. Literalmente fueron 800 personas las que se presentaron. Entonces un día ves a Tonatiuth en una bellísima audición grabada por él mismo y me encantó. Tuvimos una reunión con él a través de Zoom y luego otra. Entonces vino a Nueva York. A partir de ese momento tuvimos muy claro que iba a ser la persona elegida. 

El casting no podría ser más acertado y preciso. Diego Luna (que sustituye a Raul Julia en el filme original) resulta polifacético: intenso, inquisidor y sensible al mismo tiempo. Tonatiuth Elizarraz, toda una fuerza de la naturaleza, ha supuesto un magnífico descubrimiento. Elizarraraz parece haber nacido para interpretar a Molina. Sustituye a un extraordinario William Hurt en la previa adaptación.  Jennifer López – en lugar de la sensual y carismática Sonia Braga en el filme original- por su parte, tiene a su cargo la enorme responsabilidad de interpretar a la mujer araña del título, pero también tiene sus funciones en el drama musical ensoñado, demostrando que es una artista inmensamente multidisciplinar. 

III. Una (necesaria y oportuna) adaptación que acredita la modernidad de la novela de base. 

Llegó la noche. El equipaje para la partida ya estaba erguido en el apartamento. El cronista se mentalizaba de la última visita a Locarno y al festival. Traje con chaqueta y la acreditación colgada del cuello. El vehículo de alquiler en marcha desde la tarde, estacionado en la zona del festival. Paseo por las calles, tránsito por el inmenso epicentro que supone la inmensa glorieta por la que termina transcurriendo todo el tráfico de la ciudad. Entrada al centro de Locarno, patria del festival. La cola para entrar por el control de la plaza ya estaba operativa. Este cronista llega a su asiento ubicado un poco más adelante del inmenso proyector. Lectura de los principales premios del certamen, agradecimiento del propio Bill Condon por la recepción del festival y por la presencia del receptivo público. Unas reivindicativas palabras de Tonatiuth Elizarraz, proclama a favor de la tolerancia y la diversidad. Despedida hasta el siguiente año. Se hace la oscuridad en la plaza. 

Comienzan a caer las primeras imágenes del filme musical sobre la pantalla. Se desata repentinamente una constante e intensa lluvia. El cielo se había nublado. Eso ya había ocurrido antes y se había despejado de igual manera. Mucha gente debió haber visto la información meteorológica, a diferencia de este cronista, pues las butacas se teñían de amarillo y negro los colores del festival, también los colores de los chubasqueros y paraguas. Ni la lluvia contundente durante algo más de media hora de proyección impidió a la gente asistir al pase en Piazza Grande. Kiss Of A Spider Woman cerró con todos los honores la edición 78 de uno de los festivales más antiguos. Fiel a cierta tradición que emparentó el pase con el del aclamado filme de Cimino años atrás. Una lluvia torrencial que duró alrededor de media hora, como el silencio que se hizo en el cielo descrito por Ingmar Bergman al comienzo de El séptimo sello (Det sjunde inseglet, Suecia, 1957). 

Podía reinar cierto escepticismo cinéfilo considerando que la versión cinematográfica de 1985 es una estupenda adaptación de la historia de Manuel Puig por parte del cineasta argentino-brasileño Héctor Babenco en 1985, con guion del fallecido Leonard Schrader, hermano de Paul Schrader (quien figura entre los agradecimientos finales del film).  Su (tardío) estreno en España, que se había producido en el mes de abril de 1986. Hacía casi un año de su estreno en Cannes donde se alzó con el premio de interpretación masculina para William Hurt. También había obtenido el Oscar de la academia por su memorable composición. Hurt supuso un interesante descubrimiento en la pantalla de cine con su debut: Viaje alucinante al fondo de la mente (Altered States, EE. UU. 1980) dirigida en Hollywood por el británico Ken Russell. El filme de 1985 es realmente magnífico en términos de recreación de atmósfera, un guion perfectamente construido y muy especial en cuanto a las interpretaciones del terceto protagonista. Es un filme enmarcado en la tradición naturalista del cine de su realizador, iniciado en el documental en su país. Este modélico filme supuso toda una proyección de su figura hacia la esfera internacional. 

El cine debe apreciarse y valorarse, en opinión de este humilde cronista, como un medio artístico donde poco o nada nuevo existe bajo el sol. Es una realidad la de que todo está inventado, sin perjuicio de razonables cuotas de innovación artística o temática. Otras miradas, otras actualizaciones de material ya abordado deben albergar alguna manera de enriquecer la relectura del material de base. Ahí está, como botón de muestra, la extraordinaria versión que Spike Lee ha realizado de El Infierno del Odio (Engoku to Jigoku, Japón, 1963) de Akira Kurosawa. Highest 2 Lowest (EE. UU. 2025) consigue llevarse el material de la adaptación previa de Kurosawa y sus guionistas (Hideo Oguni, Ryuzo Kikushima y Eijiro Hisaito) a la propia personalidad de Lee, a su propio terreno. Del mundo industrial y textil japonés de los años sesenta del siglo XX en el filme de 1963 pasamos al barrio de Brooklyn neoyorkino y al mundo de la música de rap del nuevo milenio. Spike Lee logra dotar a la historia de otro ecosistema, que hace funcionar perfectamente a la historia como un mecanismo perfectamente engrasado y actualizado. No podemos olvidar, por otra parte, que el propio Kurosawa ya había cumplimentado un ingente trabajo similar, teniendo en cuenta que el material literario original es estadounidense. Ambos filmes parten de la novela del estadounidense Evan Hunter (escrita con el pseudónimo de Ed McBain).

Este cronista estaba francamente intrigado por descubrir qué podía haber estimulado a un cineasta tan especial como Bill Condon a considerar que era el momento oportuno para la relectura de la obra de Puig y qué tenía él que aportar. La adaptación de esta nueva versión parte de la novela, efectivamente, aunque se inspira más directamente en la adaptación musical realizada por Terrence McNally, John Kander y Fred Ebb en 1992 y que dio cuerpo al famoso musical de Broadway. El cineasta considera que el filme de 1985 siendo excelente no lleva la relación de los dos hombres al terreno al que sí lo había trasladado el musical de Kander y Ebb. Considera igualmente que esa nueva esencia de la obra debía regresar al cine. El cineasta aclaró en la rueda de prensa de Locarno lo siguiente: 

Fui muy afortunado como joven gay de tener la película ‘El beso de la mujer araña’ y de ver a estos grandes actores interpretando los personajes principales, especialmente a William Hurt interpretar a este personaje abiertamente homosexual. Sin embargo, los artífices tuvieron que suavizar ciertas cosas 30 años atrás, de modo que convirtieron la relación de ambos hombres en algo más transaccional. Así que pensé que era muy importante mostrar que esta extraordinaria obra refleja perfectamente muchos de los asuntos que estamos hablando en la actualidad.

Las secuencias carcelarias parecen en principio no diferir demasiado en un filme y en el otro, en esencia. Pero poco a poco, a una visión atenta de ambos filmes, van apareciendo perceptibles equidistancias. Una de ellas es la localización geográfica que mencionó el director de la versión de 2025 en la rueda de prensa del festival suizo. Babenco se llevó la historia de la Argentina de la novela de Manuel Puig a Brasil, también objeto de cruenta dictadura aquellos años. Simplemente los carteles en brasileño de la prisión, ya nos acotaban la demarcación geográfica. Aquel filme comienza ya con Molina contándole a Arregui una película clásica que le gusta mucho, frente al escepticismo y la burla del disidente político. En el filme de Condon, por el contrario, la acción regresa a Argentina y existe una pequeña introducción de encuentro de los personajes y asignación de Molina a la misma celda del estudiante disidente político. La entrada del relato paralelo, la propia historia escapista que el personaje de Molina comparte con el preso político Valentín Arregui, es decir, la otra película dentro de la película, marca la gran zanja existente entre ambos filmes. 

En la película de Héctor Babenco, como en la novela de Puig, se habla de varios filmes románticos en blanco y negro que el personaje de Molina había visto en el cine. Molina recrea dos filmes en la celda de la prisión. El principal es un filme de propaganda nazi (que indigna la vena reivindicativa de Arregui). Molina, fascinado por el glamour y por la historia de amor entre la francesa y el oficial nazi en la Francia ocupada, narra apasionadamente esa película, que un día vio e idealizó en su mente. Luego comienza a esbozar la película sobre la mujer araña. En el filme de Condon el escapismo se refleja exclusivamente, como se ha dicho, en un musical clásico estadounidense. La cámara se detiene en varias ocasiones en su póster publicitario, de un diseño absolutamente apasionante, que Molina esgrime en su lado de la celda con orgullo. La idea de que la película contada sea un musical, deviene en una idea magnífica, que conlleva, por otra parte, múltiples cambios respecto al filme de 1985. Particularmente el empleo del color y de complejas coreografías marca importantes disparidades. Tal circunstancia justifica la adición de números musicales diseñados y filmados de un modo adorablemente retro, muy al estilo de los grandes filmes de Vincente Minnelli, Stanley Donen o George Cukor, como apuntó el propio director del festival, Giona A. Mazzaro, en la presentación del filme. 

Luego está el hecho de que los actores protagonistas, Diego Luna, Tonatiuth Elizarraz y Jennifer López asumen varios y diferentes personajes. Aparte de los tres protagonistas del relato, los tres actores entran directamente a interpretar los números musicales y los personajes principales de la película contada con fines escapistas. Recordemos que Sonia Braga en el filme de Héctor Babenco era la única del elenco que realizaba varios papeles, en concreto tres: el del personaje de la película de propaganda nazi que Molina le cuenta a Valentín en la celda, Leni Lamaison, el de Marta, la novia del preso político, así como la mujer araña, que vive en la isla remota y recibe al náufrago al que decide curar y hechizar, como si una versión del segmento de la Odisea de Homero relativo a Circe se tratase. Raul Julia aparece brevemente en esa reducida ensoñación como el náufrago que llega a la isla y es cuidado por la dama que teje la tela de araña.

En esta línea, Condon delimita claramente el filme suyo del filme de Babenco. No sólo por el hecho de que Babenco utiliza una película nazi mientras que él emplea un musical estilo Hollywood. El cineasta considera que: nosotros intentamos firmemente hacer que el filme dentro del filme refleje aquello que ocurre entre los dos hombres en la prisión. El filme posee efectivamente algunas características propias que lo convierten en un filme muy personal y autónomo respecto a la novela y la otra versión cinematográfica. En esta línea destaca o sobresale un final bien diferente al filme original. En el final del filme de 1985, tras la muerte de Molina, aparece otra ensoñación de Arregui, quien podemos presumir que muere tras la última y brutal tortura mientras sueña reunirse con Marta nuevamente. El final de la versión de 2025 es mucho más liberador, redentor, que refleja de manera humana y sensible el profundo sacrificio de un personaje por el otro, sacrificio que efectivamente, esta vez sí que provoca un cambio importante en el final de la narración. Como muy bien deja claro su artífice en la rueda de prensa mencionada, Molina al final abraza el beso de la mujer araña. Sacrifica su vida por amor. Él entrega voluntariamente su vida, no es que otros se la quiten. En ese sentido, Molina Se ha politizado como consecuencia de su relación y de su amor, añade el realizador y el guionista. Tonatiuth por su parte incorpora que el acto de Molina es La aceptación de lo que debe hacer para que la revolución pueda continuar. Condon sentencia que: el hecho de que Molina sacrifique su vida y que esa acción provoque un cambio, constituya una decisión muy consciente de apartarme del original.

El gran reto que se erigía ante Bill Condon consistía en delinear una mayor integración de ambas historias. El maravilloso empleo de las tonalidades cromáticas, los elegantes movimientos de cámara y ciertos elementos dramáticos en la narración de la película musical contada, que interfieren en la historia que transcurre en la prisión, funcionan magníficamente a nivel dramático. En esta versión de la historia, el espectador tiene pasaporte hacia una fuga de la realidad, hacia una ensoñación que ofrece muchos sutiles paralelismos metafóricos respecto a la realidad vivida en la prisión argentina. 

El cineasta afirmó en la rueda de prensa como acometió el rodaje de ambas historias: 

Me gustaría decir que hicimos dos películas delimitadas. En Nueva York hicimos el filme musical estilo Hollywood. Hicimos ensayos intensos. En esos ensayos pusimos toda la carne en el asador sobre el escenario y luego lo filmamos todo en unas cuatro semanas. A partir de ahí, Diego, Tonatiuth y yo nos fuimos a Montevideo, en Uruguay. Allí filmamos la película de prisión. Este segmento fue como una obra de teatro con solo dos actores masculinos. Pasamos alrededor de tres semanas en el set de la prisión. Ensayamos alrededor de un par de semanas, incluso fines de semana. Este segmento, insisto, constituyó una experiencia bien diferente.

El cineasta oriundo de Nueva York realizó una bellísima declaración de posicionamiento respecto a la novela de Manuel Puig, que, como se le preguntó en la rueda de prensa, fue duramente criticada por la comunidad homosexual, acusándola de hacer valer todo tipo de estereotipos y de esa muerte final del personaje homosexual. A la pregunta acerca de su opinión sobre la novela el cineasta afirmó lo siguiente: 

Realmente adoro la novela. Creo que todas esas críticas de las que fue objeto fueron fruto de su tiempo. Trabajando con John Kander, que escribió la música, me dijo que pasó mucho tiempo con Puig. Tengo otro amigo que también pasó mucho tiempo con él. Manuel Puig era un hombre queer enormemente extravagante. Él era lo que veías en él. La gente puede pensar que era un estereotipo, pero… ¡Molina es Puig! Por eso siempre pensé que era injusto criticarle por ser extravagante. Para mi refleja un sentimiento de nauseas hacia ese tipo de personalidad extravagante, por no ser genuino. Para mí sí que es genuina esa personalidad. Para mí Manuel Puig era un auténtico queer man. Por todas estas razones no estoy nada de acuerdo con esa manera de pensar. Respecto a la crítica que se le hizo a la novela por muerte de Molina, tratamos de arrojar un poco de luz sobre eso en nuestra película. Él muere también en la película dentro de la película. Hay un gran libro escrito por Vito Russo llamado ‘El celuloide oculto’ que habla de las necrológicas del hombre queer, específicamente en Hollywood, pero también en la literatura. Nosotros, sin embargo, apuntamos el hecho de que eso es cierto, pero en ese pequeño cambio al final de la película, Valentine dice que Molina murió por una causa mayor y la respuesta de Molina es ‘no, que él murió por amor’. Así que eso me hace sentir que trascendemos de las etiquetas. Yo hice aquella película sobre Alfred Kinsey, el investigador sexual. Pasé un año entero tratando de vivir en su cabeza y pensando mucho en su manera de concebir las investigaciones, en aquella escala de 0 a 6 y cosas como esa. Sin embargo, para mí la gran revelación de su trabajo era que la sexualidad humana es tan personal como una huella dactilar. Existen ocho mil millones de sexualidades. Para mí esa es la esencia de lo que hablamos haciendo esta película. Si pones a estos dos personajes juntos en esas circunstancias y comienzas a desnudarlos emocional e intelectualmente, a despojarlos de su clase, educación, de todo el background y de sus creencias políticas, de modo que llegan a verse simplemente como individuos, comprendes perfectamente que ambos puedan conectar realmente. Esa es mi esperanza. Que definitivamente ‘Kiss Of A Spider Woman’ se comprenda en términos de superar las etiquetas y los estereotipos.     

4. Conclusiones respecto al tercer filme musical dirigido por Bill Condon.

El hecho de que exista una notable versión de los años 80 del siglo XX no supone óbice para que Kiss Of A Spider Woman versión siglo XXI posea su propia complejidad y personalidad, así como su específica inclusión y reivindicación social y política, necesarias en un mundo como el actual. 

En mayo de 2025 el actor productor y realizador Robert de Niro lo explicó maravillosamente en su discurso del Festival de Cannes 2005. Afirma cómo en EE. UU. se está luchando con uñas y dientes por la democracia que una vez dimos por sentada añade que el arte es inclusivo, une a la gente (…) el arte busca la verdad, abraza la diversidad y por eso el arte es una amenaza. Por eso somos una amenaza para autócratas y fascistas. De Niro invitó a actuar (…) sin violencia, pero con gran pasión y determinación

Bill Condon y su equipo parecen navegar en la misma dirección con este esplendido filme. Definitivamente estamos ante una historia plenamente vigente y por tanto procedente y necesaria. Muy oportuna en unos tiempos inciertos como los actuales, tiempos de candidatos a dictadores, paradigmas de la regresión de unos derechos que parecían consolidados. Muy oportuna en los tiempos de Donald Trump, Vladimir Putin y Benjamín Netanyahu, que lideran determinados países con vetustas, egoístas y obsoletas mentalidades, más propias del siglo XX, basada en la supremacía abusiva y la intolerancia esgrimida de ciertos estados y en ignorar el derecho internacional. En medio de este el ecosistema actual de un vetusto orden mundial basado en la ley del más fuerte, en la reescritura del Orden Internacional, parece más necesaria que nunca la existencia de filmes reivindicativos, didácticos e inclusivos como este nuevo y enigmático beso. 

Además de erigirse en una película de carácter claramente político, Kiss Of A Spider Woman es entretenida, divertida, chispeante… y rotundamente apasionante. Las imágenes se deslizan ágilmente por la pantalla. Hace valer una armonía perfecta entre el melodrama y del musical. Posee brío, intensidad y transmite la confianza plena de quien cree firmemente en el material que posee entre manos. Refleja igualmente el entusiasmo de quien cuenta con unos intérpretes en estado de gracia, en los que igualmente cree ciegamente. Nada de esto es óbice para no ejercer un sumo respeto hacia el texto original y la anterior versión cinematográfica.  El empleo de la música, del diálogo y del color al servicio dramático y la interacción de las dos historias constituyen dos características de tal eficacia, que las imágenes difícilmente se borran de nuestras retinas permaneciendo en ellas pasadas semanas de la proyección.

Es posible que exista cierto componente de sugestión, debida a la (culpable y subjetiva) fascinación de este humilde cronista por las historias escuchadas sobre legendarios realizadores, sobre sus presencias en el ecosistema de uno de los certámenes más antiguos que existen, y sobre míticos pases en la Piazza Grande bajo la lluvia. Admitiendo tal circunstancia, el empleo de colores vivos en un sentido profundamente melodramático, los suaves movimientos de cámara y el montaje alternativo constituyen características, de alguna manera, permiten, al menos se lo permitieron a este humilde cronista, asociar esas imágenes colorido-musicales de Kiss Of A Spider Woman con algunas otras majestuosamente operísticas. Aquellas (imágenes) que componen algunos de los grandes melodramas del cineasta alemán en Hollywood, cineasta que había transitado en 1978 las mismas calles y salas de proyecciones ancladas en la ciudad de la Suiza italiana. 

Sea como fuere, posea o no esas reminiscencias a Douglas Sirk, a Il Cacciatore bajo la lluvia, el rotundo chaparrón durante los primeros compases de Kiss Of A Spider Woman configuraban todo un artístico crisol de imágenes y sensaciones en la mente de quien escribe las presentes líneas, de difícil olvido. Cuando el pase terminó, este cronista, provisto aún de su vestimenta de nostalgia y melancolía, pero también de una sonrisa de oreja a oreja, inició el retorno a pie hacia la alejada zona de aparcamiento asignada a las personas que concurren al festival. Un camino de un ecosistema todavía festivo, todavía cinéfilo. Las temperaturas ambientales eran un poco más bajas gracias a la referida lluvia. El disfrute del paseo era total. Intentaba grabar en la retina algunos rincones, edificios emblemáticos y especialmente algunas plácidas sensaciones. Siempre feliz por los 128 minutos de Kiss Of A Spider Woman. Un colofón memorable y antológico, en definitiva, para un festival cargado de prebendas cinéfilas. 

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