Sebastián Celestino y Enrique Baquedano
Museo Arqueológico y Paleontológico (Madrid), 2023.
¿Qué tienen en común un griego, Herodoto, un francés, George Bonsor, un alemán, Adolf Schulten, un español, Ortega y Gasset, y un canadiense, James Cameron? Solo hay algo que une a todos estos personajes, y esto es Tarteso, la bíblica Tarsis, la mítica Atlántida.
A finales del Siglo XIX, al rebufo del descubrimiento de Troya por Schliemann, el francés Bonsor y el alemán Schulten se embarcan en la búsqueda de esa ciudad nombrada por Herodoto y otros escritores grecolatinos y citada en la Biblia, ambos siguiendo distinta metodología y desde distinta perspectiva; el primero empleando la arqueología, el segundo, el estudio de las fuentes escritas, y ambos fracasando al no hallar la capital del reino del mítico Argantonio.
Mientras Bonsor tirará la toalla, Schulten siguió a lo largo de la primera mitad del siglo XX sus intentos infructuosos, publicando en la editorial de Ortega y Gasset, Revista de Occidente, un volumen en donde recogía todas sus investigaciones y ponía la piedra angular de los estudios modernos sobre Tarteso. Su exaltación de Tarteso como la primera cultura occidental, eminentemente occidental, le llevó a adquirir el estatus de investigador de referencia durante el primer franquismo pues sus diatribas entroncaban con los valores defendidos por el denominado nacionalcatolicismo. Esa visión mitológica marcará la investigación y se convertirá en un lugar común en la cultura popular hasta el punto de que el cineasta James Camerón se embarcaría en la dirección/producción de un documental para National Geographic, El resurgir de la Atlántida, que vuelve a vincular Tarteso con los escritos mitológicos de la antigüedad, en esta ocasión con la Atlántida de Platón. La leyenda y el mito no han dejado de seguir a esta cultura, y eso a pesar de la moderna metodología arqueológica e histórica empleada desde hace décadas en su investigación.
Esta larga introducción, nos sirve para situar históricamente lo que supone Tarteso en la historia de España: una cultura protohistórica, la primera de la Península Ibérica. Por ello, cualquier nuevo descubrimiento en relación con la misma nos acerca más a la comprensión de estas gentes, de su modo de vida. Y es que mucho se ha descubierto en los últimos tiempos a partir de la excavación del yacimiento del Turuñuelo (Guareña, Badajoz) en donde se ha localizado, por ejemplo, la primera hecatombe documentada (literalmente, el sacrificio de cien bóvidos, muy citada en los textos de la antigüedad, pero nunca localizada una), la primera vez que se emplea mortero para la fabricación, en este caso, de una escalera monumental, la escultura más antigua de origen griego en la Península Ibérica y así muchos otros unicum (término empleado en la arqueología para designar objetos sin paralelos en el territorio analizado). Y es que Turuñuelo ha vuelto a poner en el mapa de la investigación de la protohistoria mediterránea a la Península Ibérica.
Producto de las grandes novedades de los últimos años fue el montaje museográfico expuesto en el Museo Arqueológico y Paleontológico de Madrid entre marzo y septiembre de 2023 bajo el título de Los últimos días de Tarteso (el título hace referencia, justamente, a que el yacimiento de Turuñuelo corresponde a la última fase de Tarteso, en el S.VI a.n.e.) en donde, además de elementos singulares de esta cultura, se presentan los últimos hallazgos en Turuñuelo, hasta el punto de incorporar a última hora las primeras esculturas tartésicas, una serie de rostros que fueron presentados por los investigadores días después de inaugurada la muestra. Acompaña a la exposición un doble catálogo, un tomo dedicado a ilustrar las piezas expuestas, y un segundo tomo de carácter científico coordinado por Sebastián Celestino (uno de los directores de la excavación de Turuñuelo) y Enrique Baquedano (director del museo), en donde por medio de diecinueve estudios se va pergeñando lo que fue Tarteso, desde su cultura material, su teología, su escritura… y esto se hace con la suficiente amplitud de mira cómo para que tenga cabida entre sus páginas posiciones encontradas con aquellas que defienden Sebastián Celestino y su equipo de investigación.
Aunque disfrutamos mucho leyendo las más de 300 páginas de este tomo de análisis, sí echamos de menos estudios de los últimos hallazgos en Turuñuelo que tanto está cambiando la apreciación que se tiene sobre Tarteso; y no se lea esto como una crítica a los coordinadores del libro porque entendemos que la ciencia requiere su tiempo para analizar y sacar conclusiones y eso no casa con las prisas. No obstante, nos resarciremos con el nuevo libro coordinado por los directores de la excavación de este magnífico yacimiento, Sebastián Celestino y Esther Rodríguez González bajo el título, Tarteso. El enigma de la primera civilización de occidente del cual daremos puntual información cuando concluyamos su lectura.
No podemos terminar esta reseña sin realizar un sentido homenaje a María Eugenia Aubet, catedrática de Prehistoria de la Universidad Pompeu Fabra, fallecida en febrero de 2024, siendo el artículo que publica en este libro uno de sus últimos trabajos. Investigadora incansable del mundo fenicio y tartésico, construyó una carrera científica inconmensurable desde aquel La necrópolis de Setefilla en Lora del Río, Sevilla: (túmulo B) de 1978 y ese monumento historiográfico que es Tiro y las colonias fenicias de occidente (editado inicialmente en Inglaterra y cuya última edición en castellano, la 3ª ampliada y corregida, es de 2013). Allá donde esté, seguro que tratará de convencer a Baal y Astarté para que le expliquen todo aquello que no llegó a descubrir sobre el mundo púnico.