El pasado 5 de abril asistimos a los Cines Yelmo del Meridiano, en Santa Cruz de Tenerife, la misma ciudad que vio nacer a Miguel Velázquez. Desde el humilde y popular barrio de El Toscal, Miguel recorría de niño, junto a su familia, las ciudadelas del mítico barrio. Con dificultades —como él mismo relata en el documental— empezó a trabajar a los 12 años, y muchas veces no había comida más de una vez al día. A pesar de las promesas de la propaganda franquista, como aquella del arroz que nunca llegó, Miguel nos habla desde la pantalla de una infancia marcada por la supervivencia, reflejo fiel de la sociedad chicharrera y canaria durante la dictadura.
Taco fue el lugar donde comenzó a gestarse el “estilo Miguel”, casi por casualidad. Su talento innato para el boxeo se revela en un bar, mientras hace guantes con otros jóvenes. Un amigo boxeador lo ve, reconoce su potencial y al día siguiente lo lleva al gimnasio donde entrenaba.

El director santacrucero David Cánovas supo captar y plasmar en pantalla esa mezcla de boxeo, cine e historia personal de un deportista singular. Y no es tarea fácil. La película, rodada en localizaciones de Tenerife, Gran Canaria, Sevilla y Madrid, incluye 35 entrevistas, entre ellas figuras como Alfredo Relaño, Julio César Iglesias, Caco Senante, Ricardo Melchior o José Luis Garci, entre otros. David contó con un equipo de primer nivel: escribió el guion junto a Raúl Jiménez, y trabajó con un equipo técnico y artístico cien por cien canario, destacando a la directora de fotografía Lucía Grimaldi, su inseparable compositor Antonio Hernández, y el documentalista José Amaro Carrillo, que realizó una labor titánica recopilando documentación. El film cuenta con una ingente cantidad de imágenes de archivo procedentes de TVE, El Mundo, ABC, Marca, AS y del archivo familiar Velázquez Guerra.
Miguel Velázquez tiene una trayectoria que muy pocos pueden igualar en el boxeo español. En 1962 se proclamó campeón de Canarias en la categoría de peso pluma amateur. Participó en los Juegos Olímpicos de Tokio en 1964, y en 1965 se alzó con el campeonato de España de peso ligero amateur. Aunque tuvo muchos combates memorables, el más estelar fue, sin duda, contra Pedro Carrasco en 1969. Su carrera, que se extendió por casi dos décadas, abarcó 143 combates: 127 victorias, 9 derrotas y 7 nulos.
Da gusto ver un documental de esta calidad, con una historia tan enorme y significativa para el mundo del boxeo y del deporte en Tenerife. Se pudieron ver imágenes nunca antes mostradas, fotografías legendarias e incluso un recorrido por la actual Plaza de Toros de Santa Cruz, que hoy permanece en «KO», esperando que algún día vuelva a cobrar vida. También ella forma parte esencial del boxeo tinerfeño.

La presentación del documental fue aún más especial por la presencia de todo el equipo que lo hizo posible, incluyendo al propio Miguel Velázquez, quien asistió a la proyección. Fue un momento lleno de emoción, con aplausos y lágrimas contenidas. Al final de la proyección, la sala —completamente llena— se puso en pie para brindar un sentido homenaje a Miguel, quien, visiblemente emocionado, se levantó en el centro del auditorio y recibió un aplauso largo y merecido. Un cierre que puso la piel de gallina y que quedará grabado en la memoria de quienes estuvimos allí.
La pregunta que me hice al salir del cine, en una sala repleta con más de 500 personas, fue: ¿sigue viva la afición por el boxeo en Tenerife? ¿Podremos recuperarla y volver a ser una potencia en Canarias? Solo el tiempo lo dirá. Por ahora, solo queda esperar al mes de junio, cuando el documental se podrá ver en Televisión Canaria y en la plataforma Filmin. Quién sabe si esta obra puede ser el revulsivo que necesitamos. De momento, ya ha conseguido que se hable nuevamente de la historia del boxeo en Canarias.
Gracias a David Cánovas y a la productora Free Run Producciones por darme el privilegio de asistir.
Imagen en portada del poster del documental