Aunque es difícil definir lo que hace que una película se etiquete como ‘australiana’ —más allá de la variante de inglés propia de las antípodas—, Huye, conejo, huye se ha revelado como un ejemplo paradigmático de la narrativa australiana.
Esta película de terror, estrenada este año en el Festival de Cine de Sundance, se convirtió en la tercera película más popular en todo el mundo durante la semana de su estreno en Netflix. El largometraje profundiza en la psique de los personajes, con los espectaculares paisajes australianos de fondo.
Huye, conejo, huye es una historia de fantasmas actual ambientada en la Australia Meridional rural. El equipo creativo australiano encargado de darle vida incluye a la directora Daina Reid, a la guionista Hannah Kent y a las productoras Anna McLeish y Sarah Shaw. La protagonista es Sarah (Sarah Snook), una especialista en fertilidad que cree a pies juntillas en la vida después de la muerte. Pero cuando su hija pequeña, Mia (Lily LaTorre), empieza a hacer cosas raras, Sarah reflexiona sobre sus valores y se enfrenta a un fantasma de su pasado.
No es solo cosa de argot
Durante la presentación de películas para Asia-Pacífico de Netflix, la productora Anna McLeish (Carver Films) subrayó la importancia de incorporar elementos genuinamente australianos, y no solo el argot, poniendo especial énfasis en la importancia del paisaje y los manierismos a la hora de comunicar la esencia del país.
En Huye, conejo, huye, los grandes planos de la región de Victoria, y del Riverland, en Australia Meridional, hacen de esta película tanto una carta de amor a Australia como un thriller psicológico.
Aprovechando sus recuerdos de infancia en Waikerie, la guionista Hannah Kent utilizó la naturaleza virgen, hostil y árida de un pueblo por lo demás normal y corriente, convirtiéndolo en el entorno arrebatador y opresivo en el que Sarah profundiza en sus traumas y que funciona como metáfora visual de la desolación y la brutalidad.
Una madre sabe lo que conviene
Huye, conejo, huye despunta no solo por sus méritos artísticos, sino también por el compromiso de la producción con el fomento de la representación de las mujeres tanto delante como detrás de las cámaras.
Para la estrella mundial Sarah Snook, la película supone su primer proyecto australiano después de protagonizar la aclamada serie Succession. A Snook, que ha sido madre hace poco, le pareció maravilloso participar en el proyecto. En sus palabras: «Me emocionó mucho y me hizo muy feliz ver tantas mujeres en el plató».
En una industria dominada por los hombres, Huye, conejo, huye cuenta con una mayoría de mujeres dirigiendo la producción. Además, esta es una película muy relacionada con los retos y expectativas de la maternidad, y la mayoría de las mujeres responsables de la cinta eran madres trabajadoras.
La directora Daina Reid incide en ese aspecto: «Huye, conejo, huye aporta una visión original del género, con una perspectiva femenina y temas como la maternidad, la culpa y la psique femenina. Sarah es una madre trabajadora. Esa es la fuente principal de culpabilidad para muchas de nosotras».
«El riesgo reside en la confrontación emocional de Sarah y en la aceptación de sus fantasmas para poder salir adelante y ser la mejor madre para Mia. Estamos ante la aceptación más absoluta de nuestras imperfecciones y fracasos, y espero que el público se sienta identificado».
‘Huye, conejo, huye’ ya está disponible en Netflix.
Fotograma promocional cedido por Netflix