El valenciano Víctor Santos es probablemente uno de nuestros dibujantes más internacionales con trabajos que han obtenido importante reconocimiento en Estados Unidos, Alemania y Francia. Nació en 1977 en Valencia, lleva ya dos décadas viviendo en Bilbao y comenzó en este mundo a través de la autoedición junto con más amigos que se bautizaron como Siete Monos hasta que consiguió profesionalizarse hace unos veinte años. Los críticos destacan de él que es “muy prolífico” y debe ser verdad porque ha sacado a la calle una treintena de trabajos en los que apenas se observan superhéroes como protagonistas pese a haber trabajado con Marvel y DC. Ha podido alternar el dibujo de Godzilla con el de personajes propios y trabajos más personales sobre temáticas como la corrupción, la serie Polar adaptada por Netflix o una biografía de Kurosawa. Está catalogado como un autor de acción y ficción.
-Siempre te etiquetan y los americanos me tienen muy marcado en el género negro y la acción y eso me gusta, cuando necesitan hacer algo al estilo noir siempre me llaman a mí.
-Supongo que estarás harto de que te comparen con Quetin Tarantino.
-Le he acabado cogiendo un poco de manía aunque me gusta mucho, pero es lo más socorrido porque es muy popular y aglutina un montón de influencias que yo tengo también. En realidad me encanta, porque tenemos los mismos gustos como el manga de samurais, el spaghetti western, el cine de los setenta… Tarantino no es una influencia directa pero es una buena manera de explicar mi trabajo. También me comparan mucho con Frank Miller, del que soy muy fan, pero luego se olvidan de que antes que él están Hugo Pratt, Enrique Breccia, José Muñoz, Toppi…
-¿Sabes si Tarantino conoce tu trabajo?
-No tengo ni idea. Le gustan los cómics pero más bien los de Marvel. Con Miller sé que sí los ha leído y una vez en Barcelona pude cenar con él y luego le regalé un ejemplar de Polar así que por lo menos sé que uno de mis ídolos sí conoce mi trabajo y por amigos comunes sé que le gustó. O por lo menos no me demandó, como digo siempre de broma.
-¿Qué piensas de Sin City y 300 cómo adaptaciones del mundo del cómic a la gran pantalla?
-Me parece muy bien, porque siempre se han vinculado a los cómics en el cine con los superhéroes y en principio es acertado. Pero con Walking Dead en televisión y luego en Sin City y 300 en el cine la gente pudo ver que había algo más. Bajo mi punto de vista Miller siempre ha sido un enorme difusor de nuevas ideas y además creo que sus trabajos animan más a la gente a leer los cómics en los que se basan las adaptaciones.
-Pero esa línea no ha tenido mucha más continuidad.
-Yo creo que van saliendo más cosas porque ahí tenemos en televisión exitazos como The Boys o Umbrella Academy. Lo que pasa es que ahora es un estilo que se ha normalizado y no llama tanto la atención. Antes películas como Men in Black o La Máscara estaban basadas en cómics pero no se promocionaban mientras que ahora mola decir “basado en una novela gráfica”. Además, con la falta de ideas que tiene Hollywood les vienen muy bien los creadores indies porque no tienen mucha idea de por dónde tirar.
-También se está diciendo últimamente que el cine de superhéroes se está agotando.
-Siempre se dice pero luego de pronto tienes el fenómeno de The Boys. Creo que en el cine se está repitiendo la historia de los cómics pero de forma acelerada porque ahora hay tantas secuelas, precuelas… está todo igual de liado a como ocurría en los cómics hace unas décadas. Pienso que es uno de los factores que han llevado a los lectores jóvenes de hoy en día al manga, porque empiezas por el tomo uno y ya está. No hay continuidades, reboots, o 50 años de historia previa.
-¿Te gusta el manga?
-Sí, soy del 77 y por lo tanto viví la explosión del manga en los noventa con Dragon Ball, Akira… fue muy fuerte y me pilló en plena adolescencia. En aquella época no había la variedad que hay ahora pero siempre he seguido leyendo manga aunque con el tiempo te haces más versátil en cuanto a gustos. Pero pude trabajar para Japón recientemente y también estoy guionizando un manga, así que siempre lo he tenido ahí.
-Un dibujante de El Víbora decía que el manga había sido tan popular porque los dibujantes cobraban diez veces menos que los de aquellos años.
-El problema es que el formato revista murió porque cambió el gusto de los lectores. El cómic japonés supone mucho trabajo porque tienes que traducirlo, negociar con ellos… la dificultad que hubo en su momento es que somos uno de los países del mundo que más material extranjero publica. En su momento le pasó al dibujante de El Víbora, y a mí cuando empecé a trabajar. Entonces me vi obligado a saltar al mercado americano para poder vivir de esto. Y sigue pasando. Siempre sale más barato publicar algo de afuera, sólo debes pagar los derechos, mientras que al dibujante tienes que estar ahí costeando un sueldo y eso es una inversión a largo plazo. A todo el mundo le gustaría tener un Paco Roca en su editorial pero no todos los editores están dispuestos a invertir para conseguirlo.
-Una curiosidad ¿tu obra ‘Mundo Jung’ tiene relación con el psicólogo Carl Jung?
-Sí, me había leído El viaje del Héroe y me parecía muy gracioso que ese mundo se llamara como el descubridor del inconsciente colectivo, que se tuviera esa referencia.
-Veo que has tenido incursiones en el mercado francés.
-Sí, tuve algunas cosillas de cuando comencé a profesionalizarme en 2006 y ellos buscaron autores jóvenes inspirados en el anime, un formato mucho más barato y una línea que tuvo muy poca continuidad. Pero iban muy adelantados a su momento porque luego ha sido el camino que ha tomado el cómic francés juvenil. Me vino muy bien, me ayudó a independizarme porque estuve bien pagado durante dos años y luego trabajé en Sukeban Turbo para Glenat que se lanzó a la vez en Estados Unidos a través de IDW. Cuando viajo a ese país de vez en cuando veo que libros míos han salido publicados como los de Polar. El año que viene editarán allí Against Hope.
-En toda tu obra en España siempre has sido guionista, en EEUU trabajas a menudo con guiones ajenos y a veces escribes para otros,
-En Estados Unidos suelo trabajar con un guionista por las limitaciones con el idioma, aunque poco a poco voy aprendiendo más inglés y me dejan sacar cosillas. En España siempre ha sido como autor completo y luego también he podido guionizar para otros autores, muchos de ellos amigos míos. He estado en los tres casos, lo cual son experiencias que siempre vienen bien para ponerte en el lugar de un compañero.
-¿Con qué faceta te sientes más a gusto?
-Me encanta ser un autor completo, que además es mi tipo de autor preferido. Me gusta que me hable una sola persona y al trabajar solo puedo manejar un montón de cosas, como rehacer páginas enteras sobre la marcha, que si lo haces en equipo sería algo demasiado caótico.
-Hay un título que llama la atención, ‘Intachable 30 años de corrupción’ ¿De qué va?
-Es uno de mis trabajos favoritos. Es la única historia de género negro ambientada en España que he hecho y trata sobre la vida de dos amigos de la infancia, uno de los cuales acaba siendo político y casi llega a la Presidencia del Gobierno y el otro se hace un jefe criminal de la costa mediterránea. A través de su auge y caída doy un repaso a la cultura española de la corrupción, la picaresca, el pelotazo inmobiliario… Intenté hacer algo más político porque he vivido de cerca la peor época de la corrupción en Valencia y a la vez algo de género negro al estilo de Scorsese pero trasladado a España. Como digo es uno de mis cómics favoritos, sobre todo en cuanto al guión.
-¿Qué piensas del movimiento que ha surgido para controlar y regular el turismo?
-Es complicado. Aquí en Bilbao cada vez veo que están apareciendo más pisos turísticos en el casco viejo y me preocupa sobre todo por los que deben vivir ahí. Pero no tiene fácil solución y la gente los utiliza porque no puede pagar otra cosa. Todos odiamos al turismo pero acabamos siendo turistas, entonces ¿la alternativa cuál puede ser? ¿Que sólo viajen unos pocos privilegiados? Yo cuando voy de viaje intento no ir a pisos turísticos, suelo quedarme en hoteles… aunque claro también ahí entra todo lo relacionado con el poder adquisitivo. No es sencillo.
-Supongo que en Valencia habrá sido mucho peor.
-Sí, allí el problema era la construcción de hoteles indiscriminada. Hasta que surgió la Ley de Costas te encontrabas con auténticos mamotretos a pie de playa. El dinero llama a dinero, y de ahí la corrupción que trataba en Intachable pero con un estilo parecido al de Uno de los Nuestros a la valenciana, por así decirlo.
-Fuiste nominado al Eisner y al Harvey y ganaste el revelación del Salón del Cómic de Barcelona 2002.
– Que te nominen está muy bien y el premio de Barcelona también estuvo muy bien pero al final todo depende de los gustos que haya en cada momento. Hay premios en Estados Unidos con los que puedo no estar de acuerdo y gente que creo que se los merece. Pero recibirlos no es algo que te vaya a afectar mucho a nivel de ventas o a dar más trabajo, por lo que me cuentan los compañeros. Vale para ponerlo en una portada pero al final lo que importa es que tus obras les gusten al público.
-¿A qué salones del cómic sueles ir?
-Pues al de Barcelona, obviamente y también una o dos veces al año a alguno extranjero a los que me invitan como Argentina, Francia, estuve en el salón de Erlangen hace poco porque sacaron la edición alemana de mi adaptación de Fahrenheit 451. Me sirve también para salir un poco de la madriguera, porque al final los autores estamos siempre encerrados y es una oportunidad para conocer otros sitios y personas.
-Ustedes fueron pioneros del teletrabajo.
-Sí, de hecho cuando el confinamiento no noté mucha diferencia. Tan sólo que trabajé más y para no darle vueltas a la cabeza me metí en proyectos propios y luego hubo otros que empecé en ese mismo tiempo.
-Muchos dibujantes dicen que la pandemia fue una época especialmente creativa.
-Claro, trabajas para no agobiarte, aproveché para echar fuera toda esa energía que tienes ahí acumulada.
-La pregunta inevitable es cuál sería tu opinión sobre la Inteligencia Artificial.
-Esa pregunta cae siempre ahora. Creo que el problema es que nos están intentando vender una moto de algo que es muy complejo y que en realidad son muchas cosas a la vez. No es la misma IA la que se usa en programación que la generativa, no se puede meter en el mismo saco. Algunas se utilizan en medicina y otras para hacer dibujos que están fundamentados en el robo indiscriminado del trabajo de otras personas y que no respeta los derechos de autor. Entonces para empezar, si está basado en el trabajo ajeno tendrá que regularse. Igual pronto podremos utilizarla para ayudarnos, por ejemplo en el proceso del color, pero siempre sobre mi propio trabajo, no sobre el de los demás.
-¿Te ha afectado?
-De momento no, pero todavía es muy pronto para que yo me dé cuenta de si me va a afectar o no. No soy ilustrador y esa tecnología es demasiado pobre para mantener la coherencia necesaria para hacer un cómic. El problema es que como la mayoría de los personajes pertenecen a un grupo pequeño de empresas se tiene miedo a que alguien con un lápiz y un papel pueda crear sus propias historias. Los defensores de la IA lanzan la idea de que los autores somos retrógrados, una especie de élite que queremos mantener el arte del dibujo en nuestras manos, que no se democratice y ellos se presentan como un instrumento para devolver el arte al pueblo, cuando es al revés. Precisamente, el cómic es de los pocos rincones en el mundo de hoy en los que la meritocracia y el trabajo duro funcionan, y puedes entrar sin que te apoye tu papá empresario o tener un máster en Harvard. La gente del cómic solemos ser de clase trabajadora y eso es a lo que temen las grandes compañías del entretenimiento, que una persona pueda hacer un cómic online que se convierta en fenómeno de masas como las autoras de Lore Olimpus o Heartstopper. Las grandes tecnologías quieren poseer todo el contenido pero no puedes evitar que una persona cree una historia y la difunda.
-¿Conoces el Libro Blanco del Cómic? ¿Qué te parece?
-Claro que me parece bien. Soy miembro de la asociación de autores de cómic de España y por eso todo lo que sea análisis de nuestro trabajo como colectivo es muy importante. Como decía, somos muy de estar encerrados en la madriguera pero los autores, aunque tengamos perspectivas diferentes, somos de los gremios mejor avenidos que hay y por cosas como la IA creo que es más importante que nunca organizarnos para tener más presencia en la sociedad.