Coincidiendo con el 40º aniversario de su muerte, la película de Andrea Segre recuerda la figura de Enrico Berlinguer, el político que estuvo a punto de llevar al Partido Comunista al gobierno de Italia a finales de los 70.
El próximo 1 de agosto Filmin estrena en cines «La gran ambición» (título original: «Berlinguer. La grande ambizione»), drama histórico del director Andrea Segre que ha conquistado al público italiano convirtiéndose en un rotundo éxito de taquilla con más de 3,5 millones de euros de recaudación y más de medio millón de espectadores. La película representa una importante contribución al cine político contemporáneo y confirma el renacimiento del interés en Italia y en la izquierda europea por la figura del histórico líder comunista italiano Enrico Berlinguer. El film obtuvo 15 nominaciones en los Premios David di Donatello, donde ganó dos galardones: Mejor Actor para Elio Germano y Mejor Montaje.
«La gran ambición» narra la vida del popular líder político Enrico Berlinguer, secretario general del Partido Comunista Italiano, durante los años más cruciales de su carrera política, entre 1973 y 1978. La película se centra en el momento en que Berlinguer estuvo a punto de llevar al Partido Comunista de Italia al poder en 1978 mediante una alianza con la Democracia Cristiana. El secuestro y asesinato de Aldo Moro, líder de los democristianos, frustró un momento que hubiese cambiado la historia del país y del equilibrio geopolítico en todo el mundo.
Enrico Berlinguer y la gran ambición en la Italia de los años 70
Enrico Berlinguer (Sassari, 1922 – Padua, 1984) fue una de las figuras políticas más respetadas y carismáticas de la Italia republicana. Alcanzó la secretaría general del PCI en 1972 y lideró el partido durante uno de los periodos más convulsos de la historia reciente del país. Entre 1973 y 1978, Italia vivió los llamados «años de plomo», marcados por el terrorismo, la crisis económica y la inestabilidad institucional. El golpe de Estado en Chile contra Salvador Allende en 1973 y el asesinato de Aldo Moro en 1978 fueron acontecimientos clave que influyeron en su estrategia política.
Durante estos años, Berlinguer impulsó el «compromiso histórico», una inédita alianza entre comunistas y democristianos para garantizar la gobernabilidad y evitar los riesgos de un golpe de estado, como el ocurrido en Chile, si su partido llegaba al poder. Su apuesta por un socialismo democrático e independiente de Moscú, conocido como eurocomunismo, marcó un hito en la historia de la izquierda europea y llevó al PCI a obtener el 34% de los votos en 1976, su techo histórico.
Como explica el director Andrea Segre: «Berlinguer es un símbolo global de un desafío y una elección: poner en práctica el socialismo en una sociedad democrática e independiente, superando las desigualdades pero garantizando todas las libertades económicas y culturales que las dictaduras soviéticas aplastaron». La película aborda la ambición política de Berlinguer como un proyecto colectivo que trasciende el interés personal, y plantea una reflexión sobre el valor de la política guiada por ideales en el contexto actual. De este modo, no solo revisita el pasado, sino que conecta con debates contemporáneos sobre el papel de la acción política y el contraste entre el bien común y la búsqueda de poder por intereses privados.

La interpretación premiada de Elio Germano
Elio Germano («Suburra») ganó el David di Donatello 2025, el sexto de su carrera, como Mejor Actor Protagonista por su interpretación de Enrico Berlinguer. La transformación del actor romano en el líder comunista sardo ha sido ampliamente elogiada por la crítica especializada, que destaca cómo ha logrado capturar tanto la timidez y austeridad personal de Berlinguer como su carisma político.
En su discurso de aceptación del premio, Germano aprovechó el momento para lanzar un mensaje universal sobre la igualdad humana: «Una persona pobre debe tener la misma dignidad que una persona rica, debe poder acceder a la educación, a la sanidad. Y una mujer debe tener la misma dignidad que un hombre, una persona negra la misma dignidad que una persona blanca, un italiano la misma dignidad que un extranjero, y permitidme decir: un palestino la misma dignidad que un israelí».