jueves, marzo 28, 2024

Adrián Gómez opina sobre la película Una joven prometedora


La excelente actriz Carey Mulligan (Shame, Drive) es Cassie, una joven frustrada por su devenir profesional y con serios problemas psicológicos. No ha superado la muerte de un ser querido y se los hará a pagar a todos y cada uno de los responsables…y a cualquiera del mismo género. Tal cual. Porque estamos ante un ajuste de cuentas con todos los varones del Planeta Tierra. Todos, absolutamente TODOS, son malvados en el film. Todos se intenta aprovechar de la embriaguez de una mujer cuando sale de fiesta. Todos son violadores o asesinos (o ambos casos) y todos han de pagarlo todo. Sólo el papel de el padre, encarnado por el entrañable Clancy Brown (Los inmortales, Cadena perpetua) parece aportar algo de humanidad, a una trama que derrocha desfachatez y demonización del varón. No exagero. Lejos quedan propuestas como la excelente Bombshell (El escándalo), necesario film sobre la explosión del Me Too, y aún más lejos Acusados, fundamental pieza judicial, tan dura como sobria, sobre una violación grupal a una mujer. Vivimos tiempos convulsos. Tiempos en los que una manada de salvajes quedan absueltos, o con penas atenuadas…en las que un conocido productor de cine es procesado y condenado, tras haber cometido cientos de fechorías (acoso, violación) con actrices en nómina.

La mezquindad del ser humano, y el efecto llamada, triste y asqueroso, de la violencia de género. El feminismo es imprescindible. Otra cosa es la manipulación de ciertos productos cinematográficos; porque tras un arranque prometedor, aquello se convierte en casi un panfleto hembrista (que no feminista), en la que el humor negro inicial se va diluyendo para dar paso a la venganza de la camarera sociopata, más cerca de Jason Bourne, que de Patrick Bateman, pues maneja la situación (de manera inverosímil) desde el principio. Repleta de tópicos y carente de sorpresas (el supuesto final rompedor está más visto que el TBO), este desastre fue dirigido y escrito por la casi debutante Emerald Fennell (The Crown), y, lo más grave y gracioso, es que ha recibido el Óscar…al mejor guión…Ni siquiera los habitualmente solventes Alfred Molina (Frida) y Connie Britton (American Horror Story) consiguen levantar el despropósito. Más cerca de la ochentera Ángel, que de la muy correcta (y olvidada) La extraña que hay en ti, constituye un film tan pretencioso como manipulador. Ni siquiera, a Diablo Cody, se le hubiera ocurrido semejante disparate. Tan sonrojante como previsible.

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