viernes, abril 26, 2024

Adrián Gómez opina sobre la película «Tiempo»

Entramos en el segundo mes de estío y la escasa cartelera está plagada de viajes en tren con el Segura, del último churro Marvel Disney, de una tardía secuela de Space Jam y de la enésima entrega rápida y furiosa. Y he aquí que vuelve M.Night Shyamalan a entregarnos un poco de buen cine. Amado y odiado por igual, el indio es uno de los pocos valores seguros en el cine fantástico en los que se puede confiar en el siglo XXI (junto con Nolan, Villeneuve, Aronofsky o gente más incomprendida, como Eggers, Peele o Aster). El cineasta podrá gustar más o menos, pero joyas como El sexto sentido, El protegido, Señales o Múltiple hablan por sí solas. Las infravaloradas El bosque, La joven del agua, La visita o Glass, que el tiempo va poniendo en su lugar, son la mejor carta de presentación para este Old.


Adaptación de una novela gráfica, se nos narra las vacaciones de una variopinta galería de personajes. Del hotel a la playa..y ahí empieza el meollo. El tiempo pasa…o no. Y cada uno de ellos lo sufrirá de manera diferente. Excelentemente filmada, el cineasta mueve la cámara como nadie, sacando jugo a un guión que se agota en la primera hora, y que nos introduce en la esquizofrenia, el embarazo, la ceguera, la sordera o las heridas…con o sin cicatrizar. Entre arrecifes de coral e intereses farmacéuticos, el excesivo subrayado final se balancea entre la vileza de la manipulación, por un estado de bienestar, el falso altruismo y el turismo feroz. La situación no puede ser más apropiada. En una época en la que los objetivos económicos y políticos entran en conflicto con los de la salud, este llamamiento al orden, es quizá sea tan necesario como valiente. Twitlight zone se encuentra con Lost, a la vez que Vivarium le da la mano a La cabaña en el bosque. En el reparto, Gael García Bernal, protagonista de la olvidada y estupenda ( y a recuperar ahora más que nunca) adaptación de Saramago A Ciegas, y de La ciencia del sueño, joya que gana con cada visionado, se codea con un insólito e inquietante Rufus Sewell, estrella de la mejor película de Álex Proyas (Dark City). También aparece Ken Leun, que sigue en la costa tras perdidos. O el rescate, en ese clímax, de la gran Embeth Davitz (El ejército de las tinieblas, La lista de Schindler), entre la pubertad y la senectud. Un gran thriller fantástico, con gotas de terror, lastrado en su último cuarto de hora, pero que funciona como un reloj… de arena.

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