jueves, junio 27, 2024

Ana Penyas, ilustradora y dibujante: “Tras el Premio Nacional mi carrera más que avanzar en línea recta lo hizo de un salto”. Por Noé Ramón

“La cultura de ladrillo es un cambio radical en el modo de vida, como en Canarias, por eso se han manifestado” 

El caso de Ana Penyas se puede resumir en la tan recurrente frase de llegar y besar el santo porque con su primera obra Estamos todas bien ganó en 2018 el Premio Nacional del Cómic, con lo que se convirtió en la primera mujer galardonada en este certamen. El salto brutal supuso un cambio radical en su vida y le permitió cumplir de pronto el sueño de todos los dibujantes, poder dedicarse en exclusiva a su pasión y ver reconocido su trabajo. Su estilo mezcla el expresionismo, con lo naif y el uso de fotografías y las temáticas están siempre relacionadas con la historia o asuntos sociales. Por ejemplo, en uno de sus trabajos critica la masificación turística y por ello sigue con interés las protestas que tienen lugar en Canarias.  Esta meteórica carrera la resumen en sus propias palabras.

-Empecé a profesionalizarme tras acabar la carrera. En los cuatro años siguientes ya desarrollé proyectos por mi cuenta, participé en ferias y concursos pero con Estamos todas bien gané en 2018 el Premio Nacional, lo que supuso un paso muy importante y que de pronto mi vida cambiara de un año para otro y de hecho desde entonces no he parado. Por eso creo que mi carrera más que avanzar en línea recta lo hizo de un salto. 

-Es evidente que tienes un estilo muy particular y original. ¿Cómo lo definirías?

-Mi estilo es expresionista porque tengo muchos referentes de esa corriente alemana de entreguerras pero también uso la estética naif y la transferencia fotográfica. Digamos que me muevo entre lo documental y lo expresivo.

-¿Y en cuanto a temáticas?

-Me interesan los temas sociales y de actualidad, la memoria histórica… hechos reales pero que abordo a mi manera no exclusivamente como un documental, sino aportando mi parte subjetiva con un lenguaje más expresivo.

-¿Cuál es la razón de que te preocupe la aplicación de la Memoria Histórica ya que por edad no viviste ese período del franquismo?

-En Estamos Todas Bien ya se habla de varias épocas de la guerra civil, el franquismo y la transición, asuntos que me interesan mucho. Lógicamente no viví la dictadura pero sí sus consecuencias. Mi familia está muy politizada, mi padre tiene muchos libros de historia, sobre la guerra civil y junto con mi madre participaron en la lucha antifranquista. Creo que aporto una mirada generacional, porque es cierto que no lo viví y por lo tanto lo veo desde la distancia.

-¿Cómo interpretas los intentos de la ultraderecha para que se vuelva a repetir todo aquello?

-Por supuesto que no se debe volver a repetir. El motivo tal vez sea que en la escuela se ha hablado muy poco del franquismo y se ha vendido la idea de que no hubo buenos ni malos y que todos hicieron cosas malas. Pero yo tengo otra perspectiva que comparte muchísima gente y que tiene que ver con el hecho de que en realidad nunca se ha hecho justicia. Ese sigue siendo un debate que tristemente no se acaba de cerrar.

-Es evidente que verás con horror el resurgimiento de la ultraderecha. ¿A qué lo atribuyes?

-Siempre ha estado ahí pero detrás de otras siglas y siendo más precavidos pero ahora mismo han sacado pecho, se muestran con arrogancia y ya no se tapan ni esconden. En ocasiones utilizan estos discursos para provocar, por ejemplo en las redes sociales o en las aulas. Pero es un horror.

-Está claro que la concesión del Premio Nacional ha marcado de forma definitiva tu carrera.

-Y además que lo fuera con la primera obra Estamos todas bien. Supuso un cambio radical de todo porque pasé de apenas publicar a ganar un Premio Nacional, y a partir de ahí mi vida se convirtió en una vorágine. Luego piensas que resulta un tanto triste que no se lo hubieran dado antes a otra mujer y además creo que no me lo concedieron tanto a mí sino que en realidad fue a mis abuelas, a toda una generación de mujeres silenciadas. Por eso siempre dije que el premio era para ellas. Está claro que a partir de ahí cambió mi vida.

-¿Puedes trabajar exclusivamente del dibujo?

-Sí, he podido trabajar en lo que me gusta pero no sólo el dibujo sino lo que lo rodea como charlas, talleres… pero la mayor parte de mis ingresos vienen del dibujo, de hacer cómic o la ilustración, por ejemplo acabo de hacer el cartel de la feria del libro de Valencia. Hay que tener en cuenta que elaborar un cómic te puede llevar dos años enteros y mientras, lógicamente, necesitas ingresos.

-¿En qué proyecto trabajas ahora mismo?

-No tiene nada que ver con lo que he tocado en otros momentos. Es sobre el insomnio y se basa en la idea de que cada vez la gente duerme peor, acumulamos sueño y a partir de ahí estoy elaborando una historia coral para responder a la pregunta: ¿Qué es lo que nos quita el sueño? La respuesta básicamente es el trabajo, el sistema en el que vivimos, las redes sociales…

-También fuiste premiada en el Salón del Cómic de Barcelona de 2018.

-Sí, fue en la categoría de autora revelación por Todas estamos bien y luego el Nacional me lo dieron poco meses después. 

-En uno de tus trabajos abordas la especulación urbanística en la costa de Valencia.

-Se llama Todo bajo el sol y hablo de cómo se ha ido transformando la costa valenciana desde los años sesenta hasta nuestros días a causa del turismo y con la cultura de ladrillo. Es un cambio radical en el modo de vida, tal y como ha ocurrido en muchos sitios, por ejemplo en Canarias donde hace poco se han manifestado por lo mismo. Cuando lo edité en 2021 ya había colectivos de barrios que luchaban contra esta clase de turismo. La idea era analizar cómo hemos llegado a este presente y para ello me inventé a una familia y conté su vida durante décadas para ver la transformación que experimentaron a raíz de pasar de vivir de la huerta a la nueva realidad que supuso la llegada del turismo.

-¿Crees que había alguna otra alternativa que fuera parecida a lo que ha significado el turismo?

-De algún modo nos han tendido una trampa. Sí, se podía haber hecho de otro modo porque la realidad es que son muy pocos los que se han lucrado y los beneficios se han quedado en muchas menos manos de las que pensamos. Casi todo tiene que ver con el capitalismo y la propiedad privada y de ahí vienen otras consecuencias como la especulación en la vivienda.

El año pasado también recibiste un importante premio.

-Sí, casi a principios de año en el Salón de Angouleme en Francia, precisamente con el libro Todo bajo el sol en una categoría que reconoce las historias sobre cuestiones medioambientales.

-¿Conoces el Libro Blanco del Cómic que ha editado el Ministerio de Cultura?

-Todavía no lo he visto pero entiendo que analizará las cuestiones que tenemos pendientes.

-¿Y sobre la Inteligencia Artificial qué piensas?

-Pues le veo pocas cosas positivas. Es una cuestión que me abruma tanto que evito pensar mucho en ello. Pero en fin, está claro que ya es un problema por que al final roba el trabajo de un montón de gente.

-¿Te ha ocurrido a ti?

-No tengo constancia pero sí veo claro que será un problema para este oficio.  

Foto de Anaïs Florin

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