miércoles, octubre 1, 2025

Claudia Basterra: «La evolución es algo inevitable y positivo en cualquier artista»

En Culturamanía conversamos con la cantante, compositora y flautista Claudia Basterra, una artista que ha sabido unir la formación académica, la experiencia coral y la experimentación sonora para dar vida a un universo musical propio. En esta entrevista nos habla de su trayectoria, de la importancia de la honestidad creativa y de la propuesta especial que llevará al escenario del Teatro Príncipe Felipe de Tegueste dentro del Festival DocuRock.

Empezaste tu formación musical muy joven, con la flauta travesera en el Conservatorio. ¿Cómo ha influido esa base académica en la música que creas hoy en día? 

R- Considero que la formación musical es esencial a la hora de componer. En mi caso, no solo escribo las letras de las canciones, sino que compongo la música, por lo que la formación musical constituye una herramienta básica para desarrollar las canciones desde el punto de vista estrictamente musical. El conocimiento de la armonía y cómo utilizarla para dibujar la progresión de acordes, generar tensiones o simplemente sostener la melodía, es fundamental, en mi opinión, para poder desarrollar el concepto primigenio de cualquier canción. 

En tu trayectoria también destaca tu paso por formaciones corales. ¿Qué aprendizajes de esa experiencia sigues aplicando en tu trabajo actual como cantante y compositora? 

R- Pienso que todo/a músico debería experimentar en algún momento lo que es cantar con más personas dentro de una formación coral. El canto coral proporciona muchos beneficios, no solo a nivel psicológico y/o emocional, sino que además, dentro del desarrollo del sector musical, aporta herramientas muy útiles. La escucha conjunta (observar qué están cantando los demás y qué papel juego yo dentro de la masa coral), o la capacidad de discernir cada una de las voces que están sonando a la vez, son algunas de estas valiosas herramientas que contribuyen a la educación auditiva y musical. En mi caso, esta experiencia coral se ve reflejada en mis canciones, en la medida en la que puedo incorporar distintas voces armonizadas para enfatizar algún pasaje del tema, o que se introducen como una textura más de la canción, aportando colores o sensaciones diferentes. 

Tu primer disco, Semilla (2021), está inspirado en vivencias e inquietudes personales. ¿Qué significó para ti dar ese paso y mostrar tu mundo interior a través de tus canciones? 

R- Componer, plasmar mis canciones y lanzar este disco fue una experiencia muy bonita que recuerdo con cariño. Lo que más disfruté fue el proceso creativo, el cómo “armar” las canciones, el juego con los instrumentos y los distintos elementos que pensaba para cada canción. Fue un proceso personal y musical muy enriquecedor, que me permitió desarrollar mi creatividad y poner en palabras una serie de vivencias que en ese momento quería compartir a través de la música. 

Has actuado en escenarios muy diversos, desde salas íntimas hasta teatros más grandes. ¿Qué diferencias sientes al conectar con el público en esos distintos formatos? 

R- Las salas pequeñas son espacios perfectos para tomar el pulso al público, ver qué efectos les producen las canciones, e incluso interactuar de una forma más cercana. En las salas o espacios más grandes, a veces puede desdibujarse un poco esto, pero si el

público está conectado y receptivo, eso también se transmite y se genera una reciprocidad muy mágica escenario-público. 

En tu música incorporas la flauta travesera, creando un sello muy particular que viaja entre géneros como el folk, jazz o funk. ¿Cómo surge esa mezcla y qué papel juega la experimentación en tu proceso creativo? 

R- La flauta se integra de una manera muy natural en mis canciones, es un elemento más de la canción, aportando riqueza y sonidos que quizá no acostumbramos a escuchar en la música que consumimos habitualmente. La suelo emplear, con un papel más protagonista, en los temas con influencias jazz o funk, y como un elemento que aporta texturas o capas en otro tipo de estilos. 

En tus últimos lanzamientos, como Despídete y Paredes de papel, se percibe una evolución de sonido. ¿Qué buscas transmitir con estos nuevos caminos musicales? 

R- Partiendo de que “Despídete” y “Paredes de papel” no tienen nada que ver entre sí en cuanto a estilo y sonoridad, sí que comparten ese elemento común porque han marcado una diferencia clara respecto de todo lo anterior. “Despídete” fue el punto de inflexión que trazará el camino de lo que va a ser mi siguiente álbum, en el que estoy trabajando actualmente. Para mí, la evolución es algo inevitable y positivo en cualquier artista, esencial en la propia búsqueda de la identidad musical. En mi caso, creo que voy hacia, -y ya sucedía un poco con “Semilla”-, un lugar más honesto y puro, más asentado en la tierra, en la raíz, con sonidos y letras que desprendan calidez y delicadeza, y que a la vez suene grande, lleno. A veces lo más sencillo es lo que funciona y te conecta con lo primigenio, con esas bases sólidas sobre las que se construye nuestra vida. 

El próximo 10 de octubre actúas en el Teatro Príncipe Felipe de Tegueste, dentro del Festival DocuRock. ¿Qué puede esperar el público de ese concierto y habrá alguna sorpresa especial en tu propuesta para esa noche? 

R- Se encontrarán una propuesta diferente y madura, con una selección de temas adaptados al formato acústico en el que iré con el guitarrista Jorge Hernández, y que conforman un pequeño viaje y una mirada hacia mi universo musical. También haremos un guiño musical al documental que se proyectará posteriormente.

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