jueves, mayo 2, 2024

De La Salle, un cómic en diez lenguas. Por Noé Ramón


El tinerfeño Javier Nóbrega es autor de una publicación sobre la vida del fundador de los colegios de La Salle que ha sido traducida a una decena de idiomas

El cómic De La Salle, El Loco de las Escuelas, obra del toscalero, Javier Nóbrega basado en la vida del fundador de estas escuelas, Jean-Baptiste de La Salle, se ha convertido por esos extraños giros que tiene la vida en el que probablemente se encuentre entre los más traducidos del mundo, y sin duda de Canarias ¿La causa?  Pues que al existir una red de más de ochenta colegios con esta misma denominación repartidos por todo el mundo, al final se ha ido adaptando al lenguaje de cada país. Hace escasas fechas salió a la luz la segunda edición en la que se corrigió una pequeña errata, en realidad apenas un acento mal colocado, que hasta entonces había pasado desapercibida en una de las tantas traducciones. 

Nóbrega ha estado vinculado toda la vida al colegio de La Salle en Santa Cruz. Allí estudio y ahora imparte clases desde hace un cuarto de siglo después de haber cursado la carrera de aparejador aunque apenas trabajó unos pocos años en una empresa privada. Si a eso se le une un indudable talento a la hora de dibujar, el resultado es este cómic sobre la vida del fundador cuyo fin es didáctico y pretende informar a los alumnos sobre la importancia de este religioso y su legado.

En estos momentos la obra ha sido traducida al catalán, euskera, gallego, valenciano y por supuesto castellano. Pero luego hay una versión francesa, país de donde surgieron estas escuelas y a partir de aquí se adaptó a este lenguaje pero en su dialecto africano, otra inglesa para Malta, una portuguesa y una más, brasileña. En total de diez traducciones, un logro que alcanzan pocas ediciones de este tipo.

Los expertos en cuestiones de tebeo no tienen duda de que es la obra canaria que se ha adaptado a más idiomas y la de mayor difusión mundial al llegar a ochenta países. En el éxito de la iniciativa habrá tenido mucho que ver la sencillez de los dibujos y de la narrativa lo que no resta nada en cuanto a su carácter didáctico y serio, apropiado incluso para un adulto. Es posible hacerse gratuitamente con un ejemplar en las escuelas, descargarlo de internet o comprarlo a un precio muy económico, todo ello con el fin de cumplir el objetivo de que alcance la máxima difusión y de camino se conozca con más profundidad la obra del santo fundador.

Nóbrega no disimula su admiración por este personaje y especialmente valora que fue el primero que se empeñó en que las clases dejaran de darse en latín y que por lo tanto estuvieran restringidas a un sector minoritario de la población. Su objetivo  fue que se impartieran en el francés de la calle, con lo cual abarcaría a todos los niños, incluidos los más pobres. Una línea que se ha intentado mantener a lo largo de todos estos años.

No es la primera vez que se hace un cómic sobre el fundador de La Salle, la diferencia radica en que los anteriores eran demasiado serios incluso áridos, grises y no llegaban de una forma tan cercana a los lectores, sobretodo los niños. Más bien se parecían a las publicaciones al estilo de Vidas Ejemplares que ahondaban preferentemente en la vertiente religiosa. 

El éxito del dibujante tinerfeño es que ha sabido darle un giro muy accesible y entretenido a estas publicaciones y en vez de centrar el protagonismo en los religiosos, como ocurrió anteriormente, lo hace en la figura del santo de forma distendida. Y otro tanto con los alumnos y profesores, de aquellos años, aspectos a los que De La Salle siempre dio un protagonismo principal e irrenunciable. No se eluden los aspectos más tristes de la vida del santo como el hecho de haberse quedado huérfano muy joven y al ser el mayor encargarse de sus ocho hermanos.

La principal dificultad ha sido situar y adaptar el relato cronológicamente a la Francia del siglo XVIII, lo que requirió que consultara diversas publicaciones sobre esa época, ver películas y cuadros. El problema es que habitualmente estas fuentes se centran en los personajes de las clases superiores pero no tanto en los más humildes que ocupan un lugar especial en la vida del fundador. “Es la época de Los Tres Mosqueteros y por eso desligarse de esa realidad y acudir a otra que también existía en paralelo fue bastante complicado”. La obra transcurre hace tres siglos y medio en la localidad francesa de Reims, donde nació La Salle.

El recibimiento ha sido invariablemente positivo y no abrió ninguna llaga entre las personas religiosas a las que se les podría presuponer una mayor reticencia a abordar este tipo de contenidos y formatos. “Todo lo contrario, me han dicho que demuestro tener un humor muy particular y está hecho para divertirse y también hacer crítica social”. Por ejemplo, hay una representación de la popular escultura del religioso junto con dos niños que en su versión dibujada se sacan la lengua y hacen diabluras mientras que el santo tiene un aspecto más cercano a un persona de la calle. 

El religioso, en realidad, pertenecía a una familia adinerada y muy próxima a la corte pero él prefirió renunciar a su herencia y trabajar en su nuevo proyecto educativo. Aquí se produce el punto de inflexión de su vida porque entonces es aceptado por los maestros cuya vida resultaba muy humilde y que por lo tanto hasta entonces lo veían con desconfianza. Ese es también el mensaje central del cómic, a través del humor se intenta convencer a los alumnos sobre la importancia de comprometerse con este tipo de actitudes.

Cuando La Salle impulsó su proyecto recibió muchas críticas, incluso le quemaron su casa, por los sectores que no veían con buenos ojos que la educación llegara a las clases populares pero finalmente obtuvo el visto bueno del Papa y el camino se hizo menos complicado y expandieron por todo el mundo, incluso adaptándose al budismo. En estos casos se opta por no incidir tanto en la vertiente religiosa y católica sino más bien educar en valores humanos generales. 

Una de las viñetas refleja la frase que pronunció al final de su vida cuando aseguró que si hubiese sabido la magnitud de la labor en la que se embarcó, “no hubiese metido ni el dedo meñique”. Y así aparece representado al principio del cómic, “porque me pareció una manera de humanizarlo y quitarle ese halo sobrenatural que en principio puede existir sobre su figura”.

Vinculación con el Carnaval

Javier Nóbrega comenzó a vincularse al mundo del dibujo, como suele ser habitual, desde que era muy joven pero de forma más directa a partir de 2012 cuando recibió un encargo de la Sociedad Española de Colombofilia. Luego vino el de La Salle que ha sido su obra más popular, pero además con la Fundación Canaria Cine + Cómics también ha participado en el proyecto Krónikas, que se editará en breve. Iniciativa en la que participan varios autores que a principios de este año durante unos días llevaron a cabo taller con el objetivo de que sus obras tuvieran como inspiración central La Laguna.

También se ha involucrado en el Proyecto Volcán, de carácter altruista que tiene como fin recaudar fondos para paliar los efectos de la erupción que tuvo lugar en La Palma y que en estos momentos está recorriendo diversos puntos de las Islas. Además, a raíz de las aportaciones de los distintos dibujantes se han editado ya un libro de cómics y otro de ilustraciones cuyos fondos irán a parar a este fin. 

El autor es una persona vinculada profundamente al mundo del Carnaval y ha puesto a disposición de esta fiesta su talento como dibujante. Es el autor del logotipo y del popular payaso de la murga Los Bambones, con la que está ligado desde el año 1992. Algunos años incluso se ha encargado del diseño del disfraz, y colabora con una treintena de agrupaciones de todas las Islas.

Sus próximos proyectos se centran en hacer un homenaje a la vida y obra de personajes del Carnaval tinerfeño y en episodios de las fiestas, en muchos casos  desconocidos. Especialmente, contento se encuentra ahora con el encargo que le ha hecho el Ayuntamiento de realizar todos los carteles de las fiestas de El Toscal, en los que adelanta que tendrá un papel primordial los colores del barrio, “el lugar más particular de Santa Cruz”, donde nació y por el que siente una especial debilidad.

Otro de sus máximos logros es el diseño del cartel del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife de 2020, que fue muy bien recibido, inició su colaboración con la Fundación y le permitió conocer al director, Lucas Morales. El resultado es que se convierte también en el autor de la imagen del Salón del Cómic de 2022 y de otros trabajos que le encarga este colectivo donde es ya uno de sus dibujantes de cabecera.

Sobre su estilo dice que la máxima influencia son los autores francobelgas creadores de Tintín, Pitufos o Astérix, los que más consumió durante sus primeros años y posteriormente, pasaría por la inevitable etapa de los superhéroes debifo a la influencia de su hermano.

Fotografías cedidas por Noé Ramón

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