lunes, octubre 7, 2024

Felipe González: “Como escenógrafo, lo más importante es que el público pueda llegar a emocionarse”

Felipe González Cabezas es un escenógrafo canario cuya carrera lo ha llevado a destacar en los Países Bajos, donde su enfoque innovador y su capacidad para transformar los espacios escénicos le han ganado reconocimiento. Su trabajo se caracteriza por una profunda interacción entre la narrativa visual y el espacio teatral, creando atmósferas que no solo complementan, sino que elevan las historias que se cuentan sobre el escenario. A pesar de su éxito en el extranjero, en su tierra natal, Canarias, y en España ha trabajado relativamente poco, donde curiosamente es más conocido por su faceta como batería de la banda GAF.

En octubre, González Cabezas regresa a Canarias como escenógrafo de Luciérnaga, la ópera de la compositora mexicana Gabriela Ortíz, que se estrenará el 6 de octubre en el Teatro Leal de La Laguna, dentro del marco del festival CLE (Classical Laguna Experience). En esta entrevista, exploramos su proceso creativo en esta producción tan simbólica y su visión del espacio escénico, así como los desafíos de regresar a Canarias para un proyecto tan significativo.

– En su trabajo como escenógrafo, ¿cómo comienza su proceso creativo? ¿Qué elementos son los que primero visualiza cuando se enfrenta a una nueva obra? ¿Cómo se aproxima al espacio escénico para crear una narrativa visual que complemente la acción? 

Lo primero de todo es conocer de primera mano, normalmente del director de la obra, el concepto y la materia que se quiere representar. De esa interacción salgo normalmente con una idea base, y una vez tenga el texto, voy visualizando a modo de bocetos los diferentes pasajes de los que consta la obra para comprobar la valía de ese concepto escenográfico. Me apoyo tanto en dibujos como en anotaciones para así generar los ingredientes que posteriormente configurarán la escenografía. Por poner un ejemplo: nivel de abstracción, interior vs exterior, materiales, eventual uso de video, etc.

Mi intención básica a la hora de afrontar una escenografía es pensar en cuál será su transformación a lo largo de la obra; el desarrollo de los cambios, elementos sorpresivos y uso general del espacio, con el objetivo de lograr un resultado interesante de cara al espectador.

Siempre he estado interesado en la relación entre el cuerpo y el espacio, desde un nivel arquitectónico se podría decir. La puesta en escena para mí se basa en buscar una simbiosis entre ambos elementos, de esa manera se podrá percibir al decorado como un personaje más.

– Usted ha trabajado mayormente en los Países Bajos, donde su obra ha sido muy reconocida. ¿Qué diferencias clave ha encontrado entre la manera de trabajar en escenografía en el ámbito internacional y la manera en que se trabaja en Canarias o España, si las ha notado?

Pues, efectivamente, mis estudios y carrera profesional en la escenografía han tenido lugar mayormente en Países Bajos, por lo que no tengo una respuesta clara al respecto. De hecho, esta es la primera obra en la que participo como profesional en España, y en este caso, en mi isla natal Tenerife.  Sin embargo, he podido comprobar que la estructura de trabajo de este proyecto, en cuanto a organigrama y manera de proceder, se parece bastante a lo que estoy acostumbrado aquí en Holanda.

– En Luciérnaga, la obra basada en la resistencia de Alcira Soust durante los eventos de 1968 en México, la escenografía juega un papel fundamental para trasladar al público a ese contexto. ¿Cómo concibió el espacio de esta obra? ¿Qué aspectos de la historia de Alcira y del contexto histórico quiso destacar a través de su diseño?

Desde un principio estuvo claro que debíamos representar de una manera más o menos literal el lugar donde ocurrió el encierro. Esto es, el baño de La Torre de humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM. La situación en sí es claustrofóbica y había que intentar representar o sugerir la tensión que supone tener a un ejército buscándote, así que había ya de por sí una clara diferenciación entre lo que era un dentro-del-baño y fuera. Por otro lado, ese refugio también se convirtió durante 12 días en su espacio mental, algo que también quisimos representar por medio de proyecciones. Concebí para ello un muro que gira sobre su eje y que tiene dos caras diferenciadas. Una de ellas representa más literalmente un baño y el otro el mundo interior de Alcira. Como amante que soy de la arquitectura, busqué inspiración en las obras monumentales de Richard Serra. Por supuesto, a una escala menor que sus obras para adaptarlo a la sala del teatro. De ahí que el muro tenga aperturas y recovecos que ayudarían a generar  esa tensión de búsqueda, control  y vigilancia. 

– La escenografía, como el vestuario, es una parte vital de la narrativa visual. ¿Cómo cree que su propuesta escenográfica influye en la interpretación y recepción de los personajes y de la historia en Luciérnaga? ¿De qué manera el espacio escénico contribuye a la atmósfera emocional de la obra?

He buscado explotar el condicionante físico del escenario sobre la actriz, ya que tiene literalmente que gatear para pasar de un lado a otro del muro. O limitar su espacio a través del uso de un pequeño podio sobre el que reposa ese muro. Este tipo de condicionantes provocados por el decorado, suelen ayudar a la dramatización en escena. A diferencia del cine,  donde el movimiento de cámara te dirige y te hace casi inmiscuirte en la historia; pienso que en el teatro es bueno utilizar condicionantes, grandes gestos, y formas monumentales para, junto con la iluminación, captar al 100 × 100 la atención del espectador. Con más motivo,  debido al encierro que sufre la protagonista en la historia, estas características casaban perfectamente con la historia.

– En su trabajo es habitual el uso de materiales específicos que añaden capas de significado a sus diseños. ¿Qué materiales o elementos ha decidido utilizar en Luciérnaga y cómo reflejan la historia o los temas de resistencia y memoria que aborda la obra?

Ahondando en la respuesta anterior, cabe decir que, en este caso, se ha buscado en el acabado del muro representar una especie de lienzo en blanco, en donde poder proyectar el estado mental de la protagonista, dotándole así también de una cierta abstracción, sin llenar ni decorar en exceso para dejar que la fantasía del espectador complete las pasajes e historias.  En cuanto a la elección de materiales, diseño generalmente piezas volumétricas de carácter arquitectónico, y la mejor manera de darle forma es con la madera. A pesar de ello, hay ocasiones en las que, por poner un ejemplo, grandes telares semitranslúcidos impresos, te ayudan también a generar unas transparencias que sugieren otros espacios dentro de la escena. 

– Usted tiene un trasfondo musical como batería de la banda GAF, lo que añade una capa interesante a su perfil. ¿De qué manera la música, o su experiencia como músico, influye en su concepción del espacio escénico y en su proceso creativo como escenógrafo?

Pues efectivamente, todas las artes con las que me relaciono completan al personaje, se podría decir. Soy un creyente del ‘Gesamtkunstwerk’ en donde las partes de un proyecto van de la mano en aras de una armonía. Eso es algo que por supuesto también percibo en la música

Luciérnaga es una obra con una fuerte carga histórica, pero también habla de temas universales como la lucha por la libertad y la justicia. ¿Cómo ha tratado de reflejar esta dualidad en su diseño escenográfico, conectando lo local con lo global?

Normalmente, cuando se aborda una obra de teatro se la intenta trasladar al ‘aquí’ y al ‘ahora’, para que haya una mayor conexión con el público, sobre todo cuando estamos hablando de obras representadas incluso en otros siglos. Eso es un ejercicio que se suele hacer en el teatro, por eso, pienso que la arquitectura es algo que ayuda a trascender a las épocas; en mi caso, utilizando un cierto nivel de abstracción. Se genera así  una conexión universal y atemporal entre el ser humano y el espacio. Con eso en mente, el tema aquí tratado sobre libertad y justicia cohabitan en su atemporalidad y universalidad

– A pesar de su éxito internacional, en Canarias y en España ha trabajado relativamente poco como escenógrafo. ¿Cree que hay barreras que le han impedido desarrollar más proyectos en su tierra natal? ¿Cómo se siente al regresar con un proyecto tan importante como Luciérnaga?

No, barrera ninguna, más allá de las lógicas coyunturales de vivir y desarrollar tu trabajo en el extranjero, pero mi intención sería ser capaz de realizar mi obra más a menudo en las islas. Para mí es un orgullo trabajar con un equipo canario y conectar en este entorno de trabajo con mis raíces, que es algo que echo bastante de menos

– La escenografía es un arte en constante evolución, y usted ha trabajado en diferentes tipos de producciones a lo largo de su carrera. ¿Qué nuevos retos creativos o proyectos tiene en el horizonte que le emocionen particularmente?

Llevo ya cuatro años combinando la escenografía con el diseño de exposiciones. Acabamos de inaugurar una exposición de Dior de repercusión internacional en el museo ‘Kunstmuseum Den Haag’ de La Haya. También tuve la suerte de diseñar una exposición de Van Gogh en el museo Van Gogh de Ámsterdam (‘Van Gogh y los Campos de Olivos’ ) junto a mi compañero Maarten Spruyt y en breve inauguramos una exposición (‘Schitteren op Soestdijk’) en el palacio Real de la Casa Real holandesa Soestdijk . Para el próximo año hago la asistencia de escenografía con mi compañero Michiel Voet, de un obra muy especial que se llevará a cabo en el circuito de TT Assen (el circuito de carreras más importantes del mundo), que celebra sus 70 años de existencia.

– Finalmente, el espacio escénico tiene la capacidad de transportar al público a mundos distintos, pero también de crear preguntas y reflexiones. ¿Qué espera que el público perciba o sienta a través de su trabajo en Luciérnaga? ¿Hay algún mensaje particular que quiera transmitir a través de su diseño?

Para mí lo más importante es que el público pueda llegar a emocionarse, ya que es un ejercicio bastante liberador para el ser humano en general. Y ya no me refiero a la escenografía como algo autónomo, sino a la obra en su conjunto.

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