La muestra se podrá visitar entre el 10 de febrero y 10 de marzo, en Santa Cruz de Tenerife
- El proyecto de restauración ecológica cumple 25 años abierto al público.
- Es el fruto de un concurso internacional de ideas celebrado en 1984. Los arquitectos ganadores fueron Fernando Menis, Felipe Artengo y Jose María Rodríguez Pastrana.
- El Centro de Visitantes del Parque del Drago, ideado por los mismos arquitectos, sigue pendiente de finalización.
- El proyecto de restauración ecológica de EL Parque del Drago de Icod de los Vinos y de la biodiversidad que lo rodea cumple su 25 aniversario, con una exposición de El Laboratorio de Tenerife, organizada dentro del proyecto ‘Islas del Mundo’ (llamado en sus anteriores 12 ediciones ‘Islas del Futuro’). Esta muestra, que se podrá visitar entre el 10 de febrero y 10 de marzo, en Santa Cruz de Tenerife, c/ Gómez Landero, 19, de lunes a viernes de 10:00h a 14:00h, promociona la biodiversidad canaria y vuelve a poner en el centro el turismo cultural y de naturaleza. Así pues, la cultura, el paisaje, el arte y la naturaleza son los ejes de investigación sobre los que se basa un hacer mucho más amplio y transversal. Cuenta con los apoyos de Canarias Aporta, Proexca, Fundación CajaCanarias, Cabildo de Tenerife, Ministerio de cultura y Deporte del Gobierno de Canarias, ICEX Next, Turismo de Canarias e Instituto Canario de Desarrollo Cultural. La exposición, consistente en fotografías, actuales e históricas, que explican el proyecto y su evolución, está prevista que se lleve a cabo también en Icod, en fechas próximas.
Fruto de un concurso internacional de ideas, celebrado en 1984, que ganaron los arquitectos Fernando Menis, Felipe Artengo y José María Rodríguez Pastrana, el Centro de Visitantes del Parque del Drago, ideado por los mismos profesionales, sigue pendiente de finalización.
El ejemplar más antiguo de Dracaena Drago que se conserva en Canarias
El Drago de Icod de los Vinos, en Tenerife, es el ejemplar más antiguo de Dracaena Drago, que se conserva en el archipiélago atlántico, un árbol con 16 m de altura y una circunferencia de 20 m en la base. Especie endémica de Canarias, con un crecimiento lento, el drago tiene un fuerte simbolismo ya que antiguamente se le consideraba el protector de las islas, pero, a principios de los años 1980, quien necesitaba protección era precisamente el Drago. Los visitantes -alrededor de 1 millón al año- acudían a verlo, y la intensa actividad que el turismo trajo a su alrededor, puso en peligro su vida. Hubo que parar las visitas y buscar soluciones para que El Drago no se muriera de éxito.
Cuando los conceptos de «biodiversidad» y de «re-naturalización» de los entornos urbanos empezaban a ser innovaciones en congresos científicos, pero no hacían todavía el objeto de nuestras conversaciones diarias ni de artículos en los medios de comunicación, en el municipio tinerfeño de Icod de los Vinos, ante la insistencia de varios biólogos y botánicos, preocupados por la salud del árbol, se convocó un concurso internacional de ideas. La propuesta ganadora para el nuevo Parque del Drago fue la de un equipo integrado por tres jóvenes arquitectos -Felipe Artengo, Fernando Menis y José María Rguez. Pastrana- y, con el paso de los años, se convertiría en una de las intervenciones más importantes de Canarias en materia de conservación y restauración de la biodiversidad de una zona, en este caso un barranco.
Han pasado ya 25 años desde que, en 1998, volvieron a abrirse al público visitas al Drago y su nuevo parque. Todavía más tiempo se ha escurrido desde que dio comienzo el proceso de devolver sus condiciones naturales a este árbol mítico que, a comienzos de la democracia en España, estaba en peligro:
«Han transcurrido ya casi 40 años desde que ganamos aquel concurso internacional de ideas, convocado en 1984, para la creación de un Parque del Drago en Icod de los Vinos que lo protegiera de todo lo que este ejemplar tenía alrededor. Esas dos décadas solo han sido un instante para el Drago Milenario, mientras que, para nosotros, ha sido una obra de arquitectura y paisajismo de toda nuestra vida, que ha acompañado a los arquitectos que lo ideamos durante toda nuestra vida profesional»,apunta Fernando Menis, arquitecto co-autor del proyecto del Parque del Drago.
El modo en el que se abordó entonces, y se sigue abordando ahora, aquel proyecto de restauración ecológica, conecta y explica la investigación «Islas de mundo», que Fernando Menis está llevando a cabo, y en la que se condensan todos los años de experiencia del arquitecto entendiendo la arquitectura como parte del paisaje insular. El proyecto del Parque del Drago se afrontó poniendo en el centro la naturaleza: un árbol. Hoy parece lo más lógico y una decisión llena de sentido común, pero en los años 80, en pleno boom turístico de las Islas Canarias, el proyecto fue tachado de errático e imposible, pues proponía la eliminación de una carretera general importante del norte de la isla, de alto uso, no solo turístico sino local.
Se eliminó la carretera para proteger al Drago de la contaminación y las vibraciones, separándolo de los ruidos y humos de la ciudad y devolviéndole su hábitat original, pues así es cómo había estado siempre, creciendo durante siglos tras una tapia que separaba la finca en la que se encontraba del resto del municipio. Esta tapia, que había desaparecido también, se recreó levantando un muro protector que se situó en el mismo lugar, con la misma altura y el mismo material, es decir piedra basáltica del lugar.
Se realizó donde había existido durante cientos de años un cerramiento similar de la finca agrícola, la última entre la ciudad y el barranco, y en cuyo borde creció el Drago conviviendo durante cientos de años con la naturaleza primigenia del lugar, paraíso natural del que fue expulsado forzando su introducción en el núcleo de la ciudad y en las rutas turísticas de la isla.
La gran biodiversidad del barranco al borde del cual se encuentra el Drago se fue recuperando enteramente gracias a una apuesta valiente en la que se conjugaron un concurso público, abierto que priorizó la calidad y la colaboración estrecha entre los arquitectos y los expertos en otras materias como biología y botánica.
Parque del Drago en la actualidad. Entrada y exterior del Centro de Visitantes, todavía en proceso de construcción. Foto: Hisao Suzuki. ctualmente se intenta impulsar una buena finalización del Centro de Visitantes, edificio proyectado por los mismos arquitectos y motivo de una nueva controversia jurídica en 2023, la última de las muchas vicisitudes que tuvo que afrontar el proyecto del Parque del Drago.
Fernando Menis (1951, Tenerife)
Con una trayectoria profesional de más de 40 años, la producción arquitectónica de Menis incluye obras de escalas y tipologías diversas, así como proyectos de investigación a largo plazo. Experto en proyectar salas de conciertos y auditorios, es reconocido y premiado a nivel internacional por concebir un innovador sistema de acústica variable para la Sala de Conciertos de CKK Jordanki (2015, Polonia). Entre los proyectos ejecutados, en solitario y en co-autoría: la Iglesia del Santísimo Redentor de las Chumberas (2022), Jardín del Espacio Cultural El Tanque (2022), Sala de Conciertos y Convenciones CKK «Jordanki», en Polonia (2015), Plaza Bürchen en Suiza (2015), Estadio Insular de Atletismo (2007), Magma Arte & Congresos (2007), Piscina en el río Spree de Berlín (2004) y la Sede de la Presidencia del Gobierno de Canarias en Tenerife (2000). Entre los proyectos en curso, destacan: la Rehabilitación del Parque Cultural Viera y Clavijo, el Masterplan en Boa Vista, el Auditorio de Pájara en Fuerteventura, la Rehabilitación del Centro Cultural en La Guancha, la Rehabilitación del Auditorio Teobaldo Power en La Orotava. Distinguido en 10 ediciones con el Premio de Arquitectura de Canarias Manuel de Oráa, Menis ganó también: el Premio al Mejor Edificio Cultural de Polonia 2015, del Consejo Nacional de Arquitectos de Polonia; el Premio CEMEX a la Accesibilidad Universal 2016; el Premio de Diseño de Taipei 2016 al Mejor Edificio Público; el Premio Piedra en el VIII Premio Internacional de Arquitectura de Piedra 2005; y el Premio de la Bienal Española de Arquitectura 1998, entre otros. Arquitecto Doctor por la Universidad Politécnica de Valencia, su obra ha sido expuesta en varias ediciones de la Bienal de Arquitectura de Venecia, en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, en la galería Aedes Berlín y la galería GA en Tokio. Su proyecto Iglesia del Santísimo Redentor de Las Chumberas hace parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno MoMA de Nueva York.