sábado, noviembre 9, 2024

FIMUCITÉ: A MILLION DREAMS. Un millón de sueños (más uno). Por Jonathan Medina

El pasado sábado 20 de julio acudíamos al Auditorio de Tenerife prestos a soñar ‘un millón de sueños’ (más uno) de la mano de la Orquesta Sinfonica de Tenerife, el Ensemble Pop Rock y cantantes solistas, aunados bajo la batuta del maestro Diego Navarro… arreglos sinfónicos inéditos, estrenos mundiales… la clausura del Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife, Fimucité, en su 18 edición y con un programa lleno de caballos ganadores, prometía… y cumpliría.

Sueños… sueños y emociones, muchas emociones, esa sería la tónica de la noche, donde todo estaría conectado, donde nos remontaríamos hasta el Tenerife de 1945 para ser testigos del primer sueño, del que nacerían los siguientes por venir… el show está a punto de comenzar.

Abría la primera parte el estreno mundial de ‘One’ de A Chorus Line (1985), que a modo de un autentico musical interpretado en directo, con sus diferentes vocalistas caracterizados entrando y saliendo del escenario interpretando, conectaría con los dos siguientes arreglos, ‘An American in Paris’ de Un americano en París (1951) y ‘Singing in the Rain’ de Cantando bajo la lluvia (1952), en un maravilloso prólogo que daría paso al nacimiento del primer sueño.

Se dirigía el maestro Diego Navarro a la platea para hablarnos de El mago de Oz (1939) y de su estreno en Tenerife allá por 1945… y de una pequeña niña presente, contagiada por la magia, magia que le llevaría a dedicarse a la música y el canto, magia que inculcaría y contagiaría a sus hijos… el primer sueño del que nacieron los siguientes. Esa pequeña niña no era otra que la madre del director de nuestro querido festival, presente en el público, a ella iría dedicado ‘Over the Rainbow’, en la voz de la solista Aliona Kvitka, que huyendo con su hijo del conflicto en Ucrania, ha encontrado refugio en la música, en el arte. Todo está conectado.

Continuaría la primera parte del concierto sinfónico con ‘I could have danced all night’ de Mi bella dama (1964), que daría paso al plato fuerte de este primer bloque: El fantasma de la ópera.

Cuatro arreglos del famoso musical que, como su título evoca, nos llevaría a las sensaciones de la opera, tanto para ‘connoisseurs’ como neófitos. Entre los diferentes solistas cabe destacar el maravilloso poderío vocal de Cristina Ramos, que ya desde la apertura ‘The Phantom of the Opera’ puso en pie al público en sonoro aplauso y vítores. Vestuario, interpretación dramática, perfecto acompañamiento de la orquesta… tras la conclusión con ‘All I ask Of You’, un publico aun ensimismado asimilaba que tan solo estaba en el meridiano de este gran sueño. El show tiene que continuar.

Arrancaba la segunda parte con West Side Story (1961), un musical que merecería un concierto sinfónico para el solo. El ‘Prologo’ nos introducía con su chasquear de dedos, el juguetón saxo tenor, las notas a la marimba y la sutil batería, en el conflicto entre «sharks» y «jets», las bandas callejeras de esta (aun) moderna versión de Romeo y Julieta. Tras ‘I feel Pretty’ llegaría el reconocible ‘María’, llevado por solista y orquesta a un operístico in crescendo constante. Y que mejor forma de cerrar con este musical que con el festivo ‘America’, cinco solistas, ellas ríen, cuchichean, comienza a sonar la guitarra española, le sigue la pandereta, estallan las voces, también los vientos metal. Repito: este musical merece un concierto sinfónico para el solo.

Y llegaba el gran estreno mundial de la noche, con arreglos de Leigh Phillips citado por Diego y entre el público: The Greatest Showman (2017).

Un servidor, fiel seguidor del festival, nunca había vivido la emoción, el vibrar, desde el escenario y desde el público, todos entregados… a este nivel. Cinco arreglos, cinco ovaciones de pie, con un público tan absolutamente emocionado que muchas de las veces ni esperaba a que terminara cada arreglo. Magia… sueños… siguen con ‘A Million Dreams’ que daba título a este concierto de clausura; pero todos estábamos esperando ‘This is Me’, ese canto empoderado que rompe barreras, que celebra lo diferente, lo no normativo, que no consiente el ensombrecimiento por parte de nada ni nadie… que ha trascendido hasta convertirse en himno social… y que con todos los cantantes solistas en el escenario, tanto al frente como a los coros, nos hizo mover algo dentro, si, seguimos soñando (y creyendo).

Recta final con Les Misérables: ‘On My Own’ y ‘One day more’. Vuelve Cristina Ramos para darnos una nueva clase magistral vocal en el primer arreglo con nueva ovación de pie del público, que daría paso al segundo arreglo con nada menos que nueve cantantes solistas en perfecta sincronía y compenetración.

Pero la noche no terminaría ahí, cuando Ana Molowny subia al escenario, aparentemente para los agradecimientos a músicos, técnicos, equipo y público… se dirigía a Diego Navarro para pedirle «one dream more in a million dreams’… este fue ‘Come Alive’ de El gran showman (2017), que arrancaba con el wah-wah de la guitarra eléctrica, la marimba y una enérgica batería, que arropaban al grueso de voces, a su vez arropadas por las palmas del público. Un fantástico broche con el que Diego se despedía hasta la próxima edición parafraseando a ese gran showman interpretado por Hugh Jackman: «La forma más maravillosa de arte es la de hacer feliz a los demás». Maestro, esperando con ansia Fimucité 19.

Artículo por Jonathan Medina

Fotografías por Fiorella Licandro.

Agradecimientos a FIMUCITÉ.

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