sábado, abril 27, 2024

Juan Antonio Ribas: ‘Los subtítulos son el puente que une culturas en el cine’

En esta entrevista exclusiva para Culturamanía, Juan Antonio Ribas comparte sus experiencias desde los primeros recuerdos como espectador hasta su destacado trabajo en la industria del cine, especialmente en la subtitulación de películas. Desde sus inicios en el Aula de Cine de la Universidad de La Laguna hasta su participación en festivales y congresos relacionados con el séptimo arte, Ribas revela cómo el cine ha marcado su vida profesional y su pasión por los subtítulos como puente entre culturas.

¿Podrías describir cómo fueron tus primeras experiencias relacionadas con el cine, desde tus primeros recuerdos como espectador hasta tus primeros pasos en colaboración con eventos cinematográficos y cómo influyeron esas experiencias en tu desarrollo profesional en la industria del cine?

Yo creo que al final es como todo el mundo, veíamos en la tele y teníamos la película de los sábados al mediodía después de los dibujos animados, que ya con mi edad era Marco, o Heidi, o Mazinger Z, antes de que pusieran el escrito en el cielo cuando la quitaron por violenta, hoy en día también sería algo impensable. Era algo que me fascinaba, la tarde del sábado después de comer en casa de los abuelos nos sentábamos, era un acto común, todos nos sentábamos a ver la televisión con esas primeras películas y claro, al principio simplemente te lo tragas todo, no podías diferenciar entre una buena o una mala. Reconozco que no todos los western me gustaban, no me gustaban todos, tenía a John Wayne como uno de los favoritos en la época, pero más bien por la temática del western en sí.

Y después el clásico, todos los vecinos íbamos al cine del barrio al mediodía, entonces los domingos íbamos al cine, nos daba igual lo que pusieran. Había en la zona centro de la laguna, cuatro salas y entonces lo que hacíamos antes de comer, nos dábamos una vuelta para ver lo que más nos llamaba la atención y íbamos sin más, como la película Los cañones de Navarone.

Ya en la universidad era distinto, me informaba, veía pelis, era más complicado poder verlas, solo dependía de lo que llegaba a los cines. Aquí en Canarias llegaba más tarde, ya en segundo de carrera, estudiaba química que en esa época, de repente, habían montado un proyector en el Paraninfo y habían montado un ciclo de cine negro, películas como Atraco Perfecto. Allí solicité entrar, convocaron una reunión para el martes, y allí informaron de hacer charlas entre nosotros, sin público, con gente que sabía más que yo por supuesto en el cine en la época, con esto empezó todo, nos reuníamos con un café y charlábamos sobre películas, con público eso aún no se hacía, se montaban pequeños ciclos o alguna sesión especial, ahí lo que se aprendió como profesional fue a montar, ahí sí empecé a eso, montar las películas y empezar a aprender todo el tema de cómo funcionaba el mundo, el cine como exhibición desde dentro. Y ahí es un poco como empezó a romántica mi faceta profesional, de hecho, incluso, me obligaron a abandonar en un momento los estudios y terminé siendo proyeccionista de cine, lo que había aprendido en horas muertas ahí en el proyector del Paraninfo cuando existía, pues al final se convirtió en trabajo durante muchos años.

Cuando empezó internet y los primeros DVD, ahí fue cuando empecé a descubrir películas que aún no habían llegado a España en ese formato, ahí es cuando empecé por gusto personal a editar, comprábamos algunas copias y las editábamos porque en España no existían. Recuerdo, por ejemplo, la película Tierra de Faraones, fue una de las primeras autorías que yo hice en DVD, ya que solo existía en VHS en España.

¿Cómo fueron tus inicios en la colaboración con el Aula de Cine de la Universidad de La Laguna y qué experiencias destacadas recuerdas de aquellos primeros años?

Comencé en el año 1986, en segundo año de carrera, en ese entonces estaba bastante muerta el Aula de Cine de la ULL en ese momento porque no había un lugar donde se proyectaran las películas, teníamos un proyector de 35mm recién inaugurado en el Paraninfo y teníamos un proyector de 16mm en magisterio.

En ese mismo año los encargados de llevar el Aula de Cine consiguieron que una vez a la semana en el Paraninfo tuviera una proyección, al principio las funciones eran casi de lo que se pudiera conseguir, se dependía de las distribuidoras de películas de las islas, estamos hablando que en ese año estábamos pagando por un pase 30 y 35 mil pesetas, en esa época un sueldo mínimo era entorno a 50 mil pesetas, es como si hoy en día pagáramos por un pase 700 u 800 euros.

En la época el responsable de la distribuidora amablemente nos daba el listado de películas disponibles con sus precios ajustados, entre lo que había y con los gustos personales y tal, elegíamos, en la época no cobrábamos entradas generalmente y la universidad en aquella época sí contribuía muy bien para este tema sin poner pegas ninguna, pues con todo ello poníamos la película semanal, habíamos ciclos temáticos y hacíamos algunas veces un maratón nocturno de cine, la Universidad de La Laguna nos abría por la noche, empezábamos a ver películas a las 18:00 de la tarde de un viernes y terminábamos sobre las 8 de la mañana del sábado, toda la noche poniendo pelis y eso tenía su trabajo ya que cada película era sacos enormes de 20 o 30 kilos con cada película y además como teníamos pocas bobinas teníamos que estar montando y desmontando sobre la marcha, un disparate, pero un disparate muy divertido. Llegamos a poner Rebecca, Pesadilla en Elm Street, 2001: Una odisea del espacio, una mezcla bastante interesante. Por fuera se ponía un puestito con bocadillos y más de una vez acabamos invitando a chocolates con churros al terminar.

Así estuvimos un par de años a base de ciclo, después la universidad cortó el grifo y después se empezó a cobrar entrada, no sé si era como 100 pesetas, incluso se empezó a hacer los ciclos llamados “Maldito Dinero”, se ponía no tanto lo que nosotros queríamos ver si no lo que la gente le interesaba ver y pagar por dicha entrada.

En esa época se montaron dos revistas dedicadas al cine, una de ellas más tipo Fanzine, lo típico se hacían copias en la propia universidad y después entre unos cuantos grapábamos y distribuíamos con el alumnado de la universidad, este fanzine se llamaba Plano Medio, en este sacamos 8 números aproximadamente. En cambio, la revista Rosebud se llegaron a sacar 7 números, con críticas, reportajes y entrevistas, todo relacionado con el cine, esta revista se llegó a vender por varios puntos de la isla.

Ya en esa última etapa por temas laborales tuve que irme apartando del Aula de cine de la ULL. Como último hicimos un Festival de Cine y Ciencia, solo se hizo una edición, pero claro la coyuntura del coste de las películas y conseguirlas no era nada fácil en la época. Casi todas las películas fueron clásicos. Recuerdo que los colegios se fueron al Paraninfo, lo que hoy en día se hacen en otros festivales, pero en el año 92.

Para terminar esta pregunta, lo más divertido que yo recuerdo que llegamos a hacer fue en los aparcamientos del campus central, una proyección nocturna con “En compañía de lobos” y “Terroríficamente muertos” en una sesión doble y al aire libre. Recuerdo que contratábamos a un proyeccionista que tenía un proyector y una pantalla desde la Orotava, lo montaba y sobre las 21:00 de la noche comenzaba la sesión especial en pleno verano. Recuerdo que terminamos con fuegos artificiales. En esta época sería imposible. Ese día se hizo un díptico con los comentarios de las pelis y yo recuerdo hacer los comentarios de “Terroríficamente muertos”. Ese díptico se lo llevó uno de los compañeros para el Festival Sitges y se lo dio en mano al propio Bruce Campbell para que me lo firmara, sin duda un recuerdo maravilloso.

¿Podrías mencionar algunos de los festivales de cine y eventos relacionados en los que has participado y destacar qué tipo de colaboración realizaste en cada uno?

El primer festival en el que participé fue el que les comenté anteriormente, el Festival Cine y Ciencias del Aula de Cine de la ULL. Estuve también en el Puerto de la Cruz, en el Festival Internacional de Cine Ecológico y de la Naturaleza de Canarias con la dirección de David Baute. En este caso, colaboré organizando charlas para institutos y colegios y una charla abierta después de la proyección de la película “La herencia del viento”. Después, con un amigo, organizábamos una muestra de Cine y Ciencia en el Museo de Ciencias y el Cosmo, más enfocado a charlas, aunque sí hubo alguna proyección de películas. Esta muestra se hizo durante 4 años y cada año estaba enfocada a una temática distinta, como la Astronomía o las Matemáticas. También, por supuesto, con el Festival Isla Calavera, que desde sus inicios estoy con ellos, colaborando en el trabajo de los subtítulos de las películas, trabajando en las copias de proyección, etc. Además, también mencionar mi participación en el Salón del Cómic de Santa Cruz de Tenerife durante varios años, donde también llevé una parte de cine para los alumnos y alumnas, entre otras cosas.

¿Podrías compartir tu experiencia participando en talleres y congresos relacionados con el cine, tanto como asistente como como ponente?

Sí, tanto recibidos como impartidos. Por ejemplo, he recibido talleres de lenguaje cinematográfico, que en su momento quien los organizaba era el Colectivo Yaiza Borges. Aunque este colectivo ya no existe, aún quedan algunos de sus miembros, con los cuales tengo bastante buena relación. Esos mismos talleres después los he podido llevar yo reciclados a los centros de profesores, por ejemplo.

En congresos, he estado en varios, entre ellos, uno que organizaba la Facultad de Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid. Estuvimos dos años, uno dando ponencias sobre uno sobre la saga de Alien y otra sobre Flash Gordon. Esta experiencia fue costeada por nosotros, ellos nos pagaron la comida, nosotros nos costeamos el billete a Madrid y la suerte que tenía un familiar viviendo allí en ese momento. Desde luego, fue una maravillosa experiencia donde se conoció a mucha gente y se compartió conocimiento mutuo.

¿Podrías compartir cómo iniciaste tu carrera en la industria del cine y destacar alguna experiencia significativa de tus primeros trabajos, como la subtitulación de películas y otros proyectos?

A título personal fue alrededor del año 2000, fue también la época que se podía acceder con una cierta normalidad a internet, algo cara en ese entonces, pero ya era de acceso para todo el mundo. Mi primer trabajo me lo solicitó la Universidad de La Laguna ya que iban a realizar dos ciclos, uno dedicado a cine de Marruecos y otro a cine de Senegal. Este último fue sencillo conseguir las copias, pero el cine marroquí muy poco y aquí apenas llegaba. Entonces, a través de un familiar en París, me pudieron conseguir cine de Marruecos y me las hicieron llegar. Pero claro, me vi que el idioma una era hablada en árabe y otra era en francés y solo subtítulos en inglés. Esa fue la primera vez que desmonté técnicamente hablando un disco. Entonces, a partir de los subtítulos en inglés, hice una traducción y monté los subtítulos al español.

Estuve trabajando una época en el Cine Víctor cuando lo tenía el Cabildo de Tenerife, hasta que cerró y me vi en que no tenía trabajo profesional. Pero entonces una de las personas del Colectivo Yaiza Borges me contactaron porque les llamaron desde la productora y distribuidora Impulso porque necesitaban a alguien que hiciera subtítulos, ya que las empresas les cobraban muy caro. Nos reunimos los propietarios de la empresa y yo y aceptaron, y tuve una media de 6 trabajos de subtitulación al mes y con ese trabajo empezó todo hasta el día de hoy.

¿Podrías describir el proceso que sigues para subtitular una película, desde la preparación del material hasta la entrega del producto final?

Pues primero que nada tengo que pasar la película a un formato para yo trabajar. Entonces, con el programa Workshop, te permite tener las líneas de texto vacías que tú vas completando junto al vídeo. Además, siempre miro si la película tiene subtítulos en inglés porque eso facilita el trabajo para los códigos de tiempo. Si no se tiene, puede complicarse el trabajo y el tiempo de la subtitulación.

Este programa me permite marcar los tiempos, donde inicio y finalizo cada subtítulo. Después, también tengo que darle un margen para que los subtítulos queden bien en pantalla con la imagen y el audio. Al finalizar este proceso, guardo el archivo en el formato que las distribuidoras lo necesiten, dependiendo del uso que le vayan a dar.

En este trabajo también hay diferentes formas de subtitular. Algunas empresas solicitan un formato resumen, mientras que otras prefieren el texto completo. Por eso, una de las primeras cosas que pregunto antes de empezar un trabajo es el formato requerido.

El tiempo que empleo por lo general es de aproximadamente una hora de trabajo por cada quince minutos de película. Esto puede variar dependiendo del tipo de película y la cantidad de diálogo que contenga. Normalmente, puedo completar el subtitulado de dos películas durante una jornada laboral.

El precio por trabajo depende de varios factores, como la duración de la película, la fecha de entrega, entre otros. Me voy adaptando a las circunstancias de cada proyecto para establecer un precio justo.

Entrevista y fotografía realizada por Jesús Hernández

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