Con la batuta de Michael Boder, ofrecerá al público el concierto para dos pianos de Poulenc con Mario Marzo y Pallavi Mahldhara
Los conciertos serán mañana, martes 24, en Tenerife, y el miércoles 25 en Gran Canaria
Con un programa de música del siglo XX, la Sinfónica de Tenerife, referente cultural de la Isla, regresa esta semana a su cita con el Festival de Música de Canarias. Lo hace bajo la batuta del director de orquesta y ópera, el maestro alemán Michael Boder con quien ejecutará ‘La Ascensión’, de O. Messiaen; ‘Matías el pintor’, de P. Hindemith, y el ‘Concierto para dos pianos’, de F. Poulenc, una pieza con protagonismo para dos jóvenes y brillantes intérpretes: el español Mario Marzo y la indio-estadounidense Pallavi Mahidhara. Pieza que, para el director del festival, Jorge Perdigón, es una de “las más interesantes” que se escucharán en la edición de este año.
Este concierto ha sido presentado hoy, lunes 23, por sus protagonistas, en un acto en el que Michael Boder subrayó la ‘luminosidad’ que desprenden estas obras, al tiempo que Pallavi Mahldhara destacaba las muchas influencias de Mozart y Ravel que el público podrá encontrar en algunas de estas piezas. El pianista Mario Marzo, por su parte, aseguró que la versión que interpretarán de la obra de Poulenc “es divertidísima” y se mostró convencido de que “le va a encantar al público”. “Es algo muy nuevo, casi podría decirse que casi no parece un concierto de música clásica”.
Se podrá escuchar en directo mañana, martes 24, en el Auditorio de Tenerife, y al día siguiente, miércoles 25 en el Auditorio Alfredo Kraus, ambos a las 20.00 horas. Será la segunda ocasión en que la formación tinerfeña participa en esta 39 edición del festival, tras su comparecencia la semana pasada en Fuerteventura y Lanzarote, islas a las que acudieron con un programa diferente, que estuvo liderado por el director japonés Eijii Oue.
Las entradas están disponibles en www.festivaldecanarias.com y en las plataformas habituales de venta de ambos escenarios. Se recuerda que los estudiantes de música pueden acceder a los conciertos con una tarifa especial de tres euros. En ambas citas habrá una charla introductoria a cargo de Ricardo Ducatenzeiler que dará comienzo en una sala anexa una hora antes del inicio de cada concierto.
Michael Boder fue director musical del Liceu de Barcelona de 2008 a 2012 y titular de la Royal Danish Opera entre 2012 y 2016. Mucho antes, con solo 29 años se convirtió en el director musical de la Ópera de Basilea.
Mario Marzo y Pallavi Mahldhara
Mario Marzo proviene de una familia de pianistas y pese a su juventud ya ha participado con importantes orquestas españolas y europeas. Su evidente talento al piano convive con su faceta como actor de cine e influencer. Siempre ha demostrado su interés por hacer llegar la música clásica a nuevos públicos, aprovechando su tirón en redes sociales para mostrar a miles de jóvenes ajenos al género cómo suena la clásica, mediante un lenguaje claro, directo, natural y cautivador. “El problema es que todavía existe una barrera entre música clásica y público que nos impide tener una relación directa con la audiencia”, afirma este pianista.
Por su parte, Pallavi Mahldhara de ascendencia indio-estadounidense, es una multipremiada pianista, elogiada también por su carisma sobre el escenario y su versatilidad musical. Realizó su debut orquestal a los 10 años, en el Ravinia Festival en Chicago. Con unos horizontes musicales muy amplios, que abarcan piezas de compositores clásicos y obras contemporáneas, su trabajo en solitario es una fusión musical donde cada nota adquiere un valor transversal que marca el perfeccionismo de sus conciertos.
Sobre el repertorio
El ‘Concierto para dos pianos’ que se escuchará en el FIMC se estrenó en el Festival de Venecia el 5 de septiembre de 1932 con Jacque Février y el propio Poulenc al piano, el miembro más conocido de ‘Los Seis’, un grupo informal de compositores con una inclinación hacia lo atractivo. El crítico J.B. Trend, los tachó en 1929 de «momentáneamente divertidos», pero la obra de Poulenc es quizá la mejor defensa contra esa acusación.
El hábil manejo de los dos pianos por parte de Poulenc frente a la escasa textura orquestal crea un brillo que recuerda al propio concierto de Ravel. El segundo movimiento nos lleva por sorpresa con un elegante tema mozartiano. Un tambor de caja anuncia el chispeante tercer movimiento, con pasajes en cascada de piano y los toques de color de la flauta.
‘L’Ascencion’ es sin duda la obra más importante de la primera etapa de Messiaen. Su estreno tuvo lugar en el París de 1934. En ella acertamos a descubrir las constantes que definen el estilo del músico, su deseo de trascender, de encontrar nuevos caminos de perfección, sensaciones y miradas al infinito. “Tengo predilección por una música cambiante, refinada y voluptuosa (…). Una música que se mece, que canta, que constituye nueva sangre. Una música como vitrales de una iglesia, un torbellino de colores complementarios. Una música que expresa el final de los tiempos. Un arco celestial teológico.” Así definía Messiaen la estética de su música.
Finalmente, la cuestión del papel del artista en la sociedad es el tema de la ópera de Hindemith ‘Matías el pintor’. que no puede continuar su cómoda vida como pintor de la corte mientras la lucha de los campesinos por la justicia estalla a su alrededor. Este compositor desarrolló una relación de odio-odio con los nazis. Hindemith armó la Sinfonía Mathis der Maler. Y Wilhelm Furtwängler y la Filarmónica de Berlín la estrenaron triunfalmente en marzo de 1934, pero un mes más tarde se prohibió su interpretación debido a los informes de que Hindemith había hecho comentarios críticos sobre Hitler.