viernes, octubre 11, 2024

Moño, cómics surgidos del mismísimo ídem. Por Noé Ramón


La creadora majorera recurre al crowdfunding para garantizar la edición en el estado más puro posible ‘Burrow’, otra de sus personales obras 

Moño es el seudónimo de una creadora majorera con el que se siente totalmente identificada y de hecho hasta sus profesores de la Universidad en Barcelona la llamaban de esa manera. Moño cuyo nombre real es Mónica, estudió Bellas Artes, para continuar formándose con un máster de Cómic e Ilustración y un máster en Dirección de Arte en la capital catalana. Su trabajo se nutre de diferentes estéticas visuales como el kitsch, el lowbrow y el underground y su principal fuente de inspiración es el universo de las subculturas. Cuando dibuja cómics, suele tener referentes de la contracultura tanto española como americana. No es extraño que en sus comienzos en 2017 optara junto con otros compañeros por editar fanzines que vendían o regalaban. 

La autora ha ganado varios concursos de carteles de carnavales en Fuerteventura, le gusta hacer graffiti, tatuaje, teatro, poner gemas en los dientes… todo un abanico de actividades creativas con las que se gana la vida al ser consciente de que con los dibujos “a no ser que seas un Paco Roca, poco puedes hacer”. Un momento trascendental ha sido su regreso a Fuerteventura después de haber pasado la pandemia y el confinamiento de forma sucesiva y diferenciada en Barcelona, Inglaterra y Malta. Finalmente se cansó de tanta normativa restrictiva distinta y decidió volver a su Isla donde reside la familia a la que no veía desde hacía ocho años. 

  Entre sus principales influencias está el dibujante, Tankgirl, un autor de la década de los ochenta y noventa cuyo principal personaje es Gorillaz con el que comparte referencias y la tendencia a abordar temáticas profundas, casi filosóficas o metafísicas, pero siempre desde el punto de vista humorístico y extraño. Radicalmente propio.

     La dibujante se encuentra en estos momentos embarcada en una aventura para editar su obra Burrow (Madriguera) a través de la editorial madrileña ContraCulto. Para ello recurrirá al mecenazgo o crowdfunding, fórmula a la que los autores tienen que echar mano con el fin de que sus obras salgan de la forma más fiel posible a lo que tienen en sus cabezas. Y más aún cuando se trata de una propuesta tan inusual como la de Moño que ella misma no duda en calificar de “bizarra” en cuanto a forma y fondo. 

El primer volumen de Burrow que la gente tiene ahora la posibilidad de apoyar se titula Etapa Larval y según sus palabras es “una carrera de varios personajes extraños en un mundo personal”. El guión a grandes rasgos se podría resumir como la búsqueda de la herencia del padre de la protagonista y a partir de aquí se suceden un montón de historias entrecruzadas y de hitos inesperados, en una realidad radicalmente diferente a la que nos enfrentamos cada día.

     La protagonista es Parches, una impetuosa joven beoda, extorsionada por unos demonios hampones con el fin de recuperar el alma perdida de su fallecido padre. Una cadena de acontecimientos la conduce hacia una desesperante carrera en la que reabrirá oscuras heridas del pasado y buscará reconciliarse con las semillas del presente. La publicación en sí misma se presenta y explica desde la editorial como una aventura desarrollada con agudeza en un mundo fantástico, que transita por la comedia gamberra y el thriller frenético. “Frente a toda la demolición sensorial que genera el particular y escatológico universo de Moño, la obra trata cuestiones profundamente emocionales como el dolor del abandono, la necesidad de sanar heridas o la gestión de la carga familiar”. Por ello, asegura que en algún momento una de las diferentes historias cruzadas acabará tocando el corazón de los lectores y además lo hará en forma de nostalgia, en medio de este mundo en apariencia salvaje. 

     Moño indica que en la actualidad los creadores underground como ella se ven obligados a recurrir a editoriales pequeñas y alternativas y a la fórmula del micromecenazgo, no sólo por cuestiones económicas sino también con el fin de preservar lo máximo posible sus obras, contenidos y mensajes. En estos días ya ha comenzado la campaña y cualquiera puede hacer sus donaciones en la página verkami.com de manera que una vez recaudados los 3.500 euros que inicialmente son necesarios el cómic entrará en imprenta. 

Todos aquellos que hayan aportado dinero recibirán la publicación y de forma alternativa camisas o figuras según haya sido su índice de generosidad. La idea es sacar en principio 250 ejemplares aunque según se confirme la recaudación este número podrá elevarse. Moño ya ha utilizado esta fórmula en otras ocasiones y dado que por experiencia sabe que las editoriales se cohiben bastante a la hora de sacar obras en color y tienden a hacerlo todo en blanco y negro y lo más escueto posible. “Por eso prefiero publicarlo con cada uno de  los detalles y el maximo de calidad que se pueda a través de esta fórmula y hacerlo con una editorial pequeña pero que entienda mi mensaje y me permita ser fiel a lo que creo. Si fuera por las grandes editoriales sería muy difícil sacar algo propio a la calle. La suerte es que tengo otros trabajos”, confiesa.

La idea es editar un segundo volumen con una propuesta muy parecida y que supondrá el cierre de este ciclo. De hecho el primero busca poner al lector en situación frente a los inusuales personajes de manera que se vayan acostumbrando al microuniverso de esta autora, lo que habitualmente no suele ser fácil que ocurra a la primera. Dado su interés en sacar adelante la obra, Moño hizo un video en youtube ofreciéndola a quien quisiera apoyarla pero lo cierto es que la única respuesta vino de ContraCulto. Desde la editorial de forma inmediata le comunicaron que estaban dispuestos a lanzarse a esta aventura y le pidieron que retirara la grabación de la plataforma seguramente para evitar competidores. Moño los conocía ya con anterioridad y ellos hacía tiempo que la tenían fichada al estar literalmente fascinados con su trabajo.  ContraCulto se considera “una nueva colectividad de artistas maniacos”, entre ellos a la artista majorera cuya obra definen como “un delirante road trip”. 

Un popurrí inclasificable e irrepetible

A finales de 2022 la Fundación Canaria de Cine + Cómics editó una obra suya titulada Popurrí en la colección Archivos de La Fundación, que fue presentada por esas fechas en La Recova. Los miembros del colectivo definían a Moño como una artista “inclasificable e irrepetible una creadora en continua construcción, con los mimbres de dibujante de un Jamie Hewlett, en sus mejores trabajos de Tank Girl”. Resaltaban igualmente “el espíritu irreverente y salvaje de los viejos guionistas del Creepy, todo sazonado con el toque lisérgico del mejor underground castizo”. 

La original explicación de la Fundación continuaba relatando que “Moño es todo eso y mucho más: un ser inexplicable y misterioso sin ser oscuro, una señora divertida y entrañable, una tiparraca con agallas suficientes para rajarte en dos con una horquilla, si eres tan idiota que se la juegas… Moño es una guerrera y una echadora de cartas y una viajera por todas las selvas de chocolate con frambuesa del mundo. Es el mejor retrato de esta nueva generación de jóvenes con ganas de hacer cómics y disfrutar haciéndolos y no morir en el intento”.  La obra Popurrí quedó entonces calificada, en lo posible, como, “simplemente algo bestial, una genialidad aparentemente realizada sin tener que pensárselo ni esforzarse mucho”.

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